Arranca el Festival de Huelva con la adrenalina por las nubes. Y aquí van nuestras primeras recomendaciones del siempre sorprendente cine iberoamericano: ‘Matar a Pinochet’ y ‘Lavaperros’, ya disponibles en Filmin

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15 Nov 2020
Víctor Esquirol
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Arranca el Festival de Huelva de Cine Iberoamericano y os ofrecemos nuestras primeras recomendaciones. Este año, el festival onubense celebra una edición 100% y la programación se puede seguir por completo a través de la plataforma Filmin.

Porque la vida sigue y nos pide que no perdamos su ritmo, que no nos detengamos. A golpe de click, aquí va nuestra primera batería de recomendaciones ideal para aterrizar en una de las celebraciones cinematográficas con más pedigrí del calendario.

Matar a Pinochet. Jaque al dictador chileno

Empezamos: el disparo de salida lo da el estreno mundial del nuevo trabajo de Juan Ignacio Sabatini, Matar a Pinochet, un thriller histórico en el que el material de archivo se combina con la recreación de unos tiempos pretéritos… pero que todavía marcan el presente. A todo esto, hará unas pocas semanas recordemos que nos despertamos con la noticia de que el pueblo de Chile había decidido tumbar en referéndum el lastre de la constitución legada por el infame dictador.

En efecto, la sombra del pasado es tan alargada, que a veces no nos queda otra que seguirle el rastro para entender de dónde sale; hacia dónde apunta. La intención, evidentemente, es saber de dónde venimos y hacia dónde nos dirigimos. En este sentido, la película inaugural de esta edición va sobrada de interés en cuanto a reflexión sobre a quién corresponde la responsabilidad (o el privilegio) de escribir la Historia.

Ahora, para entendernos, toca trazar un relato épico (aunque no exento de sombras) que gira en torno a un grupo de terroristas. Pero ya se sabe, el contexto (histórico, se entiende) justifica unos actos que, analizados con la debida perspectiva, pueden incluso servirnos para sumergirnos en un competente ejercicio de género en el que, como manda el dogma, se impone la tensión, el suspense y, por qué no, alguna ocasional descarga de adrenalina.

Lavaperros. Entre Tarantino y Guy Ritchie

Mientras, en Colombia, y en actitud mucho más desenfadada, encontramos a Carlos Moreno y a su Lavaperros, simpático cruce entre el cine de Guy Ritchie y el de Quentin Tarantino, concretado este en una acumulación de personajes variopintos que se pisan y se disparan los unos a los otros en un tablero que queda inevitablemente manchado de sangre.

En este thriller criminal, la gracia está en ver cómo se adaptan los códigos de los dos conocidos referentes citados a unas latitudes que teóricamente les tendrían que ser totalmente ajenas. Pero por lo visto no, al fin y al cabo, no olvidemos que todavía vivimos bajo los efectos embriagadores del mega-éxito serializado de Narcos.

A través de dicho producto se ha popularizado una serie de chascarrillos y dejes que, sin duda, funcionan como un combustible óptimo para ir alimentando el toque canalla que requiere una función ya de por sí estilizada, y repleta de palabras malsonantes, drogas, sexo, violencia y, cómo no, un alocado humor negro que puede convertir a cualquier participante en la víctima del siguiente gag.

Así opera la implacable fuerza del sino en esta comedia cosida con gracia a partir de situaciones y sketches cuya hostilidad obedece siempre a un sentido del espectáculo que no quiere perder nunca la complicidad con el espectador.


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