Santiago Fillol y el tándem formado por Pedro G. Romero y Gonzalo García-Pelayo optarán al Giraldillo de Oro de la Sección Oficial

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13 Oct 2022
Redacción filmAnd
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El Festival de Sevilla revalida este año su condición de prescriptor de referencia del nuevo cine español, que volverá a tener un protagonismo destacado en la 19ª edición del certamen, del 4 al 12 de noviembre. Nueve estrenos, seis mundiales y tres nacionales, componen una rica y diversa panorámica de la creación cinematográfica en nuestro país, cuya vitalidad queda de manifiesto en la programación con una importante presencia de nuevas voces.

Con independencia de la sección en la que participen, todos estos cineastas optarán a la segunda edición del Premio AC/E a la Mejor Dirección de Película Española, que concede Acción Cultural Española. Con una dotación económica de 10.000 euros para el autor o la autora de la película ganadora, este galardón se convocó por primera vez en la pasada edición con el objetivo de potenciar la creación y la visibilidad de la cultura española tanto dentro como fuera de nuestras fronteras.

Acción Cultural Española y el certamen sevillano colaboran de manera ininterrumpida desde 2014 a través de diferentes exposiciones y del Programa para la Internacionalización de la Cultura Española (PICE), gracias al cual más de 60 programadores y agentes de la industria cinematográfica europea han participado en el festival, creando importantes redes de contactos entre cineastas nacionales y la industria extranjera. Como apoyo directo a los creadores, el Premio AC/E constituye un paso más en el empeño de ambas partes en impulsar la internacionalización de los trabajos de los cineastas españoles.

Españoles en la Sección Oficial

En lo que supone la apertura de una nueva etapa creativa, el cineasta e investigador Santiago Fillol –quien fuera guionista de Óliver Laxe en Mimosas Lo que arde, dos títulos emblemáticos del nuevo cine español– regresa a la dirección tras su primera experiencia, aquella vez junto a Lucas Vermal, en Ich bin Enric Marco (2009). En Matadero, su nuevo trabajo, estreno nacional en la Sección Oficial del Festival de Sevilla, se inspira en un clásico literario argentino del siglo XIX, El matadero, de Esteban Echeverría, pero trasladando los hechos a la Argentina de comienzos de los años 70, cuando la dictadura militar puso en funcionamiento su implacable maquinaria de represión. A través de la historia de un legendario cineasta estadounidense de serie B que aguarda el estreno de su obra maldita, inspirada a su vez en la novela de Echeverría, Fillol plantea una reflexión sobre las esperanzas y los sueños revolucionarios y la muchas veces ambigua relación del arte con el poder, en una película tensa, en la que la violencia flota en su ambiente de cine político pasado por el filtro del suspense.

Los otros representantes españoles en la Sección Oficial son Pedro G. Romero, artista, comisario, investigador y ensayista fundamental en el panorama artístico nacional, además de experto en flamenco, pasión que comparte con Gonzalo García-Pelayo. Tras presentar en el festival Nueve Sevillas, ganadora en 2020 del Premio a la Mejor Película de Nuevas Olas No Ficción, ambos vuelven a codirigir ahora Siete Jereles, una película sensorial y de atrevido planteamiento formal que se acerca a la fiesta desde una perspectiva mítica-sociológica y que retrata la atmósfera de la noche jerezana y a varios miembros de ilustres dinastías jondas (Agujetas, Moneos, Zambos, Sorderas, Periquines…), junto a músicos forjados en otras expresiones como Dani Llamas, en su condición de demostraciones prácticas y vivientes de que, en las expresiones flamencas, la tradición con mayor solera no es incompatible con los fulgores de la vanguardia más pura, libre e iconoclasta.

Las Nuevas Olas

Seis títulos españoles figuran en las propuestas del festival para dos de sus apartados más significativos, Las Nuevas Olas y Nuevas Olas No Ficción, que no en vano han sido testigos del auge y el crecimiento artístico de la plana mayor del nuevo cine en nuestro país.

El título que inaugurará Las Nuevas Olas llega al festival con una manifiesta voluntad de intervenir en el debate público. La mala familia es una película que reflexiona sobre la esquiva posibilidad de redención para muchos jóvenes de los castigados extrarradios de las grandes urbes. Sus autores, Nacho A. Villar y Luis Rojo, miembros de BRBR, un colectivo fílmico surgido en torno a la música urbana, presentan esta película hecha desde las entrañas, pues ellos mismos forman parte de la comunidad que retrata la obra. En ella, un grupo de chavales —reales, no imaginados sobre un papel— se reencuentra en una calurosa jornada a las afueras de Madrid para celebrar el día de permiso de uno de ellos, encarcelado por un episodio del pasado que cambió para siempre las vidas de todos ellos. En su acercamiento a esta realidad prácticamente inédita en el cine español, Villar y Rojo entregan también un poderoso retrato de la intensa camaradería que surge de los vínculos creados más allá del seno familiar.

En un registro muy diferente, pero no ajeno a cuestiones sociales también problemáticas como la especulación inmobiliaria, los procesos de gentrificación y la planificación urbanística y arquitectónica de las grandes urbes, regresa al festival Julián Génisson. Miembro de Canódromo Abandonado (La tumba de Bruce Lee), Génisson es una figura ineludible para entender esa veta del nuevo cine español que desde una suerte de vanguardia del post-humor busca más el desconcierto y el absurdo, lo inquietante, lo surrealista e incluso lo chocarrero que la risa propiamente dicha. En Inmotep, comedia-ovni que su director define también como un “thriller vaporware” y en la que el director cuenta con la complicidad de Lorena Iglesias (la otra mitad de Canódromo Abandonado), Ion de Sosa o Juan Cavestany, el espectador asistirá a las peculiares andanzas de un antiguo comercial que ahora es un homeless, un profesor de italiano y un artista que usa bancos de imágenes de internet para ilustrar sus sueños se unen para investigar la desaparición de un cliente de una inmobiliaria.

21 paraíso, así titulada porque está rodada y narrada en otros tantos planos-secuencia, es el primer largometraje de Néstor Ruiz Medina, nominado al Goya y seleccionado en el Festival de Tribeca con su corto Baraka. Su película narra el proceso de desgaste emocional de una joven pareja que se gana la vida subiendo vídeos de sus relaciones íntimas a la plataforma digital OnlyFans. Asuntos universales y eternos como el amor (y el desamor) se muestran aquí con una perspectiva absolutamente contemporánea, que se interroga sobre las consecuencias de la reconfiguración de la intimidad en una época en la que la exhibición de la privacidad forma parte de los hábitos cotidianos de toda una sociedad y supone un modelo de negocio para muchos.

Uno de los títulos más especiales de Las Nuevas Olas es Soc vertical però m’agradaria ser horitzontal, de María Antón, directora que regresa al festival tras lograr en 2018 el Premio Deluxe de la sección Revoluciones Permanentes con Pico 3. Su nuevo trabajo es un cautivador mediometraje que imagina un encuentro entre Sylvia Plath y Belén Esteban en Benidorm, a donde la gran poeta estadounidense, que pasó allí su luna de miel con Ted Hughes en los años 50, regresa tras un insospechado viaje a su futuro, que es nuestro presente, para acabar cruzándose por azar con la emperatriz del famoseo televisivo, a la que da vida una inmensa Ruth Gabriel. Dos mujeres en crisis, que no comparten una época ni un idioma, vivirán sin embargo una conexión verdadera e iluminadora en este título que se interroga sobre nuevas maneras, ya no sometidas a ninguna servidumbre, de concebir la identidad femenina.

Nuevas Olas No Ficción

Varias películas españolas programadas esta edición en Nuevas Olas No Ficción y otros apartados del festival coinciden, desde la diversidad de sus planteamientos, en abordar conceptos universales desde prismas novedosos. 21 paraíso es un claro ejemplo, pero hay otros, entre los que H, de Carlos Pardo Ros, constituye un caso especialmente elocuente, en los que la tradición, el folclore y las manifestaciones de la cultura popular española se observan con una perspectiva vanguardista. Primer largo en solitario del productor y cofundador del colectivo lacasinegra, H es a su manera una película de fantasmas y un viaje al fin de la noche. Un tío del cineasta falleció en circunstancias nunca del todo aclaradas en los Sanfermines de 1969 y, en un ejercicio de reescritura de la memoria, Pardo Ros se sumerge a pulmón y en compañía de una serie de cómplices en las profundidades del exceso de esa popular fiesta para tratar de reconstruir una posible explicación de aquella confusa muerte. Rodada simultáneamente con varias cámaras en distintos puntos de Pamplona, elevada sobre un impresionante trabajo de montaje y, a la manera del I’m not there de Todd Solonz, con varios actores dando vida al esquivo tío fallecido (entre ellos una mujer, Itsaso Arana, habitual de Jonás Trueba, y una estrella del trap nacional como el sevillano Pedro Ladroga), esta película supone todo un viaje al exceso.

El regreso al origen y a las raíces, las antiguas formas de vida que paulatinamente se desvanecen en la España despoblada y el poder omnímodo de las grandes empresas sin rostro son temas fundamentales de Los saldos, un documental de creación de Raúl Capdevila Murillo. Tras una larga temporada sin encontrar empleo en Barcelona, el autor vuelve a Biñéfar, en Huesca, donde su padre sigue al frente de una humilde granja familiar cuya viabilidad se ve amenazada por la instalación de un macromatadero en el pueblo. Ese proceso íntimo de reacomodo en una realidad de la que el autor huyó durante tantos años, así como la cultura y las formas de sabiduría rurales en trance de extinción, son captados en una película con el sello Pompeu Fabra que tan bien conocen los cinéfilos interesados en la no ficción menos convencional.

Por último, Polaris, de la navarra Ainara Vera, es el primer largometraje como directora de la montadora de referencia del gran documentalista ruso Viktor Kosakovsky. Vera acompaña en su travesía por el Ártico a Hayat, una capitana de barco francesa que navega hacia Groenlandia mientras lidia con su tripulación, poco acostumbrados a recibir órdenes de una mujer y menos aún si ésta es joven como es el caso. Este título conecta con una significativa cantidad de otros que estarán presentes en el festival, en los que una serie de personajes femeninos de rotunda personalidad se reafirman en ámbitos tradicionalmente reservados a los hombres.


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