El Festival de Málaga se acerca a su final tras la proyección de casi 250 películas. Resulta imposible abarcar todo lo bueno que se ha visto en el certamen, pero no se podría imaginar un mejor broche final para esta cobertura que la última obra de Lucija Stojević.
La cineasta descubrió el flamenco cuando se instaló en España. Una música que conquista corazones, despertando pasiones por sus múltiples significados, y que tan bien supo llevar a la gran pantalla en 2017, con su primer largometraje, La Chana.
Justo cuando estaba preparando esta película, un amigo le puso en contacto con un austriaco, Peter Pérez, a los que sus amigos conocen por el nombre de Pepi. Cuando éste le contó su vida, Lucija Stojević supo que en ella había otra historia que contar.
Un momento en la historia casi olvidada: la de miles de españoles que pasaron años en los miles de campos de concentración y reclusión, que proliferaron durante la Segunda Guerra Mundial.
Pepi nos lograba sacarse de la cabeza los cantes flamencos de los niños gitanos en el campo de concentración Rivesaltes (Francia). Partiendo de Viena, ciudad donde la cineasta pasó su infancia, Pepi viajará con un amigo desde el centro de Europa hasta Andalucía para intentar comprender la historia y, también, su historia.
Casi como un Quijote y un Sancho Panza por los sinuosos caminos de la memoria histórica, el viaje se vive como una catarsis en la que la música se mezcla con los lugares y las letras de las canciones remueven olvidados momentos de su reclusión en Rivesaltes.
Pepi Fandango es puro sentimiento, rigor y emoción. Lucija Stojević, siempre a la distancia adecuada, trabaja las imágenes de archivo de una manera absolutamente prodigiosa, dotándoles de una magia y poesía visual enternecedora, que las hace inolvidables. Un necesario, sereno y emotivo momento de sinceridad y memoria histórica.
Sección Oficial Largometrajes Documentales – 27ª Edición del Festival de Málaga
