Entrevistamos al consejero delegado de Telecinco Cinema, responsable de muchos de los últimos taquillazos del cine español, como ‘Tadeo Jones’, ‘Ocho apellidos catalanes’ o ‘Un monstruo viene a verme’.

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16 Abr 2017
Alejandro Ávila
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Ghislain Barrois es responsable de los mayores taquillazos del cine español de los últimos tiempos: desde Lo imposible a Ocho apellidos vascos, pasando por Ocho apellidos catalanes, Un monstruo viene a verme, Kiki, El niño o Tadeo Jones.

Director ejecutivo de la división cinematográfica de Telecinco (Telecinco Cinema), en sus manos tiene un presupuesto millonario para invertir en cine. Es lo que dicta la ley, que obliga a las televisiones privadas a invertir el 5% de sus ingresos en producción europea. Barrois apuesta por lo que él llama “películas sinceras”, aquellas en las que el espectador no se vea defraudado… Un taquillazo, sin importar si hablamos de drama, comedia, terror o animación, pero un taquillazo.

Ofrece muchos datos, pero prefiere no hablar del presupuesto de sus películas y de las subvenciones exactas recibidas por películas como Un monstruo viene a verme, Ocho apellidos catalanes o Kiki.

Su procedencia francesa no le impide expresarse, en español, con elocuencia y un mimo casi paternal de cada una de las películas que ha producido su cadena.

Alejandro Ávila (AA): ¿Qué películas tienen pendiente de estreno para este 2017?

Ghislain Barrois (GB): Este año estrenamos cuatro películas. Es por tu bien (Carlos Therón) ya se ha estrenado y en agosto estrenamos la segunda parte de Tadeo, que es un peliculón. Es la misma receta, pero con nuevos personajes. Hemos dado un salto cualitativo brutal. Está pre-vendida en el mundo entero con Paramount, como ocurrió con Atrapa la Bandera. Tiene un pintón. A finales de octubre, tendremos El secreto de Marrowbone, que es un cruce entre Los otros y El orfanato. La hemos rodado en inglés, con actores jóvenes ingleses, en Asturias, a pesar de que la acción transcurre en la costa este de Estados Unidos. Estamos muy contentos. El broche de oro será, el 1 de diciembre, con Perfectos desconocidos, dirigida por Álex de la Iglesia. Lo va a petar. Cada dos meses se reúnen dos parejas para cenar y una noche una de las mujeres tiene la brillante idea de jugar un juego letal: ponen sus móviles sobre la mesa y se revelan los mensajes que se reciben. Todo empieza como un juego y acaba en apocalipsis. La idea es que hoy en día tus mayores secretos no los tienes en un banco o una caja fuerte, sino en tu móvil.

AA: ¿Y qué rodajes hay planificados para este año?

GB: El cuaderno de Sara, que es un proyecto arriesgadísimo y una obra superbonita. Hemos ido a rodarla a África. La otra que estamos rodando es la de Daniel Monzón,  que todavía no tiene título, pero se desarrolla en un crucero y es una comedia clásica, muy divertida y muy espectacular.

Imagen del rodaje de ‘El cuaderno de Sara’ (Norberto López Amado para Telecinco Cinema e Ikiru Films)

AA: Suele hablar de mimar el productor: ¿cómo se materializa dicho mimo en la larga cadena de producción de una película?

GB: Estando presente en cada una de las fases. Es un lujo, tenemos la obligación de hacer nuestras películas, pero también la posibilidad de tomarnos todo el tiempo del mundo hasta que quedemos satisfechos. Eso nos permite cuidar muchísimo las películas, en la producción nos asociamos con  otros socios, coproductores, que tienen muchas tablas y nos dan la seguridad de que el trabajo estará bien hecho.  Donde damos un mimo especial es en las campañas de promoción, diseñadas desde el grupo, con muchísima antelación, un año mínimo, y que pasa por  la colaboración de todo el mundo: desde el departamento de informativos al de promoción. Es una verdadera gozada. En cualquier caso, es necesario juntar las dos cosas: película coherente y campaña. Lo que está ocurriendo en los últimos tiempos entre el público y las películas españolas es un milagro. Lo tenemos que mantener, no la podemos cagar.

 

AA: ¿Diría que eso de “yo no veo cine español” se escucha cada vez menos?

GB: Sí, cada día se escucha menos. Hay más público que está harto de superhéroes con mallas salvando el mundo, la propuesta de Hollywood deja mucho que desear. Tenemos de todo, que se puede.

AA: ¿Qué empleo directo suele generar un producción de Telecinco Cinema?

GB: Una película como Un monstruo viene a verme ofrece empleo a más de 7.500 técnicos, que trabajan durante cien mil horas y lo hacen principalmente en España. Para nosotros es muy importante trabajar en España, lo queremos hacer así para que las películas sean españolas con todas las de la ley. Económicamente habría sido más interesante llevarlo a Bulgaria o Rumanía, pero insistimos en hacerlo aquí, porque mantener los rodajes aquí es la única manera de desarrollar el tejido industrial español. El impacto va más allá, ya que una película como Un monstruo viene a verme supone que sus técnicos o su director puedan trabajar ahora en Hollywood y que Bayona trabaje para Spielberg. Es su tarjeta de visita.

AA: Conciertos, teatro y corridas reducen el IVA al 10%. El cine lo mantiene al 21%. ¿Qué sentido tiene esta bajada parcial? ¿Van a pedirle al gobierno que les baje los impuestos?

GB: Nos ha sorprendido muchísimo. Es difícil no interpretarlo como un castigo. Francamente, es necesario bajar el IVA del cine, más que nada por los exhibidores, que lo están pasando fatal. Hay muchas salas y están con el agua al cuello. Sería un balón de oxígeno tremendo. El IVA en Francia es del 5%, la de España es claramente una visión de la cultura y del cine peculiar. Hasta ahora no nos hemos metido en esta tarea, porque somos un actor bastante especial y es suficiente que pidamos una cosa para que el gobierno haga lo contrario. No somos unos asistidos, devolvemos al estado con creces lo que nos presta.

AA: ¿Con qué presupuesto cuentan para invertir este año en cine?

GB: 5% de la facturación, el 2% en series y el 3% en cine. Hemos pasado un bache como Mediaset, pero ahora que las cosas mejoran, ha aumentado el dinero que tenemos para dedicar al cine.

AA: Usted habla de que producen proyectos sinceros: ¿tienen previsto atreverse con proyectos más arriesgados?

GB: Hacer una película es la mayor actividad de riesgo. Es un negocio bastante especial. Mira lo que nos ha pasado con Un monstruo viene a verme; pasas tres o cuatro años con una película y luego el fin de semana de estreno hace sol, después de una semana de lluvia, y no entran en el cine y estás muerto. Es una actividad infernal. Hace un sol de justicia después de un fin de semana lluvioso y con un producto normal te la has pegado y no puedes recuperarlo. Lo normal es que pierdas la mitad de la audiencia en el siguiente fin de semana.

AA: Hace un par de años, hablaba de que trataba de equilibrar la balanza. ¿Está Telecinco Cinema generando ya beneficios?

GB: Tendríamos que sacar las cuentas de las 80 películas. Se nos recuerda por los éxitos, pero se olvidan las que no generan beneficios. Ágora supuso unas pérdidas importantísimas. Recuperarte de algo así te puede llevar hacer unos cuantos Ochos apellidos vascos y catalanes. También puedes perder una montaña de dinero con películas que no son muy grandes. Últimamente tenemos claro qué películas no debemos hacer, de manera que en los últimos tres años estamos trabajando de manera más consistente. Lo cierto es que con el cine te puedes pegar una hostia tremenda. Para Mediaset, hacer cine es una obligación. Hay momentos en los que lo razonable sería no hacer nada, pero este lujo no lo tenemos, es tremendo.

AA: ¿Cómo afronta la aparición de plataformas como Netflix, que invierten en producción: un revulsivo o pura competencia?

GB: Aún no han aterrizado Netflix, HBO y Amazon, pero en España todos estamos pescando en el mismo estanco, por el mismo talento. Son nuestros clientes, ofrecen nuestras películas. Nos afecta el impacto que tienen en el mercado. Lo lógico es que si un operador da un servicio de televisión, las reglas sean las mismas para todos y estén obligados a gastar un 5% en producción autóctona. Es preocupante el impacto que pueden tener en el mercado, habría que establecer elementos de ponderación de esta situación.


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