Ha nacido una estrella en la última edición del festival de Berlín y su nombre es Anna Cornudella. Dentro del panorama del cine de autor español más personal es la rara avis que se aleja de los senderos trazados por las modas o los éxitos que funcionan en taquilla.
Adiós al triunfal formato de película intimista en modo rural para adentrase en otro género, que ya ha cosechado premios y recompensas en otras cinematografías, pero casi ausente de nuestras producciones nacionales: la utopía distópica, en forma de reflexión al espectador, bajo la narrativa y los códigos de una ciencia ficción filosófica.
La película parte de la lectura por la cineasta de noticia sobre un giro en la evolución natural, llevado a cabo por un puercoespín australiano para adaptarse a las grandes temperaturas producidas en su ámbito natural por una serie sucesiva de incendios. El animal para sobrevivir decidió hibernar.
A partir de ese hecho, la mente de la cineasta se lanzó a una reflexión sobre si los cambios climáticos de los últimos años nos impulsarían también a los humanos a ralentizar nuestros metabolismos, para acabar en un estado similar a la hibernación.
Aunque la idea del proyecto estaba clara desde el principio, por suerte para los espectadores, el formato utilizado por la cineasta para llevar a cabo esta reflexión ha sido el cine. Una ópera prima, además, sin experiencia previa, arrebatadoramente hipnótica y sensorial.
Desde la primera imagen de la película, Anna Cornudella engancha al público con una sucesión de impecables imágenes que no es de extrañar que conquistasen a todos los jurados de los laboratorios a los que se presentó el proyecto: Abycine Lanza y Márgenes Work.
Tras una hibernación, impuesta por un mundo que ya no es como el que conocíamos, una joven se ve obligada a buscar a su hermano que no aparece tras ese periodo e ir descubriendo las inquietudes y sentimientos de los que ya se han despertado.
Bajo la atenta mirada de un mundo animal que ya no reconoce a nuestra especie, la protagonista se plantea si su hermano ha sobrevivido o está aún hibernando. Esa búsqueda le obliga también a atravesar un espectacular e impresionante paisaje, extraordinariamente cinematográfico (mitad y mitad, rodada en inglés, en los estados de Nueva York, Albany y en la comarca catalana de Ripollés).
En diciembre ya os avisamos de que Anna Cornudella iba a ser una de las protagonistas del año, pero no pensábamos que iba a ser tan rápido. Su selección en el prestigioso Forum de la Berlinale es el reconocimiento de una nueva voz que sabe beber de los clásicos y contemporáneos (Lynch, Lanthimos, Bergman, Tarkovski…) sin perder un ápice de su personalidad.
Con un uso prodigioso en la alternancia de planos cortos y largos, un magistral montaje de Marc Roca Vives y Clàudia Turró y un final con la justa pizca poética que devuelve la fe a la mirada de cada espectador, The Human Hibernation es el perfecto ejemplo de cine, concebido, destinado y admirado en la gran pantalla. Empieza muy, muy bien la cosecha cinematográfica de este 2024.