Alessandro Pugno estrena hoy Animal | Humano, tras su exitoso paso por los festivales de Mar del Plata y Sevilla. El director retrata, como en una tragedia griega, la fatalidad de un niño y un becerro destinados a enfrentarse en la arena

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4 Abr 2024
Alejandro Ávila
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El 5 de abril llega a los cines ANIMAL | HUMANO, de Alessandro Pugno, que participó en la Sección Oficial del Festival de Sevilla, tras su estreno mundial en Mar del Plata, donde fue una de las películas mejor valoradas por el público.

ANIMAL | HUMANO cuenta las historias paralelas de un chico que quiere ser torero y un becerro criado para ser toro de lidia. Matteo y Fandango crecen en mundos totalmente distintos, pero sus vidas se reflejan la una en la del otro. En este juego de espejos, el final está inscrito en una única premisa: el hombre y el animal se enfrentarán en la arena frente a miles de espectadores congregados para asistir al ritual eterno, indiferentes a las historias de sus protagonistas.

¿Qué te inspiro hacer esta película?

En 2014, en Facebook encontré una foto donde había un torero arrepentido de dar muerte al toro. Me llamó mucho la atención y luego se reveló que era un montaje. Pero me hizo preguntarme sobre la empatía. Inspiración improvisada y le dije a la guionista que si hacíamos una película donde hay un toro que nace que está destinado a ir a la plaza y un niño que quiere ser torero. De repente, esto me llamó mucho la atención. Empecé a investigar sobre tauromaquia y sobre los chicos de escuelas de toros. Me encontré muchas respuestas curiosas: el torero es Dios, el toro es emblema del miedo y el monstruo, de repente, visité ganaderías y allí descubrí un mundo increíble. Viven en libertad durante 4 años y hay muchos paralelismos entre la vida de un humano y un toro: la gestación es de 9 meses, el destete es la separación de las madres que los humanos también vivimos. Se puede crear una especie de historia con tintes trágicos, que hablarara del paralelismo entre lo humano y lo animal.

¿Qué aportó tu background como documentalista?

Aportó, básicamente, una gran preparación y una gran observación. Una manera de acercarme a la realidad muy abierta. Muchas ganas de aprender sin prejuicios. Aprendí a montar a caballo, acercarme a ellos a 10 metros, entrevistar a maestros y alumnos de las escuelas taurinas.

¿Cómo se planificó este rodaje donde hay muchas localizaciones exteriores rurales?

Me siento más cómodo en exteriores. La parte más compleja, con equipos grandes en Sevilla, me fue más complicado. Mientras que en el campo podía tomarme más tiempo para hacer las cosas. Las cosas del campo estaba basado en historias de mayorales. Todo estaba escrito, planificado, con el mismo mayoral. El encuentro entre la madre y el becerro, allí estuvimos preparando dos días y el rodaje duró tres días, para que quedara como yo quería. Hicimos un casting de vacas y cada uno tenía su opinión. Para empezar la peli, el primer día de rodaje fue el que nació Fandango.

¿Qué esencia imprescindible querías captar del universo de la tauromaquia?

Su esencia trágica, en su sentido griego. El elemento de destino, de que dos personajes están destinados a enfrentarse. Este elemento que existe, como decir, lo trágico es una predestinación de uno que tiene que dar la muerte a otro. La gente que va a una plaza va a ver un espectáculo y el torero y el toro son elementos del espectáculo. Quería confrontar la parte arquetípica con la vida individual de estas personas.

¿Qué simboliza para ti la lidia?

Una especie de reducto arqueológica, una burbuja arqueológico de un mundo antiguo que ha sobrevivido de manera sorprendente en una sociedad secularizada, donde se está experimentando un cambio de valores. El honor, cierta compostura, mundo estético y estetizante, chirrían con otros valores, con una sensibilidad especial a los animales. El heroísmo huele a machismo, a imposición. Era una oportunidad de reflexionar sobre lo masculino. Las mujeres han hecho un gran trabajo de repensarse pero nosotros no hemos reflexionado sobre el papel del hombre, de donde nacen ciertos impulsos biológicos.

¿Qué fue para ti lo más complejo de este proceso?

Lo más complicado fue el montaje, porque la película está escrita, pero contenía tres historias: niño, adolescente y toro. Todo mezclado con líneas temporales distintas. Aunque estaba todo escrito. Cuando grabamos la parte animal, los tiempos se tuvieron que alterar. Hubo que repensar una estructura en montaje, no había una historia lineal. Encontrarle una vida y una línea a tres líneas temporales distintas.

¿Cómo está siendo el recibimiento?

Sorprendente. En Argentina, en Mar de Plata vimos, me sorprendió la reacción del público, que salía conmovido y con muchas reflexiones. Fue una de las más valoradas en el festival. Me llamó la atención y me preguntaba qué ocurriría en España. Hubo gente que le gustó como fábula, aunque no le gustara la tauromaquia. En España han apreciado la honestidad, y gente ligada a la tauromaquia me dijo que no habían visto nunca nada así sobre la vida en el campo y de los toros. La primera película que pone de protagonista a un toro bravo.

¿Cómo ha sido, para ti, la oportunidad de trabajar con productoras de tres países diferentes?

Me encanta, porque creo en las historias universales. Creo en un cine de gran respiro, aunque venimos de una tradición de historias locales, biográficas. Me gusta mucho el cine de gran respiro y más para mí, que siempre he vivido entre España e Italia, y parte de mi trayectoria en Latinoamérica, ha sido una ocasión fantástica. Tienes sus complicaci0nes, porque somos muchos.

 ¿Cuáles son tus próximos proyectos?

Estoy pensando en una película en una playa de México, una historia de desamor y mareas. Una historia muy íntima, en la que el paisaje hace que se pierda el sentido de la identidad y las cosas se empiezan a torcer y se crea una incomunicación. Estoy con una serie sobre adolescentes ecoterroristas. Y me gustaría


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