Premios Goya: 31 años, 31 datos curiosos

Redacción www.filmand.es

El sábado 4 de febrero se celebra la 31ª edición de los Premios Goya. Tres décadas de cine que dan para mucho. En filmAnd hemos querido recoger una selección de anécdotas y datos curiosos sobre los premios de la Academia.

UN GOYA QUE HIZO DIETA

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El escultor malagueño Miguel Ortiz Berrocal (Villanueva de Algaidas, 1933-Antequera, 2006) fue el autor del primer trofeo de los Goya: una escultura desmontable y móvil que combinaba un busto del famoso pintor con un mapa de España en forma de cámara. La leyenda dice que pesaba 15 kilos, aunque otras fuentes más fiables lo dejan en 7. En cualquier caso, cuentan que en la primera edición Fernando Fernán Gómez necesitó la ayuda de varios amigos para transportar los tres que consiguió (como director y guionista de El viaje a ninguna parte y como actor de Mambrú se fue a la guerra).

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En 1990, este primer trofeo se sustituyó por el actual “cabezón”, una obra en bronce del ovetense José Luis Fernández mucho más pequeña y liviana, de apenas 3 kilos.

UNA DIRECTORA POR CADA DIEZ DIRECTORES

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Los Goya reflejan muy bien la enorme brecha de género que sufre el cine en general. Aunque Pilar Miró ya estuvo nominada como directora de Werther en la primera edición (1987), tuvieron que pasar once años para que una mujer obtuviese el premio en esa categoría; y la primera fue también Miró, en  1997, por El perro del hortelano.

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Solo en tres de las treinta ediciones, el reconocimiento a la Mejor Dirección ha sido para una mujer: la citada Pilar Miró en 1997, Icíar bollaín en 2004 por Te doy mis ojos e Isabel Coixet por La vida secreta de las palabras en 2006.

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En la Dirección Novel el porcentaje no mejora mucho. Solo cuatro mujeres han logrado este premio: Ana Díez (Ander eta Yul, 1990), Rosa Vergés (Boom Boom, 1991), Ángeles González Sinde (La suerte dormida, 2004) y Mar Coll (Tres días con la familia, 2010).

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Cinco mujeres han conseguido el reconocimiento al Mejor Guion (en dos casos, en candidaturas compartidas con hombres).

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Y, contra lo que pudiera pensarse, la cosa empeora cuando se mira la lista de los Goya a la Mejor Película Iberoamericana y a la Mejor Película Europea: solo una iberoamericana, la argentina Lucía Puenzo, en 2007, por XXY y ninguna en las 23 ediciones que lleva la categoría europea. Ocho nominadas iberoamericanas (7,61%) y cinco (5,68%) del viejo continente, datos vergonzantes que ponen en evidencia que la brecha de género es universal.

GÉNEROS CON MÁS PRESENCIA

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La comedia domina entre los títulos del Goya a la Mejor Película, pero con bastantes matices. Junto a comedias más o menos puras como Todos a la cárcel o Belle epoque, hay muchas a las que también les encajaría la definición de melodrama (claramente aplicable a la almodovariana Volver ) o comedia dramática: La niña de tus ojos, Vivir es fácil con los ojos cerrados o Truman serían tres buenos ejemplos de esto, muy diferentes entre sí.
Otro género que está muy presente entre las ganadoras es el thriller, representado por Días contados, Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, Celda 211, No habrá paz para los malvados o La isla mínima.
Y el drama social también ha dado muchas alegrías a sus directores y productores, con tres títulos claramente englobados en esta etiqueta: El bola, Te doy mis ojos o Los lunes al sol; así como un subgénero que podríamos llamar “cine y enfermedad”: Mar adentro, La vida secreta de las palabras y Camino.

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Lo que desmonta con rotundidad el listado de los Goya es el tópico de que el cine español siempre cuenta historias de la Guerra Civil: solo una entre las ganadoras del galardón a la Mejor Película está ambientada en la Guerra Civil: Ay, Carmela, de Carlos Saura, premiada en 1990.

GOYA Y LOS GOYA

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En 2000, Goya se llevó un Goya. Francisco Rabal ganó el Premio al Mejor Actor Protagonista por su interpretación de Francisco de Goya y Lucientes en Goya en Burdeos, de Carlos Saura, película que obtuvo otros cuatro galardones. “Gracias por haberme devuelto la cabeza, que alguien la robó en mi tumba de Burdeos” dijo Rabal al recoger el premio.

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Pero no todos los Goya han tenido la misma suerte: la coproducción hispano-estadounidense Los fantasmas de Goya, de Milos Forman (con Stellan Skarsgård en el papel del pintor), tuvo tres nominaciones “menores” y no consiguió ningún premio.

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Y otros títulos muy vinculados al genio de Fuendetodos tampoco han tenido enchufe: Volavérunt, de Bigas Luna, con Jorge Perugorría en el papel del pintor, 0 premios de 4 nominaciones en 2001; Sangre de Mayo, de José Luis Garcí, muy inspirada por los sucesos del 2 de mayo de 1808 y en concreto por el cuadro goyesco ‘El 3 de mayo de 1808 en Madrid’, siete nominaciones en 2008 para quedarse también en blanco; y La hora de los valientes, de Antonio Mercero, en cuyo argumento tiene gran importancia un famoso autorretrato de Goya tenía seis opciones de estatuilla pero solo consiguió una, para Adriana Ozores, como Mejor Actriz de Reparto.

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Por último, la actriz Goya Toledo también ha estado nominada en tres ocasiones y se ha quedado siempre en la butaca.

MEJOR SI SON HISTORIAS ORIGINALES

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Aunque en el apartado de Guión, se reconoce una categoría para los originales y otra para los adaptados, en el balance general, el Goya a la Mejor Película se lo llevan casi siempre las que parten de un argumento original. Solo en seis de las treinta ediciones, la ganadora absoluta ha tenido un guión adaptado y casi todas ellas corresponden a los primeros años de los premios.

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Por otro lado, solo cinco de las premiadas como Mejor Película pusieron o pudieron poner en sus créditos el famoso rótulo “Basado en hechos reales“: Amantes, de Vicente Aranda, La buena estrella, de Ricardo Franco, Mar adentro, de Amenábar, Camino, de Javier Fesser y Vivir es fácil con los ojos cerrados, de David Trueba.

CATEGORÍAS QUE LLEGARON MÁS TARDE

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El primer corto reconocido con un Goya fue el El reino de Víctor, de Juanma Bajo Ulloa, galardonado en 1990.

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La categoría Película de Animación se creó también en 1990 y la ganadora ese año fue Los 4 músicos de Bremen, que no tuvo que imponerse a otras competidoras, ya que fue el único título nominado en esa especialidad.

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Hasta 2002, los largometrajes documentales no tenían tampoco un premio específico y, en aquella edición, la primera película distinguida en esta nueva categoría fue En construcción, de José Luis Guerin. Una hermosa paradoja, tratándose de un filme y un director que ponen en cuestión los límites entre la ficción y la realidad.

EL CORTO MÁS CORTO Y EL LARGO MÁS LARGO

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El corto más corto que ha conseguido un Premio Goya es Pregunta por mí, de Begoña Vicario, una preciosa y dura animación experimental con dibujos sobre arena de apenas 3’59’’ que le llevó a ganar el “cabezón” en 1997. Solo unos segundos más duraba Pantalones, ficción de Ana Martínez que consiguió el premio en 2001.

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Por el contrario, el largo más largo que ha ganado el Goya a la Mejor Película ha sido Camino, de Javier Fesser, con una duración de 143’, galardonado en 2009. Le siguen en este ranking, El viaje a ninguna parte (1987) y Celda 211 (2010), ambas con 140’.

¿PROFETAS EN SU TIERRA?

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No siempre coinciden los reconocimientos nacionales y los internacionales. En la comparativa entre los Oscar y los Goya quizá el caso más sonado sea el de Hable con ella, de Pedro Almodóvar, que en 2002 consiguió el Oscar a la Mejor Película de Habla no inglesa y que sin embargo tuvo una discretísima presencia en los Goya de ese año, con siete nominaciones y solo un premio (a la música). Muy diferente es el caso de otras dos películas reconocidas con el mismo galardón en Hollywood, Belle epoque y Mar adentro, que sí triunfaron también en los premios de la Academia española.

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En el caso de los cortos, la disparidad de criterios entre los Oscar y los Goya también llama la atención. Solo uno de los cinco cortos españoles nominados a los Óscar ha triunfado en los Goya: Aquel no era yo, de Esteban Crespo, en 2013.

EL ANSIADO SALTO ES MÁS DIFÍCIL DE LO QUE SE PIENSA

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Solo dos directores han conseguido algo que en teoría parece natural: ganar el Goya con un cortometraje y luego conseguir el Goya a la Mejor Película con un largo: Javier Fesser lo logró con el corto Aquel ritmillo en 1994 y con el largo Camino en 2009 mientras que Achero Mañas hizo lo propio con Cazadores (1997) y El Bola (2001).

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Otros cuatro ganadores del premio al Cortometraje sí se han visto reconocidos al menos con el Goya a la Dirección Novel: Juanma Bajo Ulloa, Santiago Segura, Daniel Guzmán y Enrique Gato. Y este último además ha conseguido en dos ocasiones el Goya a la Mejor Película de Animación, por Las aventuras de Tadeo Jones (2012) y por Atrapa la bandera (2016).

MENORES Y ANCIANOS

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En 1998, el niño Andoni Erburu, de 9 años y protagonista de Secretos del corazón, fue la persona más joven en recibir un Premio Goya (como Actor Revelación). Es un récord permanente, ya que en 2002 se aprobó una norma que impide a los menores de 16 años optar a estos premios.

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La entrañable actriz malagueña Rafaela Aparicio es la intérprete de mayor edad que ha conseguido un Goya. Lo ganó con 83 años, en 1990, por su papel protagonista en El mar y el tiempo. Sin embargo, se considera a Antonia Guzmán, abuela del actor y director Daniel Guzmán, “la abuela de los Goya”, al estar nominada en 2016, con 93, por A cambio de nada.

ANDALUCES DE RÉCORD

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Los actores Juan Diego y Antonio de la Torre, con nueve, son los dos andaluces con más nominaciones. A escala nacional, solo los supera Eduard Fernández, con una más.

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Otro actor malagueño, Dani Rovira, batirá este año otra curiosa marca. Será el primero en presentar tres ediciones consecutivas la gala de los Goya. Hasta ahora, nunca un presentador ha repetido más de dos años seguidos.

 

LOS REYES DEL GOYA INDIVIDUAL

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Nadie cuestiona que el cine es un arte colectivo, pero necesita el brillo del talento individual. Y si hacemos caso al palmarés de los Goya, el máximo talento del cine español no es ni un director ni un actor, sino el compositor vasco Alberto Iglesias. Él es la persona que más “cabezones” ha conseguido: 10 (más cuatro nominaciones), la mayoría de ellos por la banda sonora de películas de Médem o Almodóvar (La ardilla roja, Tierra, Los abrazos rotos…).
Y otro nombre que siempre se escucha en las galas de los Goya es el del extremeño Reyes Abades, responsable de los efectos especiales de más de 250 producciones y ganador de 9 goyas en esa categoría, en la que en algunas ediciones ha llegado a estar nominado hasta por tres películas distintas.

UN PATINAZO HISTÓRICO

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En 2013, el músico sevillano Pablo Cervantes fue el involuntario protagonista de una de las anécdotas más incómodas de la historia de estos premios, al anunciarse por error su nombre como ganador en la categoría Canción Original. Cervantes estaba nominado por el tema principal de Los niños salvajes, pero finalmente la canción premiada fue la de Blancanieves.
Estamos seguros de que Pablo Cervantes, de brillante trayectoria, tendrá muy pronto la oportunidad de desquitarse de ese mal trago y recoger, sin errores, su primer Goya.

GRANDES AUSENTES
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Como ocurre con los Oscar, los Goya también tienen sus grandes ausencias: cineastas de todas las áreas que, pese a desarrollar carreras extraordinarias, nunca han conseguido tocar la cabeza en bronce del pintor.
La estatuilla ha jugado así al escondite con directores, actores y técnicos de prestigio indiscutible, como Ángela Molina, Imanol Arias o Jaime Chavarri, e incluso con algunos que además han llegado a presidir la Academia, como las actrices Aitana Sánchez-Gijón o Marisa Paredes.
El socorrido Goya de Honor ha compensado otros huecos ilustres, como los de José Luis López Vázquez, Manuel Alexandre o Antonio Banderas, pero no ha llegado a tiempo para rescatar otros, como en el caso de Agustín González.
Por último, premiados o no, otros muchos cineastas, como Joaquím Jordà, Víctor Erice, José Luis Guerín, Basilio Martín Patino o Marc Recha, han hecho sus películas sin estar demasiado pendientes de la Academia, conscientes de que el cine es mucho más que sus alfombras rojas y sus premios.