En el primer año de la década de los cincuenta del siglo pasado Max Ophüls adaptaba la una obra de Arthur Schnitzler, La ronda, con música de Oscar Strauss. En ella los protagonistas iban engarzándose en historias que, como en un tiovivo que nunca podría pararse, los va uniendo, separando y mostrando muchas de sus angustias existenciales.
En Lluvia, ópera prima del director mexicano Rodrigo García Sáiz, se utiliza un método narrativo similar. La brillante trama de Paula Markovitch (guionista, entre otros, también de La caja, El premio, Lake Tahoe…) comienza con una carrera muy especial de un taxista, un robo con violencia de una profesora de inglés, el desmayo en un metro de una pareja en crisis o las tribulaciones de una enfermera, bajo un México inundado por un perenne aguacero que no parece tener fin. Una serie de conexiones que sacarán a flote muchos de los sentimientos ocultos de los protagonistas.
Pero si en La Ronda la música que acompañaba a los personajes era la de Oscar Strauss, el cineasta mexicano adapta los sonidos al aire de los tiempos y concibe un impresionante decorado sonoro con los elementos de la trama, el ruido del parabrisas, las gotas de la lluvia… cualquier sonido está supeditado a la narración, en uno de los empleos del sonido más creativos del cine reciente.
Por si fuera poco, el elenco escogido es apabullante de talento. Tanto los jóvenes intérpretes como las estrellas consagradas del cine mexicano dan un recital interpretativo de justeza y emoción. Cecilia Suárez, Arcelia Ramírez, Bruno Bichir, Morganna Love, Martha Claudia o Esteban Caicedo están espectaculares.
La sección latina que opta a la Biznaga de Oro tiene en Lluvia una opción muy potente con esta película que combina, con maestría y habilidad, una dura realidad del país bajo un enternecedor despliegue de sentimientos y sensaciones de sus habitantes.
Sección Oficial Largometrajes – 27ª Edición del Festival de Málaga
