Antonio Saura, María del Puy Alvarado y Suso33, con las periodistas Charo Ramos y María Guerra como moderadoras de la mesa redonda, hablan sobre su relación con el cineasta Carlos Saura y su obra

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5 Nov 2022
Redacción filmAnd
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El Teatro Lope de Vega ha acogido este sábado la primera jornada de Voces Esenciales, un ciclo único en el panorama español en el que cineastas europeos de distintas generaciones y sensibilidades comparten con el público, en conversaciones y diálogos, sus pulsiones artísticas, referentes y procesos creativos. Esta ambiciosa iniciativa, que quiere servir de puente entre los creadores y el público, se realiza con la colaboración de la Academia de Cine Europeo y la Universidad de Sevilla, y servirá de anticipo de la celebración del Mes del Cine Europeo.

La inauguración ha estado dedicada a Carlos Saura, figura clave de nuestro cine y gran retratista de la sociedad española en una amplísima filmografía que se remonta a finales de los años 50 y llega hasta este mismo sábado, jornada durante la cual se ha proyectado en el marco del certamen su última película, Las paredes hablan, un personal ensayo del aragonés sobre los orígenes del arte. 

Antes de la proyección de este título, el Lope de Vega ha acogido una mesa redonda sobre la obra y la figura de Saura, que el próximo mes de febrero recibirá, también en Sevilla, el Goya de Honor a su trayectoria. En ella han participado el productor Antonio Saura, hijo del autor de Cría cuervos (1976) o Deprisa, deprisa (1981); la productora María del Puy Alvarado, cómplice de Saura en Las paredes hablan; y el artista multidisciplinar Suso33, uno de los grandes protagonistas, junto a Miquel Barceló, de la singular indagación creativa sobre la que se erige el último trabajo del director. Las moderadoras del coloquio han sido las periodistas Charo Ramos, coordinadora del ciclo, y María Guerra, que volvía al escenario donde la noche anterior presentó la gala inaugural junto a la actriz Aixa Villagrán. 

“Cualquiera con un padre a punto de cumplir 91 años diría que está estupendo, pero el mío está enfadado. Está estrenando un documental, a punto de dirigir una obra de teatro y quiere escribir una novela, así que mi padre está enfadado porque el cuerpo no termina de funcionarle como le funciona la cabeza”, ha dicho Antonio Saura, que ha destacado la inagotable curiosidad y la pasión por las imágenes de Saura como los motores principales de su prolífica obra. 

“Tiene una curiosidad enorme, y si no está pintando, está haciendo fotos o reordenando la colección de miles y miles que tiene… Siempre lo ha movido la búsqueda de nuevas imágenes, creo que la búsqueda y la captura de la luz es lo que ha guiado siempre su obra. Luego otros se encargan de intelectualizar sus trabajos, pero lo que siempre ha hecho él, en el fondo, ha sido realizar retratos. No en vano su primera película, Cuenca, de 1958, fue un documental”, ha afirmado Antonio Saura, al que le “maravilla” comprobar “el respeto que le tienen tantos artistas de otras generaciones”.

El productor, que ha confesado que su película favorita entre las muchas que ha dirigido su padre es El jardín de las delicias (1970), ha recordado lo importante fue para la suerte artística de Carlos Saura la buena acogida que encontraron fuera de España sus películas durante el franquismo. “Ganó el Oso de Oro de Berlín con Deprisa, deprisa (1981), pero antes fue incluso más decisivo que fuese a Venecia con Los golfos (1959) y en Cannes, donde ha ganado todos los premios menos la Palma de Oro, encontró un refugio en tiempos de censura brutal. Cuando llegó la Transición él entendió que se había acabado un ciclo y empezó a hacer otro tipo de cine”, ha reflexionado su hijo. 

La productora de Las paredes hablan, por su parte, ha destacado que la idea inicial de este personal documental era investigar “los orígenes del arte y la evolución humana desde el paleolítico”. “Y lo que sucedió es lo que suele suceder en los documentales: se produjo un quiebro… y un día, rodando en las maravillosas cuevas prehistóricas del norte del país, Carlos dijo: esto tiene mucho que ver con el arte urbano, con los grafitis que se hacen hoy. A partir de ese momento, el documental creció y tomó otros derroteros, hasta convertirse en una indagación muy personal en la pulsión creativa del ser humano”, ha contado.

Uno de los grandes protagonistas de la nueva película de Saura, Suso33, ha elogiado la “visión del arte” que tiene el cineasta. “Me gusta la manera en que él entiende que, por encima del nombre que se le ponga, sea arte urbano, grafiti o cualquier otra forma de expresión, lo que a él le interesa es la energía, la pulsión vital que hay detrás de esos gestos. Igual que un niño escribe su nombre en la pared, eso mismo hago yo de alguna forma y eso mismo sigue haciendo él, los dos somos en el fondo niños”, ha afirmado Suso33.

El artista ha destacado del documental su “mirada sincera”. “La película trata –ha continuado– sobre el despertar de la mirada, de todo eso que nos hace humanos, como pensar de una determinada manera el mundo. Participar en el rodaje me ha dado además la oportunidad de cuestionarme cosas, de crecer. El arte es arte, más allá de las etiquetas y más allá del formato y el espacio en el que se produce. Al fin y al cabo, ninguna pinturas rupestre está delimitada por rectángulo”.


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