El cortometraje español nos tiene acostumbrados a arrasar con los premios y galardones más importantes de los festivales internacionales. Empezaba el año cinematográfico con La gran obra, de Àlex Lora, llevándose en el Festival de Sundance, el Gran Premio del Jurado al mejor cortometraje. Semanas después, y ni siquiera había acabado febrero, Cura Sana, de Lucía G. Romero, arrasaba en la sección Generation 14plus del Festival de Berlín, con el Crystal Bear en la misma categoría.
Y hace solo unos días Gala Hernández lograba el César (el equivalente a los premios Goya en Francia) a mejor cortometraje documental, por La mécanique des fluides. Los dos anteriores estarán presentes en el Festival de Málaga y éste último se estrenó en SEMINCI.
Aunque la única diferencia con el largometraje que tiene el corto es su duración, por desgracia, el circuito de exhibición lo hizo desaparecer desde hace tiempo de sus parrillas. Hoy nos vemos obligados a vernos casi exclusivamente en los festivales. Por eso, Málaga es el lugar ideal para ver su sección de cortometrajes, ficción, documental y animación.
Àlex Lora, posiblemente, sea uno de nuestros cineastas más premiados y nominados, a nivel nacional e internacional: según IMDB tiene en su casa 79 premios y 76 nominaciones. En otras noticias se habla de más de 100 premios. En todo caso cuenta con siete Emmys, dos Premios Gaudí, Un Ariel y nominaciones al Goya y Óscar.
Viendo La gran obra, y toda su filmografía anterior (Unicorns, El cuarto reino…), no es de extrañar tanto galardón. En 20 minutos es capaz de crear un suspense extremo, mezclado con sabias reflexiones y aderezado de brillantes y difíciles cuestiones que el espectador se enfrenta a responder.
Un punto de reciclaje, dos chatarreros inmigrantes y una pareja burguesa pueden retratar mucho mejor alguno de los pecados capitales, que una novela de 1000 páginas. Tan brillante como incisiva, no tela pierdas.
Otra joya que te enamora de inmediato, Cura Sana, Lucia G. Romero. Otra producción de la escuadra de Fórmula 1 cinematográfica de la ESCAC. La Escuela de Cine y Audiovisuales de Cataluña está rompiendo moldes y lanzando a cineastas potentísimos, con una elección de proyectos seleccionado y un buen saber indiscutible.
El segundo corto Lucia G. Romero bebe de sus raíces cubanas y se centra en el maltrato familiar, las heridas de la adolescencia y la reivindicación de la diversidad sexual en 18 minutos de ritmo perfecto y unos planos impecables. Otras de las joyas del año que dará que hablar.
Sección Oficial Cortometrajes Ficción – 27ª Edición del Festival de Málaga
