Un paso más hacia los premios Goya. La trinchera infinita triunfó la noche del sábado como mejor película en los premios Forqué, otorgado por los productores españoles. La coproducción vascoandaluza, rodada en Higuera de la Sierra (Huelva) y protagonizada por Belén Cuesta y Antonio de la Torre, dio la sorpresa en una reñida categoría en la que se enfrentaba a las producciones de Pedro Almodóvar (Dolor y gloria), Alejandro Amenábar (Mientras dure la guerra) y Oliver Laxe (Lo que arde).
Olmo Figueredo, fundador de La Claqueta, recordó en su discurso que “el origen” de La trinchera infinita fue el documental 30 años de oscuridad de Manuel H. Martín, la película que inspiró al guionista de La trinchera infinita, José María Goenaga, y que le impulsó a interesarse en el tema de los topos de la guerra, los hombres que permanecieron ocultos durante años o décadas, por temor a las represalias del régimen franquista.
Figueredo agradeció a los tres directores vascos (Jon Garaño, Aitor Arregi y José María Goenaga) que le hayan dado “un cariño absoluto y un mimo brutal al andaluz, a la habla andaluza, a una película con un elenco andaluz, pero dirigida y escrita por directores vascos”.
Antonio Banderas, mejor actor
Fue una noche muy andaluza. Simbólicamente, dos de las cinco películas españolas elegidas para conmemorar los 25 años de los premios Forqué eran andaluzas: La isla mínima (Alberto Rodríguez) y Solas (Benito Zambrano). Terminó triunfando El laberinto del fauno del oscarizado Guillermo del Toro. Los Forqué confirman así el gran estado de salud del cine andaluz, que suma 25 nominaciones a producciones andaluzas en los premios Goya, entre La trinchera infinita, Intemperie y Adiós.
Antonio Banderas triunfó como mejor actor, por su papel de Salvador Mayo, alter ego del propio Banderas en Dolor y gloria. El actor malagueño certifica así una carrera de fondo que apunta ya hacia el Goya, tras haber triunfado como mejor actor en Cannes, los premios EFA del Cine Europeo y haber sido nominado a los Globos de Oro de Estados Unidos, donde la película ha recibido críticas inmejorables de la prensa especializada, como recogió FilmAnd en este artículo.
El nadador, mejor corto
Una producción malagueña corroboró también el gran estado de salud de la cinematografía andaluza: El nadador, dirigida por Pablo Barce y producida por Antonio Hens, triunfó como mejor cortometraje, categoría a la que está nominada también en los premios Goya, gracias a una impactante historia con la inmigración en el Estrecho de Gibraltar como telón de fondo.
El director malagueño agradeció a su equipo técnico “la aventura imposible” en la que se embarcó con él. Su productor, Antonio Hens, recordó lo difícil que es hacer un cortometraje. “Hacer un cortometraje es complicado, porque no tiene casi salida comercial. Queremos darle las gracias al Ministerio de Cultura, a la Comunidad de Madrid y al Festival de Málaga, que tiene una línea de ayuda a creadores malagueños y muy especialmente a la ECAM, que ayuda a sus alumnos a dar sus primeros pasos en la industria del cine”.
Excepto en documental y película latinoamericana, todas las categorías contaban con al menos una nominación andaluza. En la de mejor actriz, Belén Cuesta se quedó a las puertas de ganarlo tras su excelente interpretación en La trinchera infinita, y fue Marta Nieto la que ganó con Madre, de Rodrigo Sorogoyen.
El premio a mejor documental fue para Ara Malikian: una vida entre las cuerdas (Nata Moreno), La odisea de los Giles (Sebastián Borensztein) triunfó como mejor película latinoamericana y Diecisiete, de Daniel Sánchez Arevalo, en el de Cine y Educación en Valores.