Ser Batman no es responsabilidad, sino penitencia. Ser Batman es soportar la cruz enferma de la venganza sobre unas espaldas llenas de golpes y heridas desagradables

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9 Ago 2022
Manuel H. Martín
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El corazón de las tinieblas es el nombre de la gran novela corta de Joseph Conrad. También podría funcionar como título alternativo de la nueva película del hombre murciélago, The Batman, dirigida por Matt Reeves. En aquella novela de finales del siglo XIX, se contaba la travesía del marino Marlow en busca de Kurtz, el desaparecido jefe de una explotación del marfil en zona de África durante la época colonial. Un viaje simbólico y ambiguo, un descenso de su protagonista a los infiernos, a la brutalidad, al horror. Una historia sobre la cara B, de brutalidad, al abismo de la civilización. 

Tiene mirada inquietante y puños furiosos. Pisa el suelo con fuerza y le gusta la oscuridad

De esos mismos lodos de aquellas tinieblas, parece emerger la Gotham oscura y decadente de la más reciente versión de Batman. Una ciudad áspera y de corazón roto, habitada por un vigilante (interpretado por Robert Pattinson) taciturno y muy malrollero. Quizás nunca lo habíamos visto así. Tampoco antes se había mostrado, por otro lado, tanta fragilidad e inestabilidad en el personaje.

¿Inestable? Va encapuchado. Se llama “Venganza”.Tiene mirada inquietante y puños furiosos. Pisa el suelo con fuerza y le gusta la oscuridad. Conduce un coche infernal. En su interior guarda mucha, mucha rabia. Él es así, como dice la canción de Jeanette, “porque el mundo lo ha hecho así y nadie le ha tratado con amor”.

Desde luego, el tratamiento de este nuevo Batman es diferente a versiones previas. La dualidad entre Bruce Wayne y Batman, que ofrecía con brillantez la trilogía de Christopher Nolan (el Batman de Cristian Bale), se diluye en esta nueva versión del personaje, donde tampoco hay espacio para la frialdad que aportaba Keaton, ni la experiencia dolida de Ben Afleck, ni la pizca de humor de otras versiones más ligeras y pop. En la nueva versión, Batman no sabe ser otra cosa que Batman.

Un niño perdido y furioso

Bruce Wayne es solo un niño perdido y furioso, cargado de culpa, incapaz de abandonar el duelo por la trágica muerte de sus padres. La cueva es su verdadero hogar, en el que se siente muy seguro. Fuera de ella, sin traje y sin máscara, es un hombre pálido y de aspecto fantasmagórico, que camina por la vida con un aura triste y tremenda pesadez, como un torturado personaje de un relato de Edgar Allan Poe

Ser Batman no es responsabilidad, sino penitencia. Ser Batman es soportar la cruz enferma de la venganza sobre unas espaldas llenas de golpes y heridas desagradables. Pero al menos, ser Batman, parece mejor que ser el hombre que hay bajo la capa y la capucha.

Este nuevo Bruce Wayne es un tipo frágil, retraído, diferente, y con pocas habilidades sociales, tanto que da la espalda a los fotógrafos cuando intentan hacerse con un retrato de él en los eventos sociales. Sus andares y miradas nos confunden como espectadores: en algunas escenas, parece que estemos ante una ensoñación perturbadora de Eric Draven (Brandon Lee), el protagonista de El cuervo, dirigida por Alex Proyas.

En cualquier caso, da la sensación de que es la película de Batman más de Batman. Y lo es porque el enmascarado (Batman y no Bruce Wayne) tiene más tiempo en pantalla y más protagonismo que los personajes que lo acompañan.

El enmascarado (Batman y no Bruce Wayne) tiene más tiempo en pantalla y más protagonismo

La galería de personajes, como suele ser habitual en las historias del hombre murciélago, resulta interesante: Catwoman (Zoe Kravitz), atractiva, pero tan tremendamente decadente como Batman e inspirada en los bajos fondos del cómic Batman: año uno; un competente mayordomo Alfred (Andy Serkis); El Pingüino, con maquillaje maravilloso sobre un irreconocible Colin Farrel; el mafioso Carmine Falcone (John Turturro) o el comisario Gordon (Jeffrey Wright).

Paul Dano es El Acertijo

Mención especial merece el villano de la función: Enigma, también conocido como El Acertijo, interpretado por Paul Dano, actor brillante que ya ha mostrado de sobra, en películas como Pozos de Ambición de Paul Thomas Anderson o Prisioneros de Denis Villeneuve, su capacidad para abordar con solidez personajes aparentemente normales pero muy perturbados.

No es uno de los mejores villanos del universo Batman vistos en cine, teniendo en cuenta el culmen alcanzado por Heath Ledger o Joaquin Phoenix por interpretar al Joker en dos películas tan diferentes como El caballero oscuro y Joker, pero Enigma cumple con su función de némesis y con el tono general del relato. 

El villano parece escapar de un actualizado y distorsionado relato de Charles Dickens

Siendo la película de Batman más de Batman, es lógico que el villano principal, como el resto de personajes, tengan una función más secundaria. Sin embargo, hay que destacar la retorcida vuelta de tuerca en el planteamiento de Enigma, que se nos presenta como un sádico asesino en serie, inspirado en el villano de Silencio (cómic de Batman), aunque nacido de las catacumbas de una sociedad podrida y cuyos objetivos mortales son los corruptos.

Un acercamiento al papel del villano que tiene en común con Joker, de Todd Phillips, el retrato del monstruo posmoderno, el psicópata surgido y generado por las miserias y las desigualdades sociales, como si escaparan de un actualizado y distorsionado relato de Charles Dickens. 

Como buena historia de género, villano y héroe, héroe y villano, comparten dolor y espejo en algún momento del relato. Como si danzaran al ritmo macabro de la música de Kurt Cobain. Ambos han conocido las tinieblas de la ciudad, están embrutecidos por el dolor y la enferma necesidad de venganza. Son así “porque nadie les ha tratado con amor”, aunque uno parece haber pasado muchas más calamidades que el otro.

Sus formas de confrontar la vida son consecuencia del sucio lodo que se esconde bajo las alfombras de los edificios acristalados de Gotham, el sucio lodo que implica a todos y que está a punto de estallar por los aires. Una verdad que se encontrará de frente, y sin filtros, este nuevo y duro Batman.

Puro género negro

La trama en The Batman es casi puro género negro. En el relato, se combina la caza del asesino en serie, la corrupción social, el abuso del poder y el sentido de la venganza. Como trama funciona, aunque quizás el metraje sea algo excesivo en duración. Asimismo, a los temas de corrupción policial y política, algo que ya vimos en los Batman de Nolan, puede que les haya faltado algo de agilidad narrativa y, especialmente, un comisario Gordon más desarrollado en sus problemas personales y profesionales, como lo fue aquel interpretado por Gary Oldman. 

The Batman, con sus aciertos y defectos, tiene ingredientes cargados de personalidad y una factura realmente impecable

Otro personaje que suele cruzarse con Batman y ayudarle en su lucha contra el crimen es Catwoman que, siendo más comedido que el interpretado por Michelle Pfeiffer, no ofrece ese contrapunto luminoso y diferente con respecto al protagonista, Batman, que se proponía en la interpretación de Anne Hathaway. La nueva Catwoman, que puede dar mucho más de sí en futuras películas, se presenta tan destructiva, oscura y vengativa como Batman.  

The Batman, con sus aciertos y defectos, tiene ingredientes cargados de personalidad y una factura realmente impecable. Su tono es bien diferente al colorido y desenfadado mundo que el género de superhéroes nos suele ofrecer.

La nueva Catwoman se presenta tan destructiva, oscura y vengativa como Batman

Al igual que Nolan, Reeves se acerca al universo de Batman con realismo, sin dejar de cuidar el estilo visual, pero evitando el postureo o el exceso de grandilocuencia, lejos de las versiones excesivamente estilizadas de Tim Burton, Joel Schumacher o Zack Snyder. 

A fuego lento

Aunque esté más cerca de Nolan que de otras versiones, The Batman no es un relato tan dinámico como lo fue Batman Begins o sus secuelas. Se cuece a fuego lento, con tempo pausado y atmósfera aún más setentera. Es una rara avis en los tiempos que corren, y más aún dentro del género de superhéroes. Su tempo es peculiar, pero acorde al universo visual y sonoro que ofrece el envoltorio. 

La fotografía es espectacular, plagada de oscuridad y tonos ocres tan propios del cine de David Fincher y del thriller policial de los setenta;  la estupenda música, inquietante, tenebrosa y fúnebre por momentos, se distancia del exceso de épica de anteriores versiones;; la dirección de arte resulta muy creíble y temible, con el espectacular y aterrador nuevo traje, el coche infernal que parece sacado de una película de Mad Max o la Gotham decadente, sucia y casi apocalíptica, donde bien podrían vivir los antihéroes crepusculares del cómic Watchmen.

Matt Reeves parte del matiz realista y de algunos de los cómics del hombre murciélago que inspiraron algunos de los pasajes de la gran trilogía de Christopher Nolan, como El largo Halloween o Batman: año uno, añadiendo nuevas referencias como el cómic Silencio.

Nunca antes nos habíamos topado con un tono tan turbio, dentro de ese punto de partida oscuro y realista

Sin embargo, quizás nunca antes nos habíamos topado con un tono tan turbio, dentro de ese punto de partida oscuro y realista. En The Batman el realismo es sucio; los gadgets rudimentarios y brutos; no hay espacio para técnicas de espionaje y audacias ninja, sino para tácticas detectivescas y golpes duros de justiciero atormentado. 

Una atmósfera apabullante

El apartado técnico y la atmósfera conseguidas son apabullantes. Se nota la dirección y el mimo narrativo de Matt Reeves, que impregna calidad y personalidad a cada una de las escenas de esta gran producción. Teniendo en cuenta su buen hacer (es el director de la enorme La guerra del Planeta de los Simios), resulta el creador idóneo para una nueva y fascinante trilogía (y esperemos que así sea) que nos permita disfrutar de nuevas aventuras del hombre murciélago. 

The Batman, desde luego, es una película muy recomendable para su disfrute en cines, apta para espectadores que busquen buen cine de género, popular y con personalidad, alejado, conscientemente, del blockbuster al uso o de los universos conectados.

Deseamos nuevas películas de Batman dirigidas por Matt Reeves, pero debemos prepararnos para la oscuridad que se nos viene encima. Precisamente, una de las referencias de Reeves para La guerra del Planeta de los Simios fue Apocalypse Now, dirigida por Francis Ford Coppola e inspirada en el relato original de Joseph Conrad.

Me temo que a este nuevo Batman lleno de barro, como al líder de los simios César o al capitán Willard de la expedición en pleno Vietnam, aún le queda un largo camino por delante de su particular viaje al corazón de las tinieblas.  


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