Este Segundo Premio, sin lugar a dudas, debería ser el primero y más importante galardón del Festival de Málaga. 109 minutos del mejor y más inventivo cine actual

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6 Mar 2024
Carlos Loureda
the nest

Las mejores historias de amor imposibles llevadas al cine siempre han tenido un lugar geográfico que las enclava en la eternidad. Si para el amor heterosexual fue Casablanca y para el homosexual, Brokeback Mountain, Granada (primera y última morada de Lorca) quedará como el mítico lugar del bromance imposible mejor rodado del siglo XXI.

Jota, miembro y voz cantante de Los Planetas, cuando vio la película confirmó a sus directores lo que éstos ya le habían anticipado, Segundo premio, es una película sobre vaqueros gais, encuadrada dentro de una cinematografía mundial prolija en sororidad, pero huérfana de retratos de fraternidad llevados al límite como el de los integrantes del mítico grupo.

Tres escenas claves culminan este proceso de identificación y fusión de los dos protagonistas de esta historia: en la primera uno de ellos está desnudo en la cama y el otro sentado y vestido, en la segunda en un trío sexual, en la que la tercera persona sirve tanto de unión como de separación entre ellos, y en la tercera, los dos acaban mezclándose en un único y solo hombre. Magia del cine que consigue lo que no logra la vida.

En la historia del séptimo arte hay dos tipos de cineastas: los que siguen los caminos trazados desde hace 130 años, que son la mayoría, y los que intentan actualizarlo o reinventarlo, que son muy poco. Y uno de ellos, en cada una de sus películas, es Isaki Lacuesta.

Si hasta ahora existía una obra maestra del (falso) biopic con I’m Not There (2007), de Todd Haynes, ya podemos añadir otra más a los libros de texto que imprimen en sus páginas los sueños que se proyectan en pantalla: Segundo premio, de Isaki Lacuesta y Pol Rodríguez.

¿Cómo contar la leyenda de un grupo musical, en la que todos tienen sus propias versiones de lo vivido, en un mundo en que las pantallas cada vez se hacen más pequeñas? Deconstruyendo la propia forma de narrar al mezclar un coro de versiones polifónicas.

Reduciendo el formato de la imagen (que arropa más que encierra a los protagonistas en un universo de planetas en la que solo parecen que existen ellos dos y su música). Haciendo cantar a los propios actores porque el playback es inconcebible en las creencias de Los Planetas.

Con unos impresionantes actores, músicos en la realidad, entre los que destaca la presencia de Daniel Ibáñez (ya firme candidato a actor revelación del año), en la película todo suena tan real, se siente tan verdadero porque todo es o (no) mentira. Lo que es cierto es que todo, absolutamente todo, es puro cine en Segundo Premio. El mejor cine, hasta ahora, en el festival de Málaga y casi, seguro, del año.

Sección Oficial Largometrajes Ficción – 27ª Edición del Festival de Málaga


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