Las cifras con las que se anuncia este año la edición número 50 del Festival de Cine de Sitges son tremebundas: 255 películas podrán verse en las 1771 horas de cine repartidas a lo largo de sus 11 días de proyección. Un continente que aloja los dos datos de contenido más sorprendentes y divertidos calculados por la organización: 366.752 colmillos y 1.200.000 litros de sangre. Entre los invitados más famosos que pisarán este año la alfombra roja de este gran gran evento especializado en cine fantástico y de terror, destaca uno: Guillermo del Toro, padrino del certamen, que tendrá la responsabilidad de inaugurarlo con La forma del agua, reciente ganadora del León de Oro en Venecia.
34 largometrajes competirán por los premios de la Sección Oficial. La diversidad marca esta selección, aunque en la mayoría de los títulos hay una cierta mirada propia que trasciende (y completa) las señas de estilo del género.
Podemos encontrar así algunos de los títulos más esperados de la última temporada del cine europeo, como The Killing of a Sacred Deer, reincidencia en el trabajo con actores de altos vuelos (Colin Farrell y Nicole Kidman, nada más y nada menos) del siempre inquietante Yorgos Lanthimos, un cineasta al que muchos descubrimos hace unos años con la impactante Canino (2009), antes de dar el gran salto internacional con Langosta (2015). O Thelma (Joachim Trier), apuesta noruega para los Oscar que supone la primera incursión en el género sobrenatural del director de la evocadora y multipremiada Oslo, 31 grados (2011). O Jupiter’s Moon (Kornél Mundruczó), producción húngara que plantea una curiosísima premisa que enlaza lo fantástico y lo social: en su intento por cruzar una frontera, un inmigrante sirio recibe un disparo y la herida le otorga el superpoder de volar.
Junto a ellos, algunas rarezas más pequeñas pero muy prometedoras, como A Ghost Story, del estadounidense David Lowry, poética historia de amor más allá de la muerte; o Caniba, documental francés en el que los antropólogos y artistas audiovisuales Lucien Castaing-Taylor y Verena Paravel retratan con desgarro y estremecimiento al japonés Issei Sagawa, antropófago confeso que vive hoy en libertad en su país tras cumplir condena y ser liberado por enfermedad.
El cine español estará muy presente también en Oficial Fantàstic Competición: The Maus, de Yayo Herrero, quizá el título nacional que más expectación despierta en la sección, cuenta la historia de una pareja que se queda aislada en un bosque de Bosnia-Herzegovina; Dhogs, ópera prima del gallego Andrés Goteira, bordea los límites de la ficción con una extraña road-movie protagonizada por un taxista; Black Hollow Cage, de Sadrac González-Perellón, le imprime al misterio ciertos tintes surreales en un drama familiar; Errementari, de Paul Urkijo, ahonda en las leyendas vinculadas a una siniestra herrería en la Álava rural del siglo XIX y las Guerras Carlistas; y Matar a Dios, primer largo de Albert Pintó y Caye Casas (reconocidos por el multipremiado cortometraje Nada S.A.), cuenta una apocalíptica historia de fin de año protagonizada por un vagabundo que dice ser Dios.
Fuera de competición, destacan otros títulos españoles, como Musa, esperado nuevo filme de Jaume Balagueró que se inscribe en el terror “de pesadilla” con una magnética historia protagonizada por un profesor que sueña de forma recurrente con el asesinato ritual de una mujer. O la muy esperada también adaptación de La piel fría (dirigida por Xavier Gens sobre la novela de Albert Sánchez Piñol), en la que un hombre llega a una isla solitaria y debe afrontar una batalla contra unos extraños seres marinos con la única alianza del farero que reside en la isla.
Pero Sitges es desde luego muchísimo más que su Sección Oficial de largometrajes. Hay otras quince secciones que ofrecen un amplísimo abanico para todos los amantes de este género que en realidad son muchos géneros en uno. Hay espacio para los clásicos, como las numerosas versiones del mítico Drácula, de la de Tod Browning (1932) a la de Coppola (1992), pasando por la de Terence Fisher (1958) o la de Jesús Franco (1970). Hay hueco también para la animación, en Anima-t, con esperadas presentaciones como Lu Over the Wall, de Masaaki Yuasa, o Loving Vincent, precioso homenaje a Vincent van Gogh en la que se puede considerar primera película de la historia del cine dibujada al oleo, fotograma a fotograma. Y hay lugar para las producciones más experimentales (en Noves Visions) o las más independientes (en Brigadoon).
Y por supuesto Sitges será también en estos días una pasarela de grandes estrellas nacionales e internacionales, empezando por el ya citado Guillermo del Toro, que abre el festival, y pasando por nombres de la talla de Susan Sarandon, Willian Friedkin, Dario Argento o Robert Englund, homenajeados o vinculados a algunos de los numerosos actos que se celebran en el marco del festival.
Imagen de portada: fotograma de A Ghost Story.