Lois Patiño confirma que el cine puede ser la más novedosa de las artes, aunque ya sea más que centenario.

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19 Mar 2022
Carlos Loureda
the nest

En los primeros años de existencia del séptimo arte, lo que entonces todavía se denominaba cinematógrafo, muchas de sus incipientes teorías se basaron en la dimensión sobrenatural que ese invento aportaba a la sociedad. Los primeros críticos de cine temían, al mismo tiempo que deseaban, que la recién llegada acumulación de imágenes produjese un ejército de fantasmas, con el que habría que convivir en el futuro. El cine capturaba al ser humano, lo inmovilizaba en el tiempo, pero sus protagonistas no podrían escapar de su inmortalidad.

Lois Patiño, quizás nuestro director más contemporáneo, incluso podríamos afirmar uno de los más avanzados de su tiempo, se ha situado desde sus inicios en el lado fantasmagórico del cine. Sus obras siempre han compaginado protagonistas presentes que comparten terrenos (a veces, mentales, y con frecuencia, hasta físicos) con realidades de otro espacio: espíritus, memorias, presencias de allá que se imponen acá.

La realidad de Lois Patiño solo puede tener existencia en el ámbito del cine. Este espacio indefinido, donde las voces pasadas se hacen presentes y las actuales dejaran de existir en un tiempo indeterminado, es el único que permite la coexistencia visual del universo del cineasta. Por ello, ver una película del director representa experimentar una especie de desdoblamiento, en el que el público asiste a un espectáculo esotérico, donde la magia se combina con imágenes en sobreimpresiones, al mismo tiempo que el guion marca un ritmo y cadencia de sesión de espiritismo. Quizás, la verdadera modernidad consista en revisitar los inicios y construir algo realmente novedoso, y no conformarse con reiterar simples variaciones.

El sembrador de estrellas, que viene directamente de la Berlinale y ya es candidato a Mejor Cortometraje Europeo de la EFA de 2022, es un alucinado viaje a través de la noche y del agua (ambos espacios dados a la intimidad, el sueño y la muerte). La entrada en un puerto japonés, las luces de una ciudad, como estrellas de un bizarro firmamento y lo mejor de la literatura universal (Beckett, Borges, Hugo, Machado, Sontag…) en las voces de dos enigmáticos personajes es de una belleza arrebatadora.

La aceleración del ritmo visual, la inclusión de unos singulares versos de despedida (en esta ocasión de personajes reales) y el brillante decorado sonoro de Xabier Erkizia hacen que, al salir del patio de butacas, estés convencido de haber asistido a algo muy diferente. Tan especial que no sería de extrañar que hubiese podido tener su lugar en un museo, como pieza visual.

En las actividades previas al inicio del festival de Málaga también se pudo ver Sycorax, cortometraje a cuatro manos de Matías Piñeiro y Lois Patiño. De nuevo, una ausente. Sycorax es el primer personaje que llega a la isla de La tempestad de William Shakespeare, pero lo único que se dice de ella es que era una bruja y que encerró a Ariel, el espíritu del aire, en un árbol. Sin más explicación.

Algo tan extraño en un dramaturgo tan dado a la verborrea (genial, sin duda, pero por momentos verborrea en despliegue de explicaciones) alimenta la imaginación de los cineastas. Como es lógico, dar voz a un fantasma es algo a lo que Lois Patiño no podía sustraerse. Con un brillante e imaginativo casting salvaje y una Sycorax, encarnada por 14 actrices naturales de la región de Oporto, el corto es un complemento ideal de El sembrador de estrellas. En éste hablaban las luces, en Sycorax la palabra la tienen los árboles.

Lois Patiño confirma que el cine puede ser el más novedoso de las artes, aunque ya sea más que centenario. Sus películas, ante todo, muestran que el cineasta juega en la liga más exclusiva del séptimo arte: el de los futuros clásicos, objeto de estudio, pero vivo y con menos de 40 años.

Documentales/Cortometrajes Sección Oficial del 25º Festival de Málaga

Título original: El sembrador de estrellas. Dirección, Guion, Fotografía y Montaje: Lois Patiño. Música: Xavier Erkizia. País: España, 2022. Duración: 25 minutos.

Sinopsis: Luces lejanas dibujan la ciudad. Llegan barcos luminosos con gente dormida y la noche se vuelve líquida. El sembrador de estrellas les despierta y atraviesan la ciudad hablando de esto y de aquello, mientras se despiden de todo.


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