Las Salinas de Cabo de Gata en Almería atraen a cientos de fotógrafos y han sido escenario de muchas películas. Se trata de un paisaje que por su belleza acapara toda la atención y quita el foco en la comunidad de personas que vive allí. El cortometraje Porque la sal dirigido por Nicolás Cardozo Basteiro y producido por Boria trata de contar la historia de esta comunidad de personas unidas por la sal que refleja una forma de vida que contrasta con lo efímero y la rapidez de la vida contemporánea. En esta entrevista, Cardozo (1988), cuya carrera profesional se ha desarrollado como auxiliar de producción, localizaciones, driver y runner, nos explica qué motivó su salto a la dirección con este documental que se estrenó en el prestigioso festival suizo Visions du Reel el pasado mes de abril.
Ignacio Gutiérrez: El documental está rodado en un lugar marcado por su paisaje que ha sido localización de muchas películas y objeto de las cámaras de muchos fotógrafos, pero, ¿qué función tiene el paisaje en Porque la sal? ¿Hay una distancia entre la cámara, el paisaje y las personas?
Nicolás Cardozo Basteiro: La estética del paisaje está presente, pero elegimos un formato no panorámico precisamente porque el paisaje no era tan importante como las personas que lo habitan. Porque la sal trata sobre una gente que nadie conoce, que vive en un lugar al que van un montón de fotógrafos porque es un espacio muy bello. Es cierto que está rodado con la misma distancia con la que los fotógrafos trabajan normalmente, pero la idea es contar la historia de la gente que vive allí.
Porque la sal refleja la vida de esa comunidad, pero, ¿qué cuenta? ¿Qué encontrará el espectador?
Porque la sal es un retrato totalmente personal de la comunidad que vive allí. Un retrato entre la poesía y el costumbrismo que cuenta desde mi punto de vista la vida de esas maravillosas personas y lo que yo he vivido en el tiempo que llevo relacionándome con ellas.
¿Cómo surgió la idea de rodar este corto documental? Creo que estabas buscando localizaciones para la película Toro de Kike Maíllo…
No exactamente, el escenario ya estaba localizado. Yo estuve en la producción. Estuve mientras el departamento de rodaje preparaba el set y allí empecé a tomar contacto con los vecinos. En este tipo de trabajo estás entre medias de la gente que ostenta la propiedad del lugar donde vas a rodar y la productora. Lidiando en esas conversaciones surgió una amistad…
Y de ahí, ¿cómo pasaste al documental?
Me gustaba pasar tiempo con ellos y las cosas que me contaban me parecían muy interesantes. La mejor excusa que se me ocurrió para compartir más tiempo juntos fue hacer un documental. Por un lado veía una historia muy potente y por otro, fuimos generando mucha relación. Al final creo que el resultado es más nuestra relación que la historia que hay detrás de esa gente.
Entonces, ¿fue la historia la que te empujó a dirigir o tenías ganas de dirigir y encontraste esta historia?
De algún modo siempre ha estado en mi cabeza dirigir, pero esta historia es la que me hizo planteármelo. Al terminar la película ya me plantee hacer un documental y empecé a ir para que me contaran su historia y para conocer su día a día. Fuimos construyendo un vínculo. El documental tiene mucho que ver con el hecho de que me gustaba pasar tiempo con ellos.
¿Por qué consideras importante contar esta historia que narra Porqué la sal?
Me resulta complicado definir si es importante o no. Eso lo decidirá el espectador. Para mi es un homenaje a una forma de vida que se pierde porque cada vez vivimos más con un ritmo más rápido y una forma de relacionarnos mucho más breve. Porque la sal trata de escuchar a una gente que se conocen desde que nacieron y que siguen viviendo allí. En un momento de inmediatez y brevedad como el actual, para mí es bonito compartir tiempo con esas vecinas y vecinos y ver otra forma de entender la vida que no tiene nada que ver con la edad, han sido así toda su vida.
¿Cómo fue el trabajo con la gente del poblado?
Me considero muy afortunado. Creo que hemos conseguido un vínculo de amistad que va más allá del cortometraje, una relación que ha sido como un intercambio. Hemos rodado al ritmo en el que tanto ellos como yo hemos podido. Poco a poco hemos generando un vínculo. Antes de rodar ya hacían como dos años y medio que nos conocíamos.
¿Cómo se ha financiado el corto documental?
Hubo un crowdfunding y una ayuda del ayuntamiento de Níjar. Lo demás, mediante autofinanciación, como todos los cortometrajes. En general, el dinero siempre es una complicación en el cine y afecta a tu tiempo y a tus posibilidades. Al ser un cortometraje, nadie ha cobrado. Todo el mundo ha trabajado haciendo un montón de sacrificios. Por un lado me siento muy afortunado, y por otro muy responsable.
¿Cómo fue el rodaje?
Rodamos en primavera, verano y otoño. En total fueron 18 días de rodaje durante un año.
Es tu primer trabajo como director, ¿cómo te has sentido?
Actualmente estudio dirección teatral. El teatro es un mundo que me interesa. Yo y mi socio, Ian de la Rosa, ya estamos planteándonos algunos proyectos para dirigir. De momento hay varias ideas y vamos a ver a dónde nos lleva.
¿Dónde podrá verse Porque la sal?
No podemos anunciar todavía fechas oficiales porque estamos a la espera de que respondan los festivales. La distribución de Porque la sal la lleva Marvin&Wayne, una distribuidora de Barcelona. Por ahora, hemos tenido un estreno muy bonito en el Festival Internacional de Documentales de Nyon en Suiza y no sé hacia dónde irá ahora.
¿Se puede vivir del cine desde Andalucía?
Yo creo que sí. Depende de a lo que te dediques. Como director o como guionista no hay tanta gente. Vivir del arte nunca es fácil, es más fácil vivir de los artistas, que es lo que hago yo. Sé que hay mucho más cine del que por desgracia nos llega, por una cuestión de confianza las ventanas se suelen abrir a las personas ya conocidas. Hay un montón de cineastas que no tengo la oportunidad de ver porque lleva un tiempo hacerse un hueco.
¿Y cómo ves la industria en Andalucía?
Sé que el mundo del cortometraje está jodido en general. Es bastante singular que en España se dé por hecho que en un cortometraje se trabaje sin cobrar, en otros países no sucede. Aquí es rarísimo que alguien te ofrezca dinero por un cortometraje, a nadie se le ocurriría pedirlo. No es buen síntoma, no hay una industria del cortometraje si no se puede cobrar por ello.
Me parece una idea excelente que personas que han formado parte del entramado social cultural y economico de nuestra provincia se les haga visibles con documentales como este .