La actriz jiennense recibe la Medalla de Andalucía en un momento de éxito en el que triunfa por su papel protagonista en la serie ‘Arde Madrid’

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21 Feb 2019
Alejandro Ávila
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Han pasado solo unas horas desde que el nuevo gobierno andaluz ha anunciado las Medallas de Andalucía. Al otro lado del teléfono, una voz femenina le pide a la perrita Rumba un poco de paz. Es la actriz Inma Cuesta, que desde este 21 de febrero ya es profeta en su tierra: una de las Medallas de Andalucía, que se entregarán el próximo 28 de Febrero, es suya. Esa misma que ya recibieron cineastas de la talla de Antonio Banderas, Alberto Rodríguez o su compañero Paco León, por poner solo algunos ejemplos.

La recibe en uno de los momentos más dulces de su carrera: tras haber ganado el premio Feroz por su papel en la serie Arde Madrid, donde borda su papel como espía-ama de llaves en la casa de Ava Gardner. Es La coja con más mala leche de la televisión nacional. Su papel no solo resulta hilarante, sino que rezuma orgullo y dignidad por los cuatro costados.

Comedias, dramas, thrillers, tres nominaciones a los Goya, un Asecan del Cine Andaluz por La voz dormida (Benito Zambrano) y hasta un premio RTVA avalan el premio que ahora le entregan en su tierra.

 

¿Con qué ánimo recibes este premio?

Con alegría, ilusión, gratitud y mucha felicidad. Cuando pasan cosas bonitas o recibes algún reconocimiento es bonito sentir esas alegrías. Todo toma otra dimensión. Independientemente de los premios, me siento querida y respetada no solo entre mis compañeros, sino entre el público. Lo notas en la calle, como con Arde Madrid, que ha tenido una acogida impresionante. Que la gente te felicite en la calle es muy bonito.

Arde Madrid

¿Hay algo que te gustaría reivindicar al recibir tu Medalla de Andalucía?

Ese mensaje lo daré el 28 de Febrero, porque me gusta ser muy consciente de lo que digo y pensar bien lo que voy a decir.

 

¿Te gustaría volver a rodar en Andalucía, como hiciste por última vez en Grupo 7 (Alberto Rodríguez)?

No he vuelto a rodar en Andalucía y la verdad es que no me importaría.

 

¿Sigues de cerca el desarrollo del cine andaluz en los últimos años?

Sí, por supuesto. Alberto (Rodríguez, con el que rodó Grupo 7) es uno de los mayores representantes de ese cine. Había un movimiento que sigue existiendo, aunque reconozco que no me gusta dividir el cine por provincias. Creo que todos somos de todos lados. Buenos creadores, actores, productores y profesionales los hay en todos sitios. Tan solo en Andalucía, hay tres escuelas de arte dramático y de ahí salen intérpretes con los que me sigo encontrando.

Inma Cuesta en ‘Tres bodas de más’

En tu último éxito, el personaje de Ana Mari en Arde Madrid es muy andaluz.

Fue una cosa que surgió. En la escuela te insistían mucho con el acento neutro: el castellano neutro, el andaluz neutro. Yo me he esforzado mucho por hacerlo con mi propio acento. La gente no es de lugares neutros, pertenece a lugares, sitios, se expresa de manera distinta y eso es enriquecedor. En cine y televisión estábamos acostumbrados a que el personaje andaluz era la chacha, así que en El accidente propuse hacerlo con mi acento y fue maravilloso.

 

¿Y en Arde Madrid?

En Arde Madrid hablábamos de dónde podían ser los personajes. Y la verdad es que era una época en la que nuestros personajes podían ser perfectamente de Andalucía, porque hubieran emigrado a Madrid. Le pregunté a Paco (León) que si Ana Mari podía ser de mi pueblo, Arquillos (Jaén), y me dijo que sí. A mí me hace gracia que sea así y a la gente de mi pueblo le ha hecho mucha ilusión. Empecé a meter más cosas de mi pueblo y Anna (R. Costa) y Paco estaban fascinados, hasta el punto de pedirme que metiera el himno de Arquillos en la serie. Ya soy casi hija predilecta de mi pueblo(ríe).

Inma Cuesta

 

Resuélvenos una duda: ¿valenciana o andaluza?

Suelo decir que tengo doble nacionalidad (ríe), según de donde sea la producción que vaya a hacer. Hasta los cuatro años viví en Valencia, pero mis padres y mi familia, incluidos los que siguen viviendo en Valencia, son de Jaén. De hecho, cuando me dijeron lo de la medalla, me preguntaron si era valenciana.

 

¿Y te pilló por sorpresa?

En otras ocasiones he estado ahí, pero por circunstancias de trabajo no pudo ser, porque para recibirla, hay que asistir al acto. Así que esta vez lo he recibido con mucha alegría y mis padres están supercontentos. Es muy bonito.


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