Un aire de fiesta recorre las calles de la capital onubense. Se acerca la celebración del medio siglo del festival de Huelva, a tan solo 365 días, y se nota el optimismo de un certamen que ha sabido recobrar, en las últimas ediciones, su presencia, relevancia y originalidad. Propuestas inesperadas, variedad de contenidos, múltiples actividades paralelas centradas en la educación a la imagen y una cuidada y mimada programación se unen para crear la cita del cine iberoamericano más potente del año.
El festival y paraíso de las cineastas mujeres
El festival de Huelva cuenta con la programación de obras realizadas por mujeres más importante de todos el circuito de certámenes cinematográficos del país (solo superado por el Festival de Cine por Mujeres de Madrid, según los datos de la última resolución del ICAA). Sobran las palabras porque cuando se quiere, se puede.
Una pléyade de obras arrebatadoras firmadas por cineastas, que se adentran en la raíz de los problemas y abren puertas con miradas integradoras, se presentan en muchas de sus secciones. La directora brasileña Lillah Halla, con su ópera prima Levante (Power Alley) traspasa el mundo de las competiciones deportivas femeninas para mostrar su lado más oscuro ¿Premonitorio? Quizás, pero arrebatador, seguro.
La dominicana Gabriella A. Moses tampoco se retiene al descubrir la cara oculta de los paraísos turísticos de ensueño que ocultan su triste realidad, en una de las joyas de la Sección Oficial, Boca Chica. Pero no solo la denuncia y el inteligente análisis social copan la selección, la cineasta, guionista y actriz Ángeles Cruz, con su Valentina o la serenidad, se confirma como ejemplo de una directora que transmite su sensibilidad y ternura a la gran pantalla con tanta empatía como acierto.
El encuentro con los más grandes creadores cinematográficos
La edición 49ª Huelva parece haber querido retratar la creación iberoamericana de los últimos 50 años. Víctor Erice debutó en solitario hace justo medio siglo, en 1973 con El espíritu de la colmena, y ahora nos presenta su última obra maestra, Cerrar los ojos.
Durante ese tiempo el cine iberoamericano ha sabido instalarse en el corazón de cada uno de sus países y conquistar una potente voz en el resto del universo cinematográfico. Buen ejemplo de ello es el director mexicano Luis Mandoki, que en las últimas décadas ha rodado con los intérpretes más míticos del séptimo arte (Liv Ullmann, Susan Sarandon, James Spader, Kathy Bates, Melanie Griffith, Don Johnson, Meg Ryan, Andy García, Kevin Costner, Robin Wright, Paul Newman, Jennifer López, Charlize Theron, Kevin Bacon, Courtney Love, Dakota Fanning…). La lista es tan impresionante como su última película en Sección Oficial, Presencias.
El pasado se conjuga con el presente en Huelva y acude, también, al certamen la nueva generación que más ha divulgado el cine latino. Maite Alberdi, la cineasta chilena que renueva la tradición documental del maestro de este género, Patricio Guzmán, desde el lado más humanista, que estrena la historia de amor más sublime de los últimos años en pantalla, La memoria infinita. O el futuro más inmediato de lo mejor del cine del otro lado del océano, Carolina Markowicz, que tras Charcoal, estrena en Huelva, Pedágio.
El cine con mayor diversidad
Desde la proyección, dentro de la sesión educativa Cine y Valores, de una de las sorpresas más gratas del año, Te estoy amando locamente, de Alejandro Marín; o el premio RTVA (Canal Sur) a la Mejor Cineasta de Andalucía a Paz Jiménez por su ópera prima Como Dios manda, otra de las películas más taquilleras del año, hasta las sorprendentes Almamula, de Juan Sebastián Torales, Levante, de Lillah Halla o Todos los incendios, de Mauricio Calderón Rico, la programación acoge la diversidad más amplia de orientaciones.
No solo en cuestión de género sino también de una concepción distinta de concebir el cine. Con, junto y a través de su propia comunidad, como en el caso de Ángeles Cruz, o dentro de un grupo, como Mauricio Calderón Rico, fundador del mexicano Colectivo Colmena.
El certamen con mayores sorpresas
Huelva será el centro de encuentros, como los homenajeados Natalia de Molina, Cecilia Suárez o Jose Alba, productor de Cerrar los ojos, galas con actuaciones como Martirio, y un sinfín de sorpresas que aún no se han desvelado.
Un festival para vivir íntegramente, desde su minuto cero hasta su acto de clausura. Por ejemplo, Crónicas de una santa errante dura 85 minutos, pase lo que pase durante la proyección, no abandones la sala antes de esos 85 minutos. No podemos decir más. Os invitamos a vivirlo. Buen festival a tod@s.
