“A mi madre”. Con esa dedicatoria culmina Achero Mañas su última y emotiva película, Un mundo mejor, estrenada en la pasada edición del Festival de Málaga. Veinte años después de su durísima película El bola, Mañas regresa a la paternidad. Lo hace con Ernesto (Ernesto Alterio), que dista mucho de ser un padre ideal, pero está a kilómetros de distancia de aquel progenitor maltratador, interpretado brutal (y magistralmente) por Manolo Morón en la ópera prima del director madrileño.
Mañas logra encontrar el complicadísimo equilibrio entre la comedia y el drama, entre la risa y lágrima, partiendo de una idea (aparentemente) disparatada: un hijo que se rebela contra la familia, el orden y la ley y roba el cuerpo de su madre para cumplir con su último deseo: ser enterrada en el mar. Lo hace acompañado de su perra, su hija (una debutante Gala Amyach), mientras huye de la policía y las llamadas de su angustiada familia.
El director plantea así un dilema moral, obedecer a tu madre o acatar la ley, y sale victorioso en una película emotiva, con un excelente pulso narrativo, capaz de enfrentarse con sinceridad al desgarrador dolor del duelo por un madre. Ernesto Alterio vuelve a demostrar su maestría frente a la cámara, mientras recita a Oscar Wilde: “La vida es un teatro, pero tiene un reparto deplorable”.