El primer día te despiertas y no sabes ni quién eres ni dónde estás. Enfrente tuyo una mujer con la mirada amorosa afirma que es tu esposa. Te dices que esos ojos no saben mentir y, por primera vez en tu vida, te enamoras perdidamente de la mujer que te susurra, posando su mano en tu corazón, con una voz de miel. Y la amas sin límite. Pero solo durante 24 horas.
Maite Alberdi podía haberse limitado a contarnos la historia de Augusto Góngora, célebre periodista cultural chileno, y Paulina Urrutia, talentosa actriz, en su lucha diaria contra el Alzheimer. La memoria infinita ya habría sido un prodigio de película. Sin embargo, una de las más brillantes cineastas de nuestro tiempo no podía quedarse solo aquí. Hay mucho más.
El segundo día me despierto antes que él. Sé que se levantará desconcertado y se sentirá angustiado, perdido y muy solo. Para mí no es el segundo día sino el primero. Todos los días duermo con él, respiramos unidos, sueño junto a él. Y todos los días son el primer día, porque cada mañana nos encontramos de nuevo. Amándole y enamorándome como si fuese la primera vez.
Maite Alberdi ha rodado una de las comedias dramáticas más románticas, bellas y honestas de la historia del cine. Frente a todos y a todo, frente a la violencia, el miedo y la enfermedad, la cineasta nos regala un momento de humanidad en forma de la película más optimista y hermosa que hayas podido ver jamás. La película que nunca olvidarás. Pero queda algo más aún por ver en La memoria infinita.
El tercer día ellos están el balcón de su nido de amor, la casa que construyeron juntos. Enfrente está la cordillera que atraviesa el país como testigo de una herida que aún no ha cicatrizado.
Ella ve reflejado en sus ojos la cordillera-herida y un pensamiento le atraviesa el espíritu. ¿No será este país, que tanto ha luchado para perder la memoria, para no recobrarla nunca, para violarla sistemáticamente, lo que le ha contagiado a él la enfermedad del olvido?
Maite Alberdi filma sus historias desde lo individual para alcanzar lo colectivo. La memoria infinita habla de un hombre que, quizás, por luchar con tanto ahínco por la memoria, cayó en las garras de olvidar lo vivido. Por eso, esta maravillosa historia de amor también utiliza el cine, como venda para curar heridas del pasado y para recobrar memorias individuales y colectivas.
Él ve en las pupilas de la mujer de mirada amorosa que cada día al amanecer le declara su amor, reflejada la cordillera, como una barrera que le impide ver lo que hay detrás de ella. Ella ha girado el rostro y ya no ve la cordillera. Ahora se ve reflejado en ella.
Supone que ese reflejo es él. Un hombre que sonríe enamorado. Y él no sabe por qué lo sabe, pero cree adivinarlo. Ese hombre, aunque ya no quiera más vida, quiere seguir enamorado. Y decide susurrarle al oído, como hace ella todas las mañanas con su mirada amorosa: la vida es tan hermosa junto a ti, incluso en el más infinito de los olvidos.
La película que no puedes perderte del festival: La Memoria infinita, de Maite Alberdi.
Perlas – 71º Festival de San Sebastián