El compositor sevillano Pablo Cervantes, nominado en tres ocasiones a los Goya, compartirá sus experiencias relacionadas con la música para audiovisual en la sexta sesión de ‘Los Oficios del Cine’

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7 Oct 2018
Juan Antonio Bermúdez
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Entrevistamos al compositor Pablo Cervantes, nominado en tres ocasiones a los premios Goya y ganador de cuatro premios ASECAN. Tendremos la suerte de contar con él en la sexta jornada de ‘Los Oficios del Cine’, que se celebrará este martes 9 de octubre, en la Fundación Cajasol, entidad que coorganiza este ciclo junto a FilmAnd y con la colaboración de la Fundación SGAE. En esta actividad, dedicada a la música para el audiovisual, también estarán los compositores Jesús Calderón y Paloma Peñarrubia. La inscripción para asistir a la misma es gratuita y debe hacerse a través de este formulario.

¿Cómo fueron tus comienzos en la música?

No tuve una vocación temprana. En mi adolescencia, quería ser veterinario. En mi familia tampoco hay antecedentes de músicos, pero sí hemos sido muy melómanos, siempre ha habido mucha música en casa. Por otro lado, mis padres y mi abuelo sí han estado ligados a la radio y a la televisión. Hay un momento, cuando tenía aproximadamente doce años, en el que mi padre compró un piano, por si alguno de los cuatro hermanos que somos quería aprender música. Una de mis hermanas y yo empezamos a recibir clases particulares de piano, aunque yo las abandoné pronto. A pesar de eso, sin embargo, sí tenía inquietudes por el instrumento en sí. Y más que tocar melodías preexistentes pronto empecé a tener cierta necesidad de componer, de crear yo mismo mi propia música.

¿Y cómo empezaste a componer para el audiovisual?

Mi padre tenía una productora y estaba haciendo una serie documental que se llama Retratos. Y para la sintonía de salida de esa serie compuse una melodía a piano. Luego le hizo los arreglos otro músico con el que trabajaba mi padre, pero la composición era mía. Te estoy hablando del año 1993 o por ahí, yo tenía 15 o 16 años, estaba en el instituto. Ahí descubrí que existía una profesión que consistía en hacer música para el audiovisual. Y poco después tuve la oportunidad de visitar los estudios Alta Frecuencia, en Sevilla. Estaba aún en el instituto pero empecé a entrar en contacto con todo eso y oí hablar por primera vez de un sintetizador, que permitía hacer varios instrumentos simultáneamente y grabarlo. En aquel momento valía una pasta, unas 300.000 pesetas de la época, mucho dinero. Pero convencí a mi padre para que me lo comprase si aprobaba todas las asignaturas de 3º de BUP. Y lo conseguí, así que ya con ese artefacto empecé a hacer mis primeras sintonías para otras productoras.

Pero ahora se compone con ordenador, ¿no?

Sí, sí, trabajé al principio con ese teclado y di el salto a trabajar con ordenadores unos años después, cuando hice un curso con la Fundación Autor de la SGAE en el que enseñaban a trabajar con programas que todavía hoy se siguen utilizando. Fui construyéndome un estudio y cada vez fui trabajando más para la tele.

Pablo Cervantes, en su estudio

Pablo Cervantes, en su estudio

¿Y con el cine cómo fue tu primer encuentro?

En el año 2000 me pasaron el guion de You’re the One, de José Luis Garci, por si se me ocurría una melodía. Compuse algo a piano para esa película y ahí ya enganché con el cine. Entre la televisión y este trabajo con Garci, que me abrió muchas puertas, me fui haciendo un nombre, hasta ahora.

Entiendo que cada encargo es diferente, pero ¿cuál suele ser el proceso habitual a la hora de componer una banda sonora? ¿Te pasan un guion como en este primer caso que me contabas con Garci?, ¿te reúnes con un productor que te hace una propuesta?

Al cine me suelo incorporar con bastante margen, transcurre bastante tiempo entre que las productoras deciden asumir un proyecto, consiguen financiación y ruedan. Es normal que te contacten en estas fases de búsqueda de financiación, para ver si tú estás interesado en el proyecto, porque tienen que preparar una serie de dossieres para las ayudas en los que se incluye el equipo y todo eso.

A mí me gusta echarle un vistazo al guion lo antes posible, pero es verdad que hasta que la película no está montada, por mucho que leas el guion y tengas conversaciones con el director, es complicado hacerte una idea. En el caso de Garci, es algo especial: él suele buscar un tema, un leitmotiv previo, y trata la música antes que la imagen incluso. No es que use un tema preexistente, es música que componemos para la película, pero tiene un tratamiento casi de música preexistente. Con Garci, solo he trabajado ya con imágenes en Sangre de mayo y en algún otro título. Pero la verdad es que eso no es lo normal. Lo habitual es que leas el guion pero que cuando ya la película esté levantada, se ha montado y te pasan aunque sea un primer copión trabajes de pleno en la banda sonora.

 

En cualquier caso, ¿tus contactos más directos en una película siempre son con la productora y con el director?

Sí, mis contactos más frecuentes son con el director y con el productor. Este sería la parte más mercantil del proceso, aunque también, dependiendo del caso, suele supervisar el acabado del producto, por lo que está muy cerca de la relación que tienes con el director.

¿Y con qué otras personas del equipo sueles trabajar?

Con el montador también me gusta estar muy en contacto por cuestiones creativas. Muchas veces, por ejemplo, ellos están trabajando con músicas de referencia o podemos comentar aspectos técnicos del intercambio de materiales.

Y otra persona del equipo con quien suelo tener relación es con el ingeniero de sonido, que es quien hace las mezclas o el diseño sonoro. Procuro estar sincronizado con el departamento de sonido porque hay una parte del proceso en el que nos vamos a encontrar. En las mezclas la música va a tener que convivir con todo ese concepto sonoro y con los diálogos. Tenemos que saber cómo va a estar cubierta de sonido la película para ver el espacio que queda para la música.

Pablo Cervantes recoge el Premio ASECAN 2017 de manos de la productora Agus Jiménez

Pablo Cervantes recoge el Premio ASECAN 2017 de manos de la productora Agus Jiménez

Sin que me des referencias concretas, ¿te has quedado a medias en algún proyecto porque tu propuesta musical no ha llegado a convencer o porque no has estado de acuerdo con las directrices que te marcaban?

Me ha pasado casi de todo. He tenido proyectos en los que todo ha ido a la primera y las sugerencias musicales que yo hacía les han parecido estupendas. En otros casos he hecho algún planteamiento musical y al director no le ha convencido y he tenido que hacer varias versiones. En otros, tenían una serie de músicas de referencia y he tenido que acercarme a ellas lo más posible, por lo que la libertad creativa ha sido menor. Me he encontrado escenarios en los que al director y a mí nos gustaba mucho la propuesta pero luego cuando la ha escuchado el productor a él no le ha parecido bien. En otras ocasiones me he incorporado a proyectos para relevar al compositor que había comenzado porque no les convencía su trabajo a los responsables de la película. También lo contrario: he estado en proyectos en los que finalmente no convencía mi música y finalmente llamaron a otra persona. Y en esos casos la partitura está firmada por dos. En fin, me ha pasado de todo y creo que nada debe ser traumático. Es normal. Yo siempre he procurado separar lo profesional de lo personal, no ver estas situaciones como algo personal.

 

Tú tienes experiencia tanto en cine como en televisión o en publicidad. ¿Con qué te sientes más realizado?

Es que al final todo se termina pareciendo. Cambian los tiempos que tienes para trabajar, cambian a lo mejor las medidas de la música que tienes que hacer… No es lo mismo hacer un jingle para una cabecera de un programa que va a durar 25 segundos que hacer una banda sonora. Pero el proceso creativo de componer, de trabajar con instrumentos, a mí me produce la misma satisfacción y me encuentro cómodo con todos los encargos. Al final, me gusta mi oficio y no te sabría jerarquizar en qué me encuentro más a gusto.

 

Y hablando de trabajos en concreto, ¿te sientes especialmente orgulloso de alguno de ellos?

Hay proyectos que te gustan más, pero consigo distanciarme lo suficiente del proyecto para poder trabajar bien en él. No me dejo atrapar por mis gustos personales. Siempre digo algo que a lo mejor resulta bruto: a mí no me pagan porque me guste la película, me pagan por hacer que la música contribuya a que esa película esté lo mejor posible. No me considero un “artista” que si no se siente comprometido con una historia o un mensaje no puede trabajar. Creo que el músico audiovisual tiene que ser una persona versátil y generosa y, en la medida de lo posible, carecer de ego. Cuando conoces la complejidad que tiene una película y la cantidad de gente que participa en ella debes tomar tu oficio con mucha modestia, porque si no la cosa no funciona.

 

¿Qué referentes tienes o has tenido en la música y en la música para cine?

Yo llegué a la música clásica a través de la música de cine. Primero me empecé a fijar, en mi adolescencia, en las bandas sonoras, en clásicos como John Williams o Ennio Morricone. Y desde la música de cine empecé a profundizar más en la música clásica y especialmente en la música del romanticismo, que es de donde beben todos estos compositores. La música de cine fue la que me abrió el oído.

 

¿Te has planteado alguna vez participar en una producción audiovisual asumiendo otras tareas? ¿Dirigir o escribir un guion, por ejemplo?

No. A ver, alguna vez he podido imaginarme la posibilidad de producir algo. Pero me parece muy difícil. Tendría que recorrer ese camino desde el principio y no sé si estoy para eso. Ser compositor de cine no me convierte en pianista ni en director de orquesta, igual que no me convierte en guionista.

 

¿Qué le recomendarías a alguien que está empezando en la música y que quiere hacer música para cine? ¿Cómo debería formarse y por donde debería empezar?

En España, hasta donde yo sé, no hay enseñanzas regladas enfocadas a esta especialidad. En EEUU sí que se puede estudiar Film Scoring. Si uno tiene la oportunidad y puede permitírselo, creo que está muy bien formarse, al menos hacer cursos. Pero con independencia de la formación, es fundamental contactar con el sector. Cuando se conoce que se está poniendo en marcha un proyecto, ya se va tarde si se quiere trabajar en él, porque normalmente el equipo estará cerrado. Por eso es importante conocer gente, hacer contactos y empezar trabajando en cortometrajes. Unos trabajos te irán llevando a otros, así es cómo se va produciendo esa sinergia. Lo más importante es eso, estar en contacto con el sector.

Fotografía de portada: Curro Medina


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