Paz Jiménez lleva dos décadas trabajando en el departamento de dirección de producciones como La Peste (Alberto Rodríguez, Rafael Cobos), Cuando los ángeles duermen (Gonzalo Bendala), La hija (Manuel Martín Cuenca) o 522. Un gato, un chino y mi padre (Paco R. Baños), entre otras.
Así que el sueño de dirigir su propia película le ha llegado... Como dios manda: con una larga experiencia en set de rodajes, que le han permitido manejar a su antojo a Andrés Cuadrado (Leo Harlem), un funcionario clásico de mentalidad trasnochada, al que destinan al Ministerio de Igualdad, después de hacer comentarios inapropiados (machistas, vaya…) a una compañera de Hacienda.
Quedamos con Paz en su barrio actual, la Macarena de Sevilla, casi como un homenaje a una película que vive pegada a sus personajes, y se rodó entre Málaga (su ciudad de origen) y Sevilla (su ciudad actual, donde vive con su familia). La directora destaca el mensaje de respeto y tolerancia de la película, la profesionalidad de Leo Harlem y nos revela los referentes de su comedia, que van de los clásicos británicos a los contemporáneos norteamericanos.
La fórmula ha funcionado: desde el Teatro Cervantes de su Málaga natal (fue la película de clausura del festival de cine) a ser una de las películas más taquilleras en su primer fin de semana de estreno. Un éxito, pues, eso… como dios manda.
Creo que en Como dios manda hablas de hechos reales…
Gran parte, sí. El argumento es de Gonzalo Bendala. Gonzalo y Marta (Velasco), los productores de Áralan Films, tienen una amiga que es trabajadora social. Cuando quedan con ella, les cuenta anécdotas curiosas y marcianas de su trabajo. De esas anécdotas surgió el argumento de Como dios manda. Le encargaron el guion a Marta Sánchez, que tuvo conversaciones con esta amiga, para la fase de documentación. Es así como se acaban vertebrando las situaciones cómicas que suceden en el Ministerio de Igualdad de la película.
¿Qué te resulta más interesante de la premisa de la película?
Abracé la película y el guion por su mensaje necesario: el respeto. Marta Sánchez y Gonzalo Bendala querían transmitir ese mensaje de convivencia tan necesario hoy en día. No hablo solo de las elecciones, sino de cómo la crispación surge como una pastilla efervescente entre políticos o vecinos. En la película tenemos a un tipo, que te puede resultar un auténtico energúmeno, con sus chistes faltones y su falta el respeto a diferentes colectivos. Sin embargo, en vez de convertirlo en un villano, que, a priori, no le gusta a nadie, tratamos de entenderlo, de ver de dónde viene y cómo piensa. Nos posicionamos a favor de la tolerancia, pero ese respeto es bidireccional. En el momento en el que Andrés Cuadrado pone un pie en igualdad, recibe extrañeza, pero, también, respeto y entendimiento.
¿Es posible hacer humor, sin que sea a costa de los de siempre?
Yo creo que sí. Como primeriza, enfrentarme a un guion que habla de temas tan delicados, me dio mucho vértigo. Soy una persona muy tolerante y mi mayor miedo era ofender. Lo trabajamos en el tono, en la extrañeza de Andrés al entrar en el Ministerio de Igualdad, hay extrañeza mutua, pero se desecha el ataque: no estoy contigo en un primer momento, porque no te entiendo, pero no te ataco. Eran temas sensibles, nos la jugamos y dejamos en el guion todos los chistes, dejando que el tono y la interpretación trabajaran. Y funcionó.
¿Cómo han respondido los diferentes colectivos que aparecen en la película?
Me han llegado muchas reacciones: “¡Ole!”; “Me he reído mucho”; “Se me han saltado las lágrimas”. Sobre todo, me han repetido mucho lo de las risas. Y es que la ternura está ahí, a pesar de que hacer reír con temas sensibles era muy complicado. Desde colectivos LGTBI, transexuales… se han acercado a mí, como los padres de Ethan (el actor trans, que interpreta al hijo trans de Leo Harlem), para darme las gracias por la película. Ethan ha tenido unos padres que le han acompañado en todo momento. Así que que alguien así venga, se sienta reconocido, para mí significa que la peli ha funcionado: prueba superada.
¿Cómo fue trabajar con Leo Harlem?
Ha sido muy fácil. Es muy profesional, disciplinado y serio. Cuando hay una cámara, es muy serio. Reserva los chascarrillos para los tiempos muertos. Y eso te mantiene un equipo divertido, alegre y muy profesional. Ha venido todos los días con los deberes hechos. Sintió la presión de un papel en el que tenía que interpretar cosas más serias de lo habitual. Es un personaje muy difícil de interpretar, con un arco muy definido, que tienes que dibujar bien, ya que pasa de ser muy tosco a un tipo permeable, sensible y receptivo. Lo hemos sacado de su zona de confort y lo ha defendido muy bien.
¿Y el resto del reparto?
Ha sido una maravilla, una gozada. Me quedo con el trabajo de actores… me lo he pasado pipa. Hay directores más técnicos, pero a mí lo que más me gusta es el trabajo con actores. Ha sido una carta de los reyes magos. Han hecho piña, los personajes están muy claros, han creado un montón y se han divertido mucho. Hay mogollón de escenas falsas con carcajadas y donde se lo pasan en grande. Y eso se transmite a la pantalla.
¿Cuáles han sido tus referentes?
Yo tengo mis comedias totems. Soy fan del género comedia y he apostado por mis favoritas, para llevarlo a un tono diferente: La vida de Brian y Pequeña Miss Sunshine. Pequeña Miss Sunshine está llena de simbolismo, funciona todo… es perfecta. La vida de Brian está llena de situaciones surrealistas que te hacen reír. Este es mi pequeño homenaje: situaciones hilarantes y marcianas del mundo Monty Python, pero con la ternura de Pequeña Miss Sunshine. Cada secuencia la trabajaba en un sentido u otro. La idea inicial era tomar estos dos referentes: coger comedia tradicional española, haciéndola fresca y clásica a la vez. Hay créditos muy clásicos, con pantallas setenteras divididas, cositas técnica al mover la cámara: en Igualdad, muy fluida y en Hacienda, más estanca.
¿Qué escena fue la más divertida de rodar?
Con la que más me he reído fue con el taller contra el acoso. Era escena más divertida de rodar, estábamos todos llorando de risa y hubo que parar varias veces, porque era hilarante. También hay momentos que me hacen mucha gracia, como cuando Leo confunde a María Morales con una trans y es el único en el que ella se queda en silencio. O cuando aparece Julián Villagrán, con esa compostura, entre torera y femenina.
¿Se improvisaba?
Se improvisaba poco. Los actores se ciñeron mucho al guion. Todo está rodado tal cual y apenas dos o tres chistes incorporados en el ensayo.
¿Es emocionante filmar la ciudad en la que has nacido y te has criado?
Es una pasada. Me han encargado una película cuando la dirección era una cosa que ya tenía descartada en mi vida, así que me la llevé a mi terreno: a mi barrio de Málaga. Soy de colegio de monjas, de educación clásica, así que he vivido muchos momentos a lo Andrés Cuadrado, con mi madre. Rodar en mi barrio, El Palo y Pedregalejo, ha resultado muy auténtico, cómodo y amable.
Tienes una larga experiencia como primera y segunda de dirección: ¿En qué ayuda tu trayectoria profesional a la hora de dirigir tu propia película?
Ha sido la mejor herramienta que podía tener. He invertido bastante en formarme en dirección: estudié comunicación audiovisual, dirección en Cuba e hice un postgrado de dirección. Pero llevo más de 20 años en el departamento de dirección, desde que trabajaba como meritoria para tv movies, cuando en Sevilla solo se hacía una película cada dos o tres años. Así que, para mí, ha sido muy importante llegar a un set de rodaje y no llevarme la impresión de que llegaba a un sitio donde hay mucha gente, que se mueve muy rápido. Para mí era más de lo mismo, y encima con profesionales con los que llevo trabajando desde hace años. Digamos que no tenía los nervios de primer día de colegio, sino que era como un rodaje más.
¿Y la diferencia con la dirección?
Es el mismo departamento, pero uno es más creativo y otro más logístico. Primero o segundo de dirección son puestos logísticos. Como directora, tienes que estar pendiente de todo, pensar en la historia y en lo que te puedes encontrar en la sala de montaje, qué secuencias te puede quedar mejor contadas.
Como dios manda, solo en cines
Como dios manda, rodada entre Málaga, ciudad natal de la directora y Sevilla, está protagonizada por Leo Harlem, Maribel Salas, Stéphanie Magnin, Daniel Pérez Prada, Julián Villagrán, Santiago Ugalde, Pepin Tre y María Morales.
Como dios manda es una producción de Atresmedia Cine, Áralan Films y Como Dios Manda La Película A.I.E., con la participación de Atresmedia, Movistar Plus+, Canal Sur Radio y Televisión, con la financiación de ICAA, Unión Europea-Next Generation EU, Plan de Recuperación Transformación y Relisiencia Gobierno de España, España Puede, Crea SGR y Triodos Bank. La distribución corre a cargo de Warner Bros. Pictures España. Ventas internacionales Film Factory.