En espera de que público y jurado publiquen su palmarés (y lo van a tener muy difícil viendo la calidad de la selección), el primer corto premiado del festival ha sido en la sección Pantalla de Huelva para Un viaje de locos, de Luis Suan, que cuenta con el apoyo de la Fundación Atlantic Copper. Una comedia costumbrista y alocada, con un toque muy berlanga, que tiene como protagonistas a los peculiares excursionistas de una residencia de mayores.
21 cortos nacionales han entrado en Sección Oficial, lo que muestra la variedad y calidad de nuestros cineastas, y su amplitud de miras e historias para contar. Varios de ellos han centrado su mirada en la mujer, abordando temas como la violencia machista, con valentía y fuerza narrativa, como Flores para Concha, de Mabel Lozano o 36, de Ana Lambarri.
La delicadeza en el tratamiento de la exclusión social, por parte de su directora, en el impresionante Saldo 0, de Amanda Gutiérrez del Castillo; el duelo en el sutil y, al mismo tiempo, divertido Mañana volveré, de Hugo de la Riva, de seguro harán las delicias del público; o la discapacidad en el caso de Carlos Martín, que emociona hasta la médula con Quién, con un elenco entregado en una de esas historias difíciles de olvidar.
Varios han sido los que han reivindicado la diversidad en todas sus formas, como Amo cada átomo de tu cuerpo, de Alejandro Lobo León o Dios te salve María, de Noelia Fluxá y Julie-Estel Soard. Literalmente impresionante es el debut tras las cámaras de la actriz Marta Nieto con su cortometraje, Son. Una historia, en un laberinto físico y social, con otra de nuestras mejores actrices, Patricia López Arnaiz (siempre espectacular), en el papel de madre.
Hasta la más novedosa animación se ha instalado en la sección en Las Alturas, de Alejandro Salgado. Para tratar el tema de las porteadoras entre Ceuta y Melilla, el cineasta ha creado una distopía digna de Dante. Estas mujeres, de Tetuán y sus alrededores, entre 35 y 60 años de media, en su mayoría madres solteras, abandonadas, divorciadas o viudas, transportan a sus espaldas sacos de tela de entre 80 y 90 kilos, por unos pocos euros. Varias ya han muerto en los últimos años, en una frontera controlada por explotadores y redes mafiosas.
También el humor ha encontrado su lugar. El crédito, de Alex Escudero, con el impagable José Sacristán actualiza la picaresca nacional, propia de un Lazarillo de Tormes, a la época de instituciones financieras, paraísos fiscales y del dinero-rey.
Confieso mi absoluta adoración por Tula, de Beatriz de Silva. Muchísima atención a esta cineasta que derrocha talento y con una candidatura al mejor cortometraje de ficción de los Goya (como otros dos cortos de la selección, 36 y Son). Aunque todas las quinielas apuntan al magnífico Cuerdas de Estíbaliz Urresola Solaguren, los Premios Goyas pueden dar sorpresas en todo momento y Tula puede ser una de ellas. Con independencia de los galardones, Tula es de lo mejor del año del cine español, ya sea en cortos o largos. Bravísima Tula.