El productor Olmo Figueredo, cofundador de La Claqueta (La trinchera infinita), nos cuenta su experiencia en el ‘Cannes virtual’ del prestigioso Producers on the Move. Aprovechamos para repasar una trayectoria audiovisual construida, peldaño a peldaño, hasta lograr dos premios Goya y más de una veintena de nominaciones

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25 Jun 2020
Alejandro Ávila
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Fotografía de portada: César Llerena

Olmo Figueredo fundó hace ya casi 20 años la productora La Claqueta con su socio Manuel H. Martín. Desde 2002, Olmo Figueredo ha producido cortos, documentales, series y películas de ficción. Cuentan con un punto de orgullo que comenzaron trabajando en bodas, dando servicio audiovisual a eventos como festivales y trabajando en publicidad.

Ese ha sido el rodaje que les permitió hacerse con el lenguaje audiovisual y producir hasta cinco documentales que han estado nominados a los premios Goya como el corto corto Manuel Chaves Nogales: el hombre que estaba allí  y los largometrajes 30 años de oscuridad, Nacido en Gaza, Nacido en Siria y The Resurrection Club.

Sería precisamente 30 años de oscuridad, el documental sobre los topos de la guerra dirigido por Manuel H. Martín, una de las obras que les impulsaría al largometraje de ficción con La trinchera infinita, rodado por el trío vasco de Handía (Garaño, Arregi y Goenaga), y que ha trufado de éxitos su carrera en San Sebastián, los premios Asecan del Cine Andaluz, los Feroz, los Forqué y, por supuesto, los premios Goya.

El salto a la ficción se dio un año antes, en 2018, con los thrillers Ánimas (Laura Alvea y José F. Ortuño) y Tu hijo (Miguel Ángel Vivas). Al año siguiente vendrían La Trinchera infinita (Goenaga, Arregi, Garaño), la taquillera Adiós (Paco Cabezas) y la intimista Parking (Tudor Giurgi). 

2020 comenzaba con toda esta lista de éxitos cuando llegó la pandemia encima y truncó la premiere en el Festival de Málaga de El inconveniente, ópera prima de Bernabé Rico protagonizada por Juana Acosta y Kiti Mánver, y la celebración del encuentro de Producers on the Move, un prestigioso programa de networking para productores europeos que se organiza en Cannes y que este año, como la charla que mantuvimos con él, ha sido online. 

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Olmo, has contado que, en un principio, pensaste en renunciar a participar en el encuentro virtual de cinco días, al no celebrarse de manera presencial. ¿Qué te hizo cambiar de opinión?

Es un taller al que llevaba mucho tiempo queriendo presentarme. En 2004 hice un máster organizado por la Media Business School y pude hacer prácticas en Hamburgo, que compartía oficina con la European Film Promotion, que organiza Producers on the Move. Este año decidí que era un buen momento para tener un Cannes aún más intenso, pero cuando me presenté ni Cannes ni el mundo estaban preparados. Recibí la llamada de Tito Rodríguez, del ICAA, para decirme que estaba seleccionado pero que desafortunadamente no iba a poder celebrarse la edición física. Al principio, no me hizo mucha gracia, porque los mercados (Cannes, Berlín…) tienen mucho que ver con socializar y las oportunidades que surgen de manera improvisada. Desconfiaba de que tanta entrevista online fuera a funcionar.

Con los mercados cerrados, la oportunidad de verte con otros productores de 19 países y de tener más de 65 reuniones con agentes de venta, distribuidores y otros productores, era muy atractiva

¿Cómo cambiaste de opinión?

Hablando con Tito me di cuenta de que lo que yo veía como un problema, era una oportunidad. Con los mercados cerrados por la pandemia, la oportunidad de verte con otros productores de 19 países y de tener más de 65 reuniones con agentes de venta, distribuidores y otros productores, era muy atractiva. No me arrepiento.

¿En qué consiste un programa de este tipo? ¿Qué habéis hecho durante esos cinco días?

Todos los talleres de producción tienen mucho de psicología, son como terapia. Al final, el trabajo del productor es muy solitario y estás siempre enfrentándote a tus miedos. En las sesiones compartes las experiencias positivas y, sobre todo, negativas, permitiéndote ver que los errores que has cometido, los que han cometido otros y ver que no estás solo. 

¿Lo podríamos llamar un Erasmus de productores?

Supongo, ya que es una manera de estrechar lazos con 20 productores de toda Europa. Montamos La Claqueta con 21 años y yo tuve la mala suerte de no poder ser erasmus. Estuvo muy bien, pero echo de menos haber tenido una oportunidad de estar fuera durante un tiempo o haber trabajado en otra empresa y poder ver qué aciertos y errores cometían.

Para mí ha sido muy interesante, porque llevaba un catálogo de cuatro productos, que se están estudiando en Italia, Finlandia, Irlanda y Reino Unido

¿Con qué tipos de perfiles de productores te has encontrado en Producers on the Move?

Ha habido de todo, una selección muy interesante, con gente especializada en animación, ficción o documentales. Había productores arty, pero también los que se dedicaban solo al género o al terror. Para mí ha sido muy interesante, porque llevaba un catálogo de cuatro productos. Todavía nos estamos escribiendo muchos emails y se están estudiando nuestros proyectos en Italia, Finlandia, Irlanda y Reino Unido. Nosotros también estamos valorando entrar como productores minoritarios en otras películas.

¿Qué proyectos llevabas tú y qué tipo acuerdos o contactos has establecidos con compañeros de otros países de Europa?

Llevábamos Secaderos de Rocío Mesa, que se rodaba, en un principio, este verano. Rocío Mesa entendió desde el primer momento que la alternativa a frustrarse era mejorar el proyecto y ha terminado seleccionado en Cannes. Íbamos también con Tin y Tina (Rubin Stein), un proyecto que ya recibió apoyo de la Junta de Andalucía y que se ha ido consolidando. 

¿Y Alegría (Violeta Salama)?

Alegría ha sido elegida para el programa Breaking through the lenses, que son películas solo dirigidas por mujeres. Es una película apoyada por TVE, que espero que podamos rodar a principios del año que viene. Es un proyecto que tengo con Clara Nieto. De Adiós nació Alegría. Violeta Salama era la ayudante de dirección de Paco Cabezas. Es una película muy andaluza, liderada por Violeta, muy alegre y colorida. Después de mucho drama y documental duro, el cuerpo me pide historias más en positivo, como El inconveniente, Alegría o Secaderos

¿Qué ventajas y qué inconvenientes ha tenido el formato virtual frente al presencial?

El inconveniente es la cercanía, el tacto. Yo siempre he dicho que antes de productor, he sido empresario, pero antes fui comercial vendiendo bodas, spots y páginas web.  Como ventaja es que yo soy una persona muy pragmática y en Cannes, pierdes el tiempo en los desplazamientos, se retrasan, se cancelan o no te encuentras. Aquí se han organizado por Zoom, reuniones one to one, y todo era inmediato: ocho minutos. Cuatro él y cuatro, yo.

¿Ha sido positiva entonces?

No me esperaba que fuera a ser tan buena. Me lleva a pensar que va a ser una dinámica habitual. Para los que vivimos en Andalucía es fundamental, porque gran parte de la industria está concentrada en Madrid. Ahora nos preguntamos si todas esas reuniones en Madrid no se puede hacer por videollamada, ahorrando costes, tiempo e impacto para el medioambiente.

En los primeros cinco años de La Claqueta, no hicimos ni un corto, ni un documental, ni una película. Solo publicidad

En los premios Goya celebrados en Málaga, el cine andaluz logró el hito histórico de que el 25% tenían producción o coproducción andaluz. En el caso de La Claqueta sumabais 18, 15 por La Trinchera Infinita y 3 por Adiós. Pero… hasta llegar ahí, ¿cómo se ha ido jalonando vuestra trayectoria?

Primero disfrutando de cada cosa que hemos hecho en el audiovisual. Si solo te gusta algo muy específico, te vas a frustrar muchísimo. Eso te conduce a lo segundo: paciencia. Si no tienes prisas, no te frustras y puedes esperar hasta el momento en el que estás preparado. Recuerdo perfectamente la conversación con Manuel H. Martín, a los 21 años, para montar una comunidad de bienes y poder hacer una película. En los primeros cinco años, no hicimos ni un corto, ni un documental, ni una película. Solo hicimos publicidad. Montamos una oficina, teníamos compañeros y una relación de confianza con los bancos. Hasta 2008 no hicimos nuestro primer corto, El árbol seco. En 2012 presentamos nuestro primer documental, 30 años de oscuridad. Y en 2017, por fin tuvimos Ánimas. Montamos una empresa queriendo hacer cine en mayúsculas, ficción, pero no hicimos ficción hasta 15 años más tarde.

¿En qué momento os visteis maduros como empresa para afrontar un largometraje de ficción?

Ánimas empezamos a desarrollarla con cuatro nominaciones a los Goya y dos coproducciones internacionales realizadas. Ya sabíamos lo que era coproducir, tener una distribuidora y trabajar con un agente de ventas. Teníamos una empresa consolidada, desde la parte de ingresos, que nos permitía invertir en una producción de largo recorrido. Solo nos faltaba el proyecto adecuado, que fue Ánimas, y las personas adecuadas, que fueron José Ortuño y Laura Alvea. 

Con 30 años de oscuridad (Manuel H. Martín) hicimos un documental del que estamos francamente orgullosos

¿Marcó 30 años de oscuridad un antes y un después en esa carrera?

Veníamos innovando mucho en el apartado de la publicidad. Queríamos contarlo con recursos narrativos para que fuera de España se entendiera que no era otra película sobre la guerra civil. Es fundamental pensar siempre cuál es el valor añadido de tu producto. Cuando te sientas con un distribuidor o una televisión, te dicen que ya tienen dos documentales sobre la guerra civil, incendios o pena de muerte. Tienes que buscar la manera de rebatirlo y decirle que tienes algo completamente diferente, con un argumento realmente sólido. Creo que con 30 años de oscuridad lo logramos, aparte de añadirle que era una novela gráfica documental. Hicimos un documental del que estamos francamente orgullosos.

¿Qué tipo de productor eres?

El nombre que mejor lo define es productor creativo, aunque nunca firmo así. Lo hago desde el guion, que empiezas a trabajarla con la guionista. Lo fundamental es haber discutido todo mucho con el director, para que, en el momento de la verdad, el rodaje, se sienta seguro con cualquier decisión.

Lo fundamental es haber discutido todo mucho con el director, para que, en el momento de la verdad, el rodaje, se sienta seguro con cualquier decisión

¿Para qué películas como las vuestras sigan optando a premios y taquilla, qué apoyos, medidas legislativas y posibles cambios administrativos necesita el sector?

España está en el vagón de cola en apoyo a la cultura si nos comparamos con países como Alemania o Francia. En estos meses se ha hecho un cambio significativo en incentivos fiscales. Creo que el apoyo al cine se va a reconducir hacia el mecenazgo, las inversiones privadas a través de deducciones fiscales. Las ayudas públicas irán a óperas primas o películas con difícil distribución. Es fundamental que la cultura esté en los debates en España, porque necesitamos certezas de los gobiernos. El apoyo económico es bajísimo, si van a seguir así, tendrán que buscar otras soluciones como los incentivos fiscales. También se va a tener que apostar por desregulación: para rodar en una playa le tienes que pedir permiso al Gobierno, la Junta, la Diputación y el Ayuntamiento. Necesitamos una ventanilla única. Y, por último, un pacto de Estado: es una manera de transmitir nuestros valores y nuestro patrimonio a través de series y películas, tienen que entender que necesitamos esa seguridad.

La consejera de cultura, Patricia del Pozo afirmó en el Parlamento: “la Cultura es un sector estratégico para el Gobierno Andaluz. Sin contar con ella, no habrá recuperación”. ¿Es un logro en sí mismo que un político hable así de la cultura?

No me sorprenden sus palabras, porque las conversaciones han ido en esa dinámica y ese tono. Junto con el turismo y la hostelería, la cultura es el sector más dañado, que tiene una aportación enorme al PIB, de más del 10%. España tiene que decidir qué quiere hacer. El turismo es muy cambiante y no esperábamos una caída del 100%. Tenemos que pensar en esa forma de industrialización del sector: explotar esa riqueza patrimonial, a través del talento de nuestros técnicos y los recursos que tenemos en Andalucía y España. Necesitamos ese apoyo gubernamental, para que se convierta en algo industrializado, para recoger el conocimiento de un rodaje a otro.

Creo que el apoyo al cine se va a reconducir hacia el mecenazgo, las inversiones privadas a través de deducciones fiscales. Las ayudas públicas irán a óperas primas o películas con difícil distribución

¿Cuáles son los próximos proyectos que tienes en desarrollo y postproducción?

En postproducción estamos terminando El viaje más largo, el largo documental de Manuel H. Martín. Es el siguiente salto tras 30 años de oscuridad. Narra el quinto centenario de la primera vuelta al mundo de Magallanes y Elcano. Nos llegó a través del historiador Antonio Fernández-Torres y nos encantó el punto de vista: el reto humano y cómo el ser humano siempre se ha propuesto sueños inalcanzables para muchos, pero que la ambición de x número de personas, permite que la humanidad avance. Ocurrió hace 500 años con Magallanes y Elcano y ocurrió hace 50 años con Neil Armstrong y sus compañeros cuando fueron a la Luna. Y será lo que ocurra en 2025 cuando se envíen las primeras personas a Marte. La navegación y el viaje espacial son muy parecidos. Tuvieron que innovar en la construcción del navío, en la gastronomía, en la psicología. Es lo mismo que ocurre con la exploración espacial.

Para terminar, tres preguntas más personales: ¿Tu película favorita?

El apartamento de Billy Wilder. Y me encanta Mi tío (Jacques Tati) y Hanna y sus hermanas (Woody Allen). Plácido de Berlanga, me encanta todo su cine, pero Plácido es mi favorita.

¿Un lugar donde rodar?

Santander, de donde era mi abuelo, y en Lucena, los orígenes de mi padre.

¿Y una película que te gustaría hacer?

Eso es infinito. Un género: el musical. Y el western. Quizás podría combinarlo: un western musical y hacerme algo así como La leyenda de la ciudad sin nombre (Joshua Logan).


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