Hablamos con el actor malagueño aprovechando el estreno de ‘Antes de la quema’ y el rodaje de ‘Malaka’, la ambiciosa serie que TVE está rodando en Málaga

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25 Jun 2019
Néstor Cenizo
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Hace tiempo que Salva Reina (Las Palmas de Gran Canaria, 1978) dejó de ser un actor de teatro o un monologuista, y nada más. En los últimos años ha ido sumando papeles en cine y televisión. Al principio en segundo plano (como aquel extraño Jesús de La Isla Mínima, o el Juani de 321 días en Michigan), y últimamente como principal: está a punto de encadenar Antes de la quema, en los cines desde el 7 de junio, con Malaka, una ambiciosa serie que estrenará TVE en septiembre.

Encontramos a Salva Reina en los Baños del Carmen, rodando una escena de una serie en la que se embarcó cuando apenas era una idea. “Vinieron a verme Dani Corpas y Samuel Pinazo, y yo pensaba que me iban a pedir dinero o el teléfono de Dani Rovira”, recuerda entre risas Salva Reina. Aquel momento inicial de Malaka, cuando Corpas hablaba de una serie sobre el “lado oscuro” de la Málaga brillante, te lo contamos en Filmand en julio de 2018.

Un año después, el guion de un capítulo piloto se ha transformado en una serie en pleno rodaje, con un equipo de más de 70 personas. El pasado viernes la web de RTVE estrenó tráiler a bombo y platillo. Hay drogas, los márgenes de una ciudad, un pasado que vuelve y tres personajes a la deriva. Salva Reina es el policía Darío Arjona.

 

¿Qué cuenta Malaka?

Es un thriller policiaco, bastante oscuro. Aunque trata de un asesinato y tiene una trama de corrupción y drogas, y puede parecer un thriller más, es sólo la cáscara de una historia de tres personajes y su lucha por sobrevivir y salir adelante superando sus mierdas. Es una serie que puede ser novedosa en la narrativa y en cómo se está afrontando la serie. En la ficción española se están haciendo cosas de altísima calidad, con series internacionales, y creo que no hay ningún referente de cómo estamos haciendo esta serie, con tanta crudeza, tanta realidad, con mucha cámara al hombro, casi como un documental.

Hace un año, Dani Corpas comentaba que quería darle una textura de “domingo por la tarde de enero en Málaga”…

Al final es un poco de primavera, por la época en que estamos rodando… Aunque pueda parecer localista, por el nombre y porque se está buscando que sea muy real y hay escenarios naturales y acentos muy marcados, realmente es una historia de tres personajes. Málaga es un personaje principal, pero podía haber sido en cualquier otra ciudad. Afortunadamente la estamos haciendo aquí.

 

Se nos presenta hasta la saciedad la estampa idílica de la Málaga de museos y cruceros, pero hay otra Málaga en los barrios. ¿La idea era representar la cara B?

Sí, la idea surgió de eso. Dani Corpas y Samuel estaban viendo a los cruceristas, y dijeron: “Si esta gente saliera un par de calles más allá del límite de su excursión”. No se pretende hacer sangre de la ciudad. Yo creo que pasa en todas las ciudades: en todas hay bajos fondos, oscuridad, miseria, desgraciadamente. Existen, y tienen una historia interesante. Pero no es fundamental: no es una historia sobre los bajos fondos de Málaga; es una historia de tres personajes que se ambienta en Málaga. Le da riqueza, pero no es fundamental.

 

¿Es la primera vez que ruedas algo en lo que Málaga tiene un peso propio?

Sí, es la primera vez que ruedo algo tan malaguista, o tan malaguita. Como malagueño que soy, me sienta fantástico. Creo que todos deberíamos luchar por que Málaga y Andalucía fueran el motor audiovisual de Europa. Tenemos las condiciones para que esto sea el Hollywood de Europa, más horas de sol que en ningún sitio, una luz fantástica, unos equipos fantásticos a nivel técnico, profesionales técnicos y artísticos de primer nivel, buenas comunicaciones… Deberíamos luchar por que hubiera más historias ambientadas, o no ambientadas aquí pero que se realicen aquí.

 

He visto el tráiler y habéis rodado en La Palmilla ¿Ha sido fácil rodar allí?

Estamos en ello. Es que mi personaje es un policía que crece allí, aunque no se menciona expresamente. Se dice que es un barrio de la ciudad, y se ha cogido como localización La Palmilla. Está siendo fantástico rodar allí, el barrio se está volcando con nosotros, están encantados con que estemos allí y con que reflejemos su realidad, con sus miserias o cosas buenas.

 

En Antes de la Quema (Fernando Colomo) también hay una historia vinculada a las drogas. El otro día leí un artículo en el que su autor atacaba a la película por la supuesta imagen estereotipada que transmite de Cádiz y los gaditanos. Sin embargo, en la rueda de prensa de presentación en el festival de Málaga, se levantó alguien del público, que dijo ser gaditano, y os agradeció el tratamiento de la ciudad y sus problemas. ¿Cómo manejas estas contradicciones?

Es que Antes de la quema es una carta de amor a Cádiz. Estás ambientando una historia en una provincia donde desgraciadamente hay un treinta y pico por ciento de paro, y es la puerta de entrada de droga para muchas vías del narcotráfico. En este caso la historia se mancha de estas desgracias que sufre la provincia. Pero al igual que Malaka, no es una historia del narcotráfico, sino sobre la manera de ser del gaditano, de una manera de sentir, de cómo afrontar la vida con positividad y superar los problemas con ironía y sonrisas, con ganas de seguir adelante por mucha pena que haya. Esa nobleza, ese saber hacer bien del gaditano es lo que creo que refleja la película.

 

Algunos tienen la sensibilidad a flor de piel cuando se hace humor sobre una zona…

Tenemos la piel muy fina últimamente. No sé si son las redes sociales o qué pasa, pero parece que no se puede… Si haces un chiste de fontaneros, “es que los fontaneros no somos todos…” No pasa nada, esto es ficción y hay que tomarse las cosas con filosofía. No estamos hablando de la realidad, y se hace todo desde el cariño y el respeto. Otra cosa sería si al ver la película consideras que es un insulto al gaditano, al malagueño, al fontanero… o al fontanero gaditano, estás en tu derecho de decir que no te ha gustado. Pero es que hay veces que ocurre antes. Luego ves que se quejan por un fragmento del tráiler, que es un personaje contando un chiste a otro personaje. Y la película es al revés: habla del espíritu del gaditano de seguir adelante con una sonrisa. Intentando reflejar que el gaditano es el primero que se ríe de él mismo.

Salva Reina, en Antes de la quema

 

¿Te costó encontrar el punto del matiz gaditano? Es algo que no se distingue fuera de Andalucía, pero aquí sabemos que los acentos son muy distintos.

No, ellos decían que es igual… Pero si pretendes contar una historia real, lo más cercana posible a la ciudad donde se desarrolla, por respeto a esa sociedad y a su forma de hacer y entender la vida, hay que intentar acercarse lo máximo. Yo intenté trabajarlo. A Fernando le preocupaba sobre todo que se entendiera, pero aunque yo no me entere, mientras más real sea me gusta más la historia. Me gusta que sea lo más cercana posible a como es de verdad. Veo El Marginal, que habla de un centro penitenciario en Argentina, y tienes que echarla para atrás porque no te enteras… Y yo prefiero que sea así. Pero son cuestiones del director. Ellos querían que fuera cercano, pero que se entendiera. Yo le comenté a Fernando, y él estuvo de acuerdo, en acercarnos más que a la cáscara (el acento, la forma de andar…) a la forma de ser. Mi personaje refleja un poco Cádiz, la forma de entender la vida y actuar. Que fuera real por dentro.

 

Ese debate de la normalización de los acentos…

Creo que está obsoleto.

 

¿Te han pedido alguna vez un acento neutro?

Sí, en Sabuesos. Y también hubo mucha crítica. Bueno… mucha. La que te llega al móvil, que parece que eres el centro del universo, pero que son cuatro. Me decían: “Te han obligado…”. No, esto es una historia, que habla de un tipo que no es de Madrid y tampoco andaluz. Es un tipo que no se tiene por qué diferenciar de dónde es, y el director te pide que hagas esto, y lo haces lo mejor que puedes. Yo intento quedarme en otras cosas. El tipo habla así, y ya está. En Sabuesos no decían que fuera de Madrid, pero querían algo más universal, en el sentido español. Así que se buscó algo más neutro. No se buscaba un ejque ni los laísmos. Se trata de respetar la historia y la forma en que el director quiere contarla. Creo que es un debate que es más incendiario que real. Yo no soy José, ni Darío, ni Alberto… Yo soy Salva, nací en Canarias, me considero malagueño. La gente olvida que esto es ficción, no es la verdad. Parece que eres esa persona, y no, se acaba el capítulo y se acaba esa persona.

 

En Malaka vuelves a encontrarte con Maggie Civantos. Tú, que conoces el mundillo desde dentro y desde fuera porque tienes una compañía de teatro y eres dueño de La Cochera Cabaret, ¿crees que hay cantera de actores en Málaga?

Hay una cantera de actores y actrices, y de técnicos y técnicas. Estamos en una tierra de gente que está alzando el vuelo, y realmente hay una caterva [ríe] de actores y actrices impresionante. Y muchos que no se conocen. Que están haciendo teatro en Factoría Echegaray, o con su compañía, saliendo de bolos, en Madrid buscándose la vida… Hay un nivel actoral en Málaga digno de mencionar. Podría decir nombres, pero me da cosa que se me quede alguno en el tintero.

 

¿Sigue siendo necesario irse a Madrid o Sevilla?

En Sevilla no creo haya tanto como en Málaga. En Madrid hay más oportunidades, pero también hay más gente. Aquí quedan muchas cosas por hacer, es bueno que haya muchas producciones en Andalucía, en Sevilla, Málaga, Huelva, Córdoba, Jaén, Almería, Granada y Cádiz.

 

No te dejas ni una…

¡Porque si no se ofenden! [ríe]. Pero es que hay que luchar por que el potencial que hay aquí se quede. Porque es riqueza, tanto a nivel cultural, porque hace que una sociedad sea más rica y sana, como económica. Aquí hay setenta personas rodando, y esta es la unidad A. Esta gente está comiendo, durmiendo, están gastando material… Al final es riqueza. Y luego está el indiscutible beneficio turístico, de la gente que viene a ver este sitio porque lo han visto en tal película o serie. Deberíamos luchar por que cada vez se hicieran más producciones aquí y no hubiera esa migración a otras ciudades donde hay más oportunidades, movimientos y donde está la industria.

 

¿Tú cómo lo has hecho?

Yo he tenido la suerte de que empecé a trabajar en Málaga, con una continuidad gracias a mi compañía de teatro y los monólogos, y subía a Madrid cuando era necesario para hacer pruebas o grabar alguna producción. Ahora vivo en Madrid porque una producción anterior me hizo irme allí medio año, y aquí en Málaga he sido víctima de la gentrificación. Tenía una casa en el centro y ahora está de apartamento vacacional. Pero mi ilusión es vivir en Málaga y desplazarme a Madrid cuando sea necesario.

 

¿Después de esto, qué proyectos tienes?

Pues realmente nada. Hay algunos proyectos en el aire, pero firmado nada. Seguir con La Cochera, con la compañía, con los monólogos y viviendo del teatro y la actuación, que es lo que llevo haciendo desde los 18 años. Ahora llevo una buena racha, y estoy bastante en tele y cine, y es de agradecer. Pero se trata de seguir en la brecha, en el trabajo del día a día, como si no hubiera pasado esto. Hay que tener los pies en la tierra, y esto es una cosa que pasa y a lo mejor no vuelvo hacer otra serie en dos o tres años. ¡Esperemos que no!

Salva Reina, durante la entrevista


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