Ópera prima, seleccionada en el festival de Rotterdam, que bajo el sello de un costumbrismo rural nos traslada hacia una sugerente e inteligente ciencia ficción sobre la pérdida de identidades y patrimonio

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4 Mar 2024
Carlos Loureda
the nest

Entre las temáticas y variantes que abordan nuestro cine autoral más atrevido se va perfilando con fuerza una corriente que no para de darnos gratas sorpresas y premios en los más diversos festivales, nacionales e internacionales: la ciencia ficción distópica, con efectos especiales basados más en la deformación de la realidad que en el artificio técnico, y plagada de interesantes reflexiones sobre nuestro reciente pasado.

La corriente, a nivel internacional, suma cada día más ejemplos, como botón de muestra, El reino animal, de Thomas Cailley, o el próximo estreno de la sutil y sorprendente Animalia, de Sofia Alaoui. A nivel nacional, tanto Misión a Marte, de Amat Vallmajor del Pozo, o la premiada en la última Berlinale, The Human Hibernation, de Anna Cornudella, son los estandartes más recientes de esta nueva utilización del género en un cine libre, crítico y apasionante.

El primer largometraje de Jaime Puertas Castillo se sitúa en esta jugosa tendencia con su Historia de pastores, al situar la narración en el altiplano granadino del año 2027. Un futuro muy próximo para hablar de un pasado que acaba con formas de vida seculares y labores milenarias.

Con mucha más ironía de la que parece a primera vista, el cineasta nos presenta a su protagonista, entre todo un elenco de actores naturales, que casi al borde la jubilación sigue siendo becaria con un contrato en prácticas. Algunas cosas parece que nunca desaparecerán en este país.

Lo que sí desaparece son los alquerías, cortijos y edificios, destinado en la región al pastoreo y al ganado que habitaba por millares de la sierra de Granada, y todos los oficios que las acompañaban.

En esta distopía visual, entre el choque de viejos cortijos y drones hiperinvasores, se desarrolla una búsqueda de lo perdido, con un toque de Expediente X, tensionado por el afán y la fe de algunas personas. Como la becaria jubilada que persigue la conservación o, al menos, la memoria visual, de lo que, en muy poco, acabará por desaparecer.

Una propuesta original con un guión creativo que llamó la atención de los programadores del festival internacional de Rotterdam, que la incluyeron en la sección Bright Future. Justo lo que le espera a este cineasta diferente, alejado de caminos trillados y dispuesto a jugar con narrativas y géneros.

Sección Oficial Zonazine – 27ª Edición del Festival de Málaga  


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