Marian Álvarez, que protagonizó ‘La herida’, consiguiendo la Concha de Plata y el Goya, repite como protagonista, en compañía de Andrés Gertrúdix. El director sevillano Fernando Franco ha explicado en la presentación que ha querido hacer un retrato de pareja que no fuera “estándar y sin fisuras”.

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27 Sep 2017
Redacción filmAnd
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El director sevillano Fernando Franco estrena en el Festival de San Sebastián su segundo largometraje, Morir, una coproducción entre la empresa andaluza Ferdydurke y la vasca Kowalski Films, en la que repite colaboración con Marián Álvarez, protagonista de La herida, su valiente y exitosa ópera prima. Morir, retrato de una pareja que afronta la enfermedad terminal de uno de sus miembros, participa fuera de concurso en la Sección Oficial del certamen donostiarra.

En la rueda de prensa previa al primer pase de la película, tanto Franco como los protagonistas de Morir, Marian Álvarez y Andrés Gertrúdix (que son también pareja fuera de la pantalla) han asumido que afrontaban esta película “con responsabilidad pero sin miedo”.

“Hemos trabajado con un tema muy sensible y muy universal, desde la contención y el respeto, intentando no caer en el melodrama”, explicaba el director, insistiendo en que le ha interesado “retratar una relación de pareja que no fuese estándar, romántica, sin fisuras ni grises porque el amor tiene muchas caras, unas buenas y otras malas”.

“Es reprobable lo que hace o dice el personaje de Andrés Gertrúdix pero a la vez quieres comprenderlo”, continuaba,  “ese terreno resbaladizo es una línea complicada de trabajar con el espectador pero me parece también un reto interesante y estimulante”.

Inspirada en una novela homónima de Arthur Schnitzler, el guion de Morir, coescrito por Franco con Coral Cruz, se separa en muchas cosas de la novela, pero mantiene otras, como los huecos temporales. “No hay muchos antecedentes, como ocurre en La herida, y eso da pie a que se puedan ver las cosas de diferente manera”, señalaba el director sevillano, que a lo largo de su carrera ha seguido alternando la dirección con el montaje para otros autores, por ejemplo en películas como Blancanieves, Alacrán enamorado o Que dios nos perdone . “Como montador, me interesan mucho las elipsis, me parecen una parte fundamental de la narrativa cinematográfica, y las elipsis me parecían una manera de generar esos huecos”.

Uno de los elementos fundamentales en Morir, según su director, es “trasladar al espectador la sensación de paso del tiempo tanto en el cuerpo de Andrés como en la mirada de Marian y con pequeños detalles que tienen que ver no solo con el montaje sino también con la luz, con la fotografía y con la dirección de arte, con cómo se va transformando la casa”.

Tanto Marian Álvarez (que consiguió con La Herida la Concha de Plata y el Goya a la Mejor Interpretación), como Andrés Gertrúdix han destacado la intensidad de los ensayos, que se prolongaron seis meses antes del rodaje. Álvarez ha calificado la experiencia como “muy satisfactoria” y ha explicado que “es muy enriquecedor interpretar personajes así porque aprendes mucho, a nivel profesional, personal y de pareja, aunque no pudimos tomar como referencia nuestra pareja”.

La dureza viene en los ensayos, que son un proceso muy largo. No pudimos tomar como referencia nuestra pareja. Luego, en el rodaje, está tan trabajado que no es duro, porque solo tienes que trasladar lo que ya has trabajado.
Y cuando sales del rodaje, lo importante es pensar que la vida continúe.
A pesar de haber sido una experiencia dura, es muy enriquecedor interpretar a personajes así porque aprendes mucha cosa, a nivel personal, profesional y de pareja. Y creo que para el espectador también es un viaje enriquecedor.


El proceso de ensayo es tan largo porque Fernando es muy generoso. Tiene una guía del guion pero él lo concibe como algo vivo. Nosotros ensayamos, destruimos, improvisamos, vemos lo que funciona y lo que no. Pero eso es siempre hacia el rodaje. Una vez en el rodaje, luego ya es llegar y clavarlo.

Gertrúdix, por su parte, insistió en que los ensayos le ayudaron mucho: “Sufro como intérprete cuando las cosas no están claras, pero cuando lo están, por muy duras que sean no sufro, tienes una guía, una línea hacia donde ir, y eso con Fernando es fácil porque estuvimos seis meses ensayando, parando para reflexionr, permitiéndonos buscar y ver cómo podíamos contar cada momento de la mejor manera posible”.

Los productores de la película, Koldo Zuazúa y Guadalupe Belenguer, explicaron que han respetado siempre el trabajo del director: “Fernando es suficientemente coherente y sensato, intentamos prservar su espacio creativo”, explicó Zuazúa.


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