Laura Alvea no solo firma una sólida película de suspense y terror psicológico, con La mujer dormida, sino que también añade un brillante análisis social.

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6 Mar 2024
Carlos Loureda
the nest

Una de las pruebas irrefutables para saber si una película de género funciona, en este caso, un thriller de manipulación psicológica con toques paranormales, es el nivel de dificultad que presenta al cronista cuando aborda la reseña del film. Cuanto menos se pueda hablar de la película, mejor es el resultado. En La mujer dormida, no se puede desvelar, prácticamente, nada.

Laura Alvea, apasionada del género, ha sido la elegida para llevar a la gran pantalla el guión de Miguel Ibáñez Monroy, Daniel González y Marta Armengol, y con el máximo respeto frente a un guion que no era propio, ha añadido algunos toques de su cosecha personal.

El planteamiento del film nos sitúa en el paradigma de thriller de angustia y terror: una mansión aislada, una enfermera que llega a ella para cuidar a una mujer en estado vegetativo, los rumores de los habitantes del pueblo sobre la pareja propietaria de la casa y la pronta aparición de fenómenos paranormales, hacen preguntarse a la protagonista si es la propia casa o la mujer dormida quienes están intentando que renuncie a su trabajo para expulsarla de la casa.

La inteligencia del trabajo de Laura Alvea en La mujer dormida es lograr transformar esta historia, con un lugar común del género de suspense, en un lúcido discurso sociológico sobre una lacra social y que ambos niveles funcionen. Y su maestría es que los dos funcionen a la perfección.

En el primer nivel, la pareja protagonista, Almudena Amor y Javier Rey, desprenden la química necesaria para ir añadiendo a sus historias los giros necesarios que hacen avanzar la narrativa con fluidez, de nuevo con el excelente trabajo del meditado montaje de Fátima de los Santos, y añadir también la necesaria angustia y un equilibrado suspense en la trama.

La mujer dormida, cuyo estreno en cines está previsto el 31 de mayo, es un sólido thriller firmado con elegancia y buen saber. Sin embargo, lo que resalta en el film y, al final, lo que resulta más apasionante de la película es como su directora ha sabido utilizar los artificios del género de terror, para añadir una brillante denuncia sociológica.

Como ya hemos comentado en artículos anteriores, las cineastas más arriesgadas del cine de autor están utilizando el género para transmitir mensajes comprometidos con la realidad y los problemas sociales.

Laura Alvea construye una potentísima metáfora: existe una línea que une a todas las mujeres frente a las situaciones en la que se las sitúa en un estado de vulnerabilidad. Una conexión de solidaria sororidad que, incluso hasta las mujeres dormidas (o a las que se silencia), envía mensajes, en la forma y medida de lo posible, para alertar del inminente peligro.

Sin duda alguna, una de las metáforas visuales mejor escritas que se verán este año en la gran pantalla. Así pues, a disfrutar del estreno en mayo y, sobre toda, atención a los mensajes.

Sección Oficial Largometrajes Ficción (Fuera de Competición) – 27ª Edición del Festival de Málaga


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