Subversión, compromiso social, riesgo… y mucho arte. El cine andaluz ha dado señales de una gran salud en la añada de 2019 y ha arraigado con fuerza en el Festival de Sevilla, que ha seleccionado 10 largos y 26 cortos en su sección Panorama Andaluz, coordinada por Juan Antonio Bermúdez

https://filmand.es/wp-content/uploads/2019/12/Sin-título-3-1.png
23 Oct 2019
Alejandro Ávila
the nest

El Festival de Sevilla ya había ido sembrando su programación de producciones andaluzas. Cineastas consagrados de la talla de Benito Zambrano, directores noveles (en la dirección, que no en la producción) como Guillermo Rojas o repetidores como Alejandro Salgado habían diseminado sus últimas producciones en proyecciones especiales y secciones competitivas.

Pero este año, aún quedaba por desvelar qué nos iba a deparar la sección Panorama Andaluz, liderada por el crítico, escritor y programador Juan Antonio Bermúdez. El resultado ha estado finalmente a la altura de las expectativas y la sección dedicada a la comunidad andaluza contará este año con diez largometrajes y 26 cortos, que demuestran, en palabras del propio Bermúdez, que el cine andaluz goza de una excelente salud y “de muy buena vida”.

En total han sido dos centenares las películas dirigidas y producidas por andaluces que han pasado ante la mirada del equipo de programación del festival, que, este año, ha trabajado en común para escoger algunas de las perlas que la cinematografía andaluza ha brindado en esta añada de 2019.

Buena sintonía

Si hubiera que entender la programación de un festival como una orquesta, la compenetración entre la sección, el festival y la producción del año habría sido una melodía en “buena sintonía”. Así, para Bermúdez ha habido una armonía que habla “muy bien de la propia sección, de un festival que está en sintonía con la producción de Andalucía y de las propias películas, que demuestran que en el cine andaluz se están haciendo obras muy diversas, muy abiertas a apuestas arriesgadas”.

La subversión y el compromiso político estarán presentes en obras de no ficción como  o Auschwitz en la playa (Isaías Griñolo), pero también de documentales musicales que se centran en personajes flamencos tan revolucionarios como Menese (Remedios Málvarez). Además, Parking ofrece, desde la ficción, una mirada alternativa sobre la inmigración.

Si toca hablar de transgresión, un nombre suena con fuerza en esta sección: Isaías Griñolo, que presenta Auschwitz en la playa. Isaías Griñolo sigue a un grupo de activistas que emplean el humor para denunciar la crisis de los refugiados. “Venía de hacer un ajuste de cuentas con el pasado. Esto es un ajuste de cuentas con el futuro de Europa, la Europa envejecida. Hay 36.000 muertos censados en el Mediterráneo, pero probablemente sean 100.000”.

El compromiso social está muy presente en Reporteras de buen rollo  de Guillermo García. El cineasta ha trabajado de la mano de María Limón, coordinadora de este taller,  afirma que se trata de una  “iniciativa para llevar el radioteatro, como herramienta de transformación social, allí donde se necesita. Buscábamos trabajar con mujeres jóvenes que aprendieran a conciliar el tiempo libre y apropiarse de la cultura, a través del teatro”.

García, conocido hasta ahora en su faceta como montador de la cineasta María Cañas, afirma que “reivindica el acceso a la cultura de la mujer” a través de su película. La radio y el teatro sirven de herramientas de emancipación de las mujeres de un barrio tan desfavorecido como el Polígono Sur de Sevilla.

Hay revoluciones de muchos tipos: da igual que sea en el cante, en la ciencia o en la guerra. Así, nos encontramos con una figura como Menese, bajo la batuta de Remedios Málvarez, que ya había hecho sus incursiones flamencas y que en esta ocasión lo hace por derecho. Con todas las de la ley, para hablar de la canción protesta flamenca.

La directora explica que Menese fue un “compromiso político y social revolucionario. Él cantaba a los temas sociales, pero cuando llegó la modernidad, la canción protesta del flamenco se olvidó. En la película, sus canciones no están cantadas por derecho, sino reinterpretadas en directo”.

Premio Imagenera: Manolo Sanlúcar, el legado

El documental Manolo Sanlúcar, el legado (de Juan Manuel Suárez García, producido por Cinnamon y Malandar), ganador del premio Imagenera 2019 (Menese se hizo con el segundo) también reivindica la figura de un flamenco revolucionario. Otra obra flamenca que exige su lugar en tono de reivindicación es Se prohíbe el cante (José Carlos de la Isla), reclamando el papel que desarrollaron las peñas para que el flamenco no cayera en el olvido.

En guerra con la historia

Dos documentales reclaman la memoria de personas que cambiaron el mundo, pero olvidó la Historia. El cineasta jerezano Jorge Laplace presenta Equipo D. Los códigos olvidados, una reivindicación de los españoles republicanos exiliados que ayudaron a ganar la batalla contra el fascismo en la II Guerra Mundial, al descifrar los mensajes encriptados del ejército nazi. El complemento ideal a The Imitation Game, en la que ajustaban cuentas (positivamente hablando) con el genio Alan Touring.

La otra es Helios Gómez, tinta y munición, de Pilar Távora. La directora se centra en la figura de este artista sevillano y gitano. “Era un trianero republicano, un soldado revolucionario. Helios era el mejor pinto de la vanguardia del siglo XX, pero es un desconocido para todos nosotros. es una obligación rescatar su obra y seguir sus huellas, porque se trata de recuperar la memoria histórica de unos de esos seres humanos que abren nuevos caminos y nos aportan luz, pero siguen ocultos. Para eso, está el cine: para abrir esos caminos”, ha apuntalado Távora.

Flamenco y revolución

De la reivindicación de la cultura habla también Nos salvará la risa (Los Ulen. 30 años), de Pepe Quero, que apuesta por la figura del payaso, que “practica el arte del ridículo y de entrar en el alma de la bondad humana. El payaso es un gran filosofo, no tiene edad, sexo, bandera, religión y tiene muy poca vergüenza, porque no le interesa caer bien, sino decir la verdad”.

La migración en el foco

Hasta tres películas abordan el reto de vivir en el extranjero desde perspectivas bien distintas. Parking (Tudor Giurgiu) ofrece los recuerdos del escritor rumano Marin Malaicu Hondrari cuando fue inmigrante ilegal en Córdoba (España).

Según Olmo Figueredo, productor español de esta coproducción con Rumanía y República Checa, la película “ofrece una mirada diferente de la inmigración, no tan oscura, describiendo los momentos de llanto, pero también de felicidad de una persona que tuvo aquí grandes amigos y compañeros, y se enamoró aquí. Descubrió una tierra que le abrió los brazos”.

Tras su paso por el prestigioso festival holandés IDFA y Seminci, el productor Daniel Méndez presenta en su tierra La libertad es una palabra grande, la historia de Muhammad, un palestino de 38 años al que encerraron durante 13 en el horror de Guantánamo.

“Es el viaje de una segunda oportunidad para una persona, con unos condicionantes que la convierten casi en una quimera. Como gesto humanitario, Uruguay lo saca de Guantánamo, pero él se encuentra muchas dificultades: no hay comunidad árabe, percibe pequeña cantidad mensual y no habla el idioma”.

Junto a la proyección fuera de concurso de Las malditas (Premio Europeo de Cine Universidad de Sevilla en la edición anterior), de Beatriz Hohenleiter y Bruno Ojeda, los cortometrajes a competición son los siguientes: Black Bass, de Rakesh B. Narwani; Litoral, de Juanjo Rueda; Diez y nueve, de Marta M. Mata; Blanco roto, de Jesús Noa; Barcos de papel, de Gonzalo Guajardo; Eran otros tiempos, de Alejandro Talaverón; La cascada (o La herida en el ojo), de Carlos Rivero; Padre no nuestro, de María Cañas; Realidades cinematográficas, de Manuel Palma; Las manos del viento, de Margarita Morales; Foreigner, de Carlos Violadé; Santas Pascuas, de Bernabé Bulnes.

También se encuentran Allí donde estuvimos, aún estamos, de Rebeca López Escobar y Carlos Escolano (Colectivo Los Bárbaros); El hombre que cambió su zapato por una cámara, de David Carmona, Emanuele Chianella y Hokman Joma; Una habitación propia, de Sandra Romero Acevedo; Oliva, de Irene Segovia; Verano, de Juan Antonio Valdivia; Fever, de Rafael Romero Peña; Graves y agudos, de Adán Barajas; Volveremos a ser ruinas, de Santiago Bravo; The Sasha, de María Molina Peiró; Sisyphus, de Daniel Natoli; Yo, monstruo, de Paco Ruiz; Enamorada de un monstruo de Marte, de Pablo Escudero y Alba Muriel; Carmen, de Quique Mañas, Jorge Montalbán y Carmen Kobayashi.

Fotos: Lolo Vasco


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.