El director Gerardo Olivares estrena este viernes ‘4 latas’, una comedia de aventuras, protagonizada por Jean Reno, que transcurre por el norte de África basada en una experiencia propia del cineasta ocurrida en 1990

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27 Feb 2019
Marta Jiménez
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Gerardo Olivares (Córdoba, 1964) camina por dos dimensiones paralelas desde hace diez días. Entre la del documental Dos Cataluñas, lidiando con el tsunami político surgido tras la renuncia al premio Cinema For Peace que entregó el mismísimo Puigdemont a su codirector Álvaro Longoria en Berlín, y la promoción de su nueva película de ficción con tintes autobiográficos, 4 latas, que se estrena el próximo viernes.

Ésta última es una road movie por el desierto protagonizada por el actor hispano-francés Jean Reno que  acercará más al Olivares de 14 kilómetros (2007), la película con la que ganó la Espiga de Oro en la Seminci de Valladolid, que a sus películas posteriores ligadas al cine de naturaleza.

Será una comedia de aventuras por el norte de África basada en una experiencia propia del cineasta ocurrida en 1990, cuando atravesó el desierto del Sahara en un Seat Panda. El reparto lo completan el actor hispano-libanés Hovik Keuchkerian y los españoles Quique San Francisco, Susana Abaitua y Arturo Valls.

Los casi dos metros de Gerardo Olivares enfocan en esta entrevista con la misma deportividad el conflicto catalán y la viralidad de su renuncia al premio en Berlín, como sus historias del Sahara, uno de sus rincones favoritos del planeta. Y aún le queda tiempo a este realizador viajero para transitar por alguna dimensión más: la de un documental sobre el AVE de Medina a la Meca que ya está rodando y la de su próximo largo de ficción que comienza a rodar en septiembre.

Carles Puigdemont entrega el premio Cinema For Peace al codirector Álvaro Longoria

 

¿Superado ya el mal sabor del premio a Dos Cataluñas?

Sí, sí, sí. No pensábamos que esto iba a tener tanta repercusión. Devolvimos el premio y ya está, pero comenzó a viralizarse y la pelota empezó a crecer. No lo esperábamos ni nada que se le pareciera. Puigdemont tenía todo el derecho del mundo de estar ahí, pero como nos dijeron, como invitado, sin formar parte del acto ni hablar ni nada. Nosotros confiamos en la organización, donde hay gente muy seria, y pasó todo lo que nos dijeron que no iba a pasar.

 

¿Cómo una institución de tanto prestigio como Cinema for peace pudo dar voz a Puigdemont?

No lo sé, pero sí que tienen [los independentistas del PDeCAT] unos tentáculos a nivel internacional brutal, o sea, en ese sentido nos ganan por goleada. En verdad yo no sé cómo lo hacen, pero tienen esa capacidad. Allí había más de quinientas personas, gente muy importante, Gerard Schroeder, Ai Weiwei, Lech Walesa, Charlize Theron, Faye Dunaway, Catherine Deneuve… y sale el tío a dar su discurso político de diez minutos y después aparece el sobre, el ganador es Dos Cataluñas y entrega el premio Puigdemont. Tierra trágame.

 

 

Vayamos a 4 latas, tu próximo estreno ¿Es esta tu primera película autobiográfica?

Yo hasta ahora, todas mis pelis que han salido de mí, La gran final, 14 kilómetros, Entrelobos y El faro de las orcas, eran historias basadas en hechos reales que, de alguna manera, a mí me han tocado y he visto que detrás de esa historia podía haber una peli. Por eso decidí llevarlas al cine. En este caso lo que cuento es un poco mi experiencia en todos esos viajes que hecho por el desierto el Sáhara. El Sáhara para mí es un lugar que, primero conozco muy bien, y, segundo, donde he estado un montón de veces, me lo ha atravesado por todos lados, por Argelia, Marruecos, Mauritania, por Egipto, por Níger, por Mali y siempre en el desierto me han pasado cosas o divertidas o tristes o maravillosas, como decía Karen Blixen, en el desierto Dios y el diablo son la misma persona. Y entonces, claro, eso siempre está en tu cabeza y al final, pues yo como cineasta tiro también de mí, de mis vivencias y de mi experiencia y quizás las más fuertes las haya vivido en el Sahara.

 

¿El desierto siempre ha estado en tu mente?

Quería contar una historia que reflejara un poco lo que el desierto me ha dado a mí. En 1990, con 22 años, fui al Sahara por primera vez solo, bueno con un amigo en un Seat Panda, pero con solo me refiero a que la primera vez fui con mi padre cuando tenía 16 años. Estando en mitad del desierto esta segunda vez nos encontramos con unos franceses que bajaban coches de segunda mano desde Francia para venderlos en Níger y Mali. Eran los últimos románticos de un movimiento que a finales de los 70 principios de los 80 se puso muy de moda en Centro Europa, Francia, Alemania, Bélgica, Holanda, con gente que hace un viaje por el desierto del Sahara, que era algo mítico hasta llegar a Tombuctú. Y esa fue la semilla que se me plantó en ese viaje. A partir de 1990 he viajado mucho por el Sahara y siempre pasan cosas, y al final ya, cuando uno ha cumplido 54 palos acumula una serie de vivencias que tiene que contar.

Y has elegido la comedia para contarlo.

Es que es una comedia, pero es también una aventura, pero es también una road movie y un un drama porque al final son tres fracasados de la vida.

 

Que no viajan para llegar a destino, sino para huir de donde se parte, como decía Unamuno.

Una maravilla de frase. Esa es la filosofía de la peli.

 

¿Y tú has viajado toda tu vida para huir?

De alguna manera sí. Por inconformismo, por romper la rutina, por buscarte a ti mismo, por vivir la experiencia, por salir de tu zona de confort y vivir cosas que no vas a vivir, evidentemente.

 

¿Por salir de Córdoba cuando eras joven?

Empecé a viajar muy joven. Estuve muchos años interno en Campillos, en Málaga, porque era mal estudiante y cuando salí del internado pensé, llevo cuatro años y dos veranos encerrado en cuatro paredes, a lo más lejos que he ido ha sido a Córdoba y a Málaga, y a mí me faltaba el aire. Y fue cuando agarré la Vespa y me fui a Laponia, a Cabo norte, ahí me entró el veneno y desde entonces no he parado.

Fotograma de ‘4 latas’ | | Imagen: José Haro

 

¿Cómo convenciste a Jean Reno para protagonizar la película?

Tiene 70 años y está muy bien, aún se le puede exigir en rodaje. Rodé con él en Italia [la película Hermanos del viento] y nos hicimos buenos amigos. Él fue un poco, de alguna manera, el que me impulsó a hacer la película. Yo le conté la idea y me dijo, si la escribes yo te la hago, y, claro, tuve a Reno todo el día, todas las horas, todos los minutos de mi proceso de escritura solo, encerrado en mi cabaña y ahí estaba él. Y un poco la película la escribí en cierta manera para él.

 

Un actor que nació en Casablanca, de padres gaditanos, nacionalizado en Francia y que vive en Nueva York.

Sí, él no había vuelto a Marruecos desde que salió con 20 años. Esta es su primera película en español, su primera película rodada en España, sus padres son de Cádiz y para él esta película es especial por estas razones. Recuerdo que me contaba con mucha añoranza y con mucha tristeza el día que dejó Casablanca en un barco para buscarse la vida en Francia, con una mano delante y otra detrás. Me lo contaba cuando íbamos en barco desde Gran Canaria hasta Fuerteventura, hacía muchísimos años que no se montaba en un barco. Iba apoyado en la barandilla y me decía, cuántos recuerdos me está trayendo todo esto, cuánta tristeza tengo, porque él perdió a su madre muy joven y estaba muy apegado a ella. Cuando se fue de Marruecos creo que ya no volvió a ver nunca más a su madre, entonces se juntaron ahí muchas emociones. Imagina un tipo que ha salido de Marruecos, imagino qué pensaría, adonde he llegado en la vida, salí sin nada de Marruecos, con la ilusión de ser actor, llegué a París y he llegado a ser uno de los grandes del cine. Yo creo que todo eso de alguna manera salió en ese viaje emocional en el barco.

 

¿Con esta película dices adiós al cine de infancia naturaleza?

Nunca puedes decir adiós porque la vida da muchas vueltas y no deja de sorprenderte, pero por ahora sí. Yo creo que la trilogía está ahí y es que me apetece explorar otros caminos y otros campos.

 

¿Tienes otro proyecto rondando tu mente?

En septiembre empiezo otra película de ficción de la que aun no puedo decir nada. Ahora lo que estoy haciendo es un documental sobre el AVE de Medina a La Meca. El tren de alta velocidad que se ha hecho gracias a un consorcio español y, bueno, lo que cuento es el reto y el desafío que ha sido construir este tren que va a ir a 320 km por hora en mitad del desierto, todo realizado con tecnología española. Es para una especie de megaestructura del Discovery Channel que no es Discovery Channel, pero es un poco así,  muy apasionante también. Yo estoy encantado con este proyecto.

 

El sello de Netflix te ha acompañado en El faro de las Orcas, Dos Cataluñas y ahora en 4 latas ¿Te está ayudando la plataforma a internacionalizar tus proyectos?

Yo creo que sí, Netflix lo que ha hecho ha sido agitar enormemente y ha sido importante para la industria cinematográfica en España. En el cine antes los jugadores eran cinco, por poner un ejemplo, y ahora son diez, no solamente con Netflix, sino con Amazon, HBO, ahora con Disney. Entonces, todas estas plataformas digitales lo que han hecho ha sido abrir mucho el abanico de posibilidades y sobre todo internacionalizar el producto. Es decir, ahora un director de cine puede tener la posibilidad de que su película se vea en España, pero también en Estados Unidos, en Islandia, en Mongolia, Japón o Sudáfrica. Ayuda mucho a los creadores a que el cine español se vea en todo el mundo. Te diré que ahora se produce más que nunca, películas, series, documentales… algo que ha ayudado a mucha gente en la industria. Es una realidad, puedes ver una peli en el cine y a los dos meses en Netflix. No son incompatibles.

 

Pero sé sincero, como director ¿no prefieres que el público vea tus películas en una sala oscura y ante una gran pantalla?

Por supuesto, el cine creo que hay que verlo en el cine, en pantalla grande. Me da pena que alguien vea 4 latas en un móvil, pero a lo mejor entre verla así y no verla… y si la película no llega a algunos lugares donde no hay cine, existe la posibilidad de verla en una plataforma.

 

Pero esta llegará a Córdoba, por ejemplo…

Claro que sí, por dios.

 

¿Con cuántas copias se estrena?

Creo que con 180. Está bien. No somos Wonderwoman, pero está muy bien.

 

¿Rodarás en España tu próxima película?

Sí, voy a rodar en España otra historia real.

El equipo artístico del filme posa con el director

Por curiosidad, no sé si Netflix os ha dado los datos ¿Se ha visto el documental  Dos Cataluñas más en España que fuera?

No te puedo decir. Netflix no da datos. Ni idea.

 

Otra pregunta: ¿Tú sabías antes que Puigdemont iba a hablar y por eso no fuiste?

No, no, no. Yo no sabía nada, nos dijeron que no, pero yo, no me preguntes por qué, pero a mí algo me dijo mejor que no vayas, Gerardo. Porque Puigdemont y Dos Cataluñas en el mismo sitio, ahí va a haber algún momento en que se van a cruzar. Porque si hubiera estado Puigdemont, Arrimadas, Iceta, los de la Cup… ahí subo a recoger el premio, pero si hay solo una parte del conflicto, pues no. Porque nosotros queríamos ser lo más objetivos posible, porque este documental no iba destinado al público español, que también, pero empezamos a rodarlo cuando había sobresaturación del tema de Cataluña en España, con dos posiciones muy ancladas, los que no quieren la independencia y los que sí. Al final cada uno tiene su verdad y busca la información que reafirma su verdad en la posverdad.

Nosotros queríamos dar una visión del problema catalán para el público internacional ¿Por qué? Porque el 1 de octubre nos dimos cuenta que la información que se estaba exportando al exterior era la policía dando mamporrazos. Había corresponsales de prestigio mundial que se estaban cuestionando la democracia en España ¿Cómo se llega a esa situación? de eso no se hablaba. Había una serie de acontecimientos que desembocaban en ese momento. De eso queríamos hablar nosotros ¿Cómo contarlo de la manera más neutral y objetiva posible? Abriendo el abanico y dando cabida a todos los que quisieron hablar desde diferentes ideologías políticas, periodísticas, expertos españoles e internacionales y que el espectador sacara sus propias opiniones. Ese era nuestro trabajo.

 

¿Qué has aprendido de esta experiencia?

Yo he aprendido en que hay dos posiciones tan enconadas que va a hacer falta mucha mano izquierda, mucha diplomacia, mucho diálogo y mucha gestión por ambas partes para que las aguas vuelvan a su cauce. Ahora mismo hay una brecha social en Cataluña brutal. O eres independentista o no lo eres, pero la figura del equidistante es una figura muy mal vista en Cataluña. O te tienes que posicionar en un lado o en otro, esa es la realidad. La situación está muy enquistada. Y prefiero no entrar en esto.

En cuanto al rodaje, hemos trabajado con muchas limitaciones. Nos hubiera gustado que el gobierno del PP se hubiera implicado más en el documental, pero supongo que no querían que se internacionalizara el conflicto. Sin embargo, por parte de los independentistas, que lo que buscaban era precisamente esa internacionalización, tuvimos mucho más acceso. Al meternos en la sala de edición y empezamos a organizar la bestialidad de material que teníamos, descubrimos que el material de los independentistas era más jugoso, en términos cinematográficos y periodísticos, y equilibrar la balanza ha sido todo un reto. Nos costó mucho que Ciudadanos nos dejara entrar, estaban muy distantes y yo entiendo su postura.

Pero la realidad es que luego hubo un desequilibrio y nos ha costado mucho y se han quedado muchas cosas fuera. Por cada hora de documental teníamos cien rodadas. Y a veces los políticos microfonados se iban por ahí sin acordarse de que tenían un micro y te enterabas de cada cosa que si lo publico pego el petardazo de mi vida. De todos modos, hicimos un pase con todos los partidos políticos para ver si había algo fuera de contexto y todos nos dieron su aprobación, salvo alguna pequeña cosa fuera de contexto. Nos dejaron entrar con las cámaras en sus partidos, pero con esa salvedad. Hemos tenido mucho cuidado porque sabíamos en el berenjenal que nos metíamos.

Gerardo Olivares rodando en la sede barcelonesa de C’s

¿La idea del documental fue vuestra o fue un encargo?

Fue nuestra. Eso que se dice de que Joan María Piqué, jefe de gabinete de Puigdemont y de Torra ahora, estaba detrás del documental… pero vamos a ver, a quien le cabe en la cabeza que llamen a un tío de Córdoba y otro de Santander para dirigir un documental sobre las dos Cataluñas si lo que quieres contar es tu versión. Hubiesen llamado a uno de los suyos. Este documental salió de Álvaro Longoria, que me llamó al día siguiente del 1 de octubre y me dijo, Gerardo, tenemos que hacer algo. Somos cineastas, directores de documentales y lo queríamos contar.

 


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