María Barranco (Málaga, 1961) es uno de esos rostros que parecen llevar toda la vida en la pantalla. Su ficha en IMDB arroja 79 resultados desde que debutó con Cinco minutos nada menos, un telefilme con Concha Velasco. Era 1984, y para entonces ya había tenido que emigrar a Madrid, porque entonces, recuerda, era eso o no ser actriz. Pero su gran salto se produjo cuatro años después: en 1988 María Barranco se convirtió en Candela para Mujeres al Borde de un Ataque de Nervios y algo más: ser chica Almodóvar siempre fue un marchamo de distinción.
Con su papel en el debut del director manchego obtuvo el primero de sus dos goyas como actriz de reparto. Repetiría un año después, por Las edades de Lulú. Jaime Chávarri, Bigas Luna, Julio Médem, Enrique Urbizu, Fernando Colomo, Álex de la Iglesia…
Con su sello inconfundible, María Barranco ha trabajado con casi cualquier director español relevante de las últimas décadas, hasta llegar a Macarena Astorga, que esta semana estrena El Refugio, una producción andaluza de Esto También Pasará (Álvaro Ariza) y Bowfinger (María Luisa Gutiérrez). Este sábado celebra, además, una proyección especial en el Festival FICAL de Almería.
¿Qué cuenta El Refugio?
Es una comedia, una película familiar. Para mí es un cóctel, porque tiene muchos ingredientes: tiene un poquito de suspense, es amorosa, tiene un poquito de terror. Haces un combinado, te lo tomas y eres superfeliz con El Refugio: cóctel El Refugio. Ahora en esta época, que los niños van a tener vacaciones, qué mejor que llevarlos al cine.
Te asociamos siempre a la comedia, aunque hayas tocado otros registros. ¿Es el género con el que te sientes más cómoda?
Yo me siento muy cómoda en la comedia, pero he hecho algún que otro drama, o thriller. Pero es mucho más divertido hacer comedia. Así no llegas a casa hecha polvo de tanto llorar. Yo me siento como pez en el agua en la comedia.
¿Qué buscas hoy en tus papeles?
Me gustan los personajes que tengan carne, que no sean un florero. Por ejemplo, Lola es una mujer positiva, con buen rollo, quiere a la gente. Eso me gusta de los personajes. Pero me encantaría ser una mala muy mala. No me los dan, pero me encantaría ser una asesina.
Esta es una comedia familiar con vistas a la Navidad…
Mis dos películas favoritas de Navidad, aparte de El Refugio, son Qué Bello es Vivir, y La Gran Familia, cuando Pepe Isbert va buscando a Chencho. Son dos películas que hay que ver, y ahora se suma El Refugio.
Curiosamente, rodada en Sierra Nevada en pleno verano.
Es la primera vez en mi vida que ruedo en junio y se estrena en noviembre. Como Macarena, que ha hecho en año y medio ha hecho dos películas. Creo que es la primera directora que estrena dos películas en un año. Pero aunque haya más directoras, yo creo que no nos vamos a relajar. Hasta que no exista la paridad nos queda mucho.
¿Una directora te aporta matices diferentes?
Yo creo que lo importante es que te entiendas. Da igual que sea tío o tía. Pero yo quiero más mujeres directoras porque van a verlo desde un prisma femenino y me gusta esa visión. Cuando estemos todos, que haya paridad, habrá directores buenos y malos, y vamos a irnos con los buenos.
El Refugio es, valga el tópico, una comedia coral. ¿Cómo se gestiona tanto protagonista en el rodaje?
Eso está muy bien, porque la responsabilidad es más compartida. Es labor de la directora. Las películas con niños son mucho lío. Es más cansado, porque hasta que pones la maquinaria… Aquí de rodaje había poco tiempo, cinco semanas, y teníamos que ir con bulla. Pero lo hemos pasado muy bien. Vivíamos a cinco minutos de la localización, eso es calidad de vida. Terminabas y podías ir a cenar tranquilamente.
Además, cerca de Málaga…
¡Pero no me pude escapar! Ya me hubiera gustado, pero rodábamos todos los días.
¿Cómo ha cambiado la posibilidad de rodar en Andalucía desde que empezaste?
Mucho. Afortunadamente, Canal Sur, en este caso, está apostando por descentralizar y que los rodajes no sean siempre en Madrid. ¿Qué pena tengo? Que he rodado en todas partes de Andalucía, menos en Málaga, ¿cómo lo ves?
Pues que tendrán que llamarte para rodar aquí.
Claro, es que es injusto. Todo lo que sea descentralizar las cosas es fantástico. También depende de la historia que quieras contar, claro. Esto tiene que ser en la nieve. Pero el hecho de que cada vez haya unos técnicos andaluces buenísimos, directores de fotografía estupendos, productores, directores… Esto antes estaba más centralizado en Sevilla, y ahora, todo lo que sea abrir y mezclar, es bueno.
Ahora una actriz puede trabajar y desarrollar una carrera en Andalucía. ¿Esto era posible cuando empezaste?
Imposible, porque desgraciadamente aquí no había ná. Pero ahora hay una compañía estable de teatro, Canal Sur que produce sus series y encima, se rueda. Antes era Madrid o Madrid. Lo que pasa es que los chavales, que vienen muy preparados, no quieren Madrid, sino Hollywood, y me parece muy bien.
¿Y cómo te fuiste tú a Madrid?
Porque era una insensata y una kamikaze. Pues eso: que yo quería ser actriz. Estudié arte dramático, y se querías trabajar como actriz tenías que marchar. No había tutía.
La pandemia ha cambiado la manera que teníamos de consumir cine. ¿Qué hace falta para que el público vuelva a las salas?
Nada, solo que acudan. Las salas de cines y los teatros son de los sitios más seguros para estar. Mucho más que una discoteca, que un botellón… ¿Sabes qué pasa? Que estamos desentrenados. Tenemos que habituarnos. Este es un buen reclamo para que la familia venga al cine y pase un ratito agradable. Estamos faltos de achuchones y de besos. Estamos desengrasados.
Fotos: Dani Medina