Las series de ciencia ficción viven su momento de gloria: son tiempos extraños y necesitamos respuestas. ‘Tales From The Loop’ (Amazon Prime) es una bonita producción que plantea las grandes cuestiones de la vida, sirviéndose de una estética retrofuturista

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7 Jun 2020
Esther Lopera
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Rodeados de noticias sobre el bicho y mientras elucubramos posibles salidas a esta extraña situación, las series de ciencia ficción son ahora las más demandadas, ya sea porque intentamos dibujar un futuro inmediato o bien porque simplemente queremos entender nuestro presente. Entre toda la oferta, destaca Tales From The Loop (Historias del bucle) en el catálogo de Amazon Prime, una serie intimista de fina sci-fi vintage, que se estrenó en abril y que quizás no ha tenido toda la atención que merece.

Creada por Nathaniel Halpern (Legion, The Killing) y basada en un libro de narrativa ilustrada de Simon Stålenhag, las ocho historias que conforman Tales From The Loop exploran el pequeño pueblo y las personas que viven sobre The Loop, unas instalaciones de investigación científica que, tal como explica la sinopsis oficial, se han construido para “desbloquear los misterios del universo”. De esta manera, los habitantes del pueblo terminan experimentando en cada capítulo una versión alterada de la realidad, donde las cosas imposibles se vuelven posibles.

Hasta aquí una premisa que no desvela su interesante propuesta. Si vamos al corazón de esta producción, veremos que explora los grandes interrogantes de la vida y los plantea sirviéndose de la ciencia ficción como escenario, siguiendo la estela de grandes literatos del género como Stanislaw Lem. Un viaje existencialista que ahonda en las cosas que más nos preocupan y las presenta bajo un halo mágico.

El amor, en todas sus formas

No se puede hablar de existencialismo y del sentido de la vida sin hablar del amor, un tema latente que está presente en todas las historias de esta serie. El amor a una madre, a un abuelo, a un hermano, a un amigo y por supuesto, a una pareja. En este sentido, quizás el capítulo más interesante es Éxtasis, en el que May descubre un aparato con el que puede detener el tiempo para vivir eternamente el momento más romántico de su vida con Ethan, un joven del que acaba de enamorarse. Con un pueblo congelado en su totalidad, la protagonista intentará conservar su amor con Ethan, sin interrupciones de terceros y retando a las leyes del tiempo, porque ¿quién no ha deseado parar el tiempo para vivir eternamente un momento perfecto?

Desgraciadamente -y como ocurre en casi todas las historias de esta serie- la ciencia ficción no es la panacea de la felicidad y la protagonista comprobará que los instantes más apasionados que vivimos son únicos por su fragilidad en el tiempo.

Con una factura de realización impecable en la que destaca el trabajo de fotografía, el relato muestra, a través de la evolución de la pareja, que aunque parezca que sea justamente el tiempo nuestro peor enemigo, somos las personas quienes arruinamos las relaciones. El egoísmo, nuestras propias inseguridades, el hedonismo o una falta de empatía y entendimiento son muchas veces los máximos culpables de los fracasos sentimentales.

La recurrente temática del amor también se expone en el capítulo Paralelo, en el que Gaddis, un conductor de una máquina del tiempo, viaja a una realidad paralela en busca del amor verdadero. Aquí encontraremos situaciones interesantes como toparte con una persona que es tu igual, física y mentalmente, pero tiene otra vida; o lidiar con la obsesión de un amor platónico. Este relato también aborda (desde un nuevo punto de vista) la necesidad humana de revivir la pasión del primer amor, en esa búsqueda constante del amor in aeternum.

La muerte, esa gran desconocida

Otra de las cuestiones que retrata esta serie es la muerte. Es una delicia ver cómo afronta algo tan complejo desde diferentes prismas. Los creadores aciertan de pleno planteando un mundo en el que la ciencia puede hacer cualquier cosa excepto escapar a la muerte. La muerte no es ciencia ficción y nada puede hacer el hombre para detener la llegada del final. Esta máxima se aborda sin contemplaciones en La esfera de eco, a través de la entrañable relación entre un abuelo enfermo y su nieto. El abuelo explicará a su nieto qué significa morir y le mostrará una poderosa esfera que mide los años de vida a través de la repetición de tu propio eco.

Este capítulo pone sobre la mesa algunas de las preguntas que no dejamos de hacernos: ¿Cuántos años viviré? ¿Estaré preparado cuando llegue el final? ¿Cómo puedo hacer frente a la pérdida de un ser querido? ¿Hay algo más allá de la muerte? Las respuestas de Halpern se antojan duras, porque se apoyan en el realismo y huyen del exceso de drama, pero es capaz de utilizar una vez más su principal recurso, la ciencia ficción, para sembrar cierta esperanza a través de la naturaleza de la existencia del personaje del nieto.

Ya lo dice el cantautor Nacho Vegas en su tema Maravillas de la condición humana: “todo el mundo fantasea con una muerte dramática”. Pero lo cierto es que nadie está educado para afrontar la muerte y aunque forme parte de nuestra realidad sigue siendo un tema de pura ciencia ficción para todos.

El pecado más auto-destructivo

Mención aparte merece el cuento con mejor puntuación de esta colección: Transposición, donde dos jóvenes amigos encuentran una extraña máquina en el bosque que les permitirá cambiar sus vidas. Jakob se meterá así en el cuerpo de Dani y viceversa. El resultado será más satisfactorio para Dani, que siempre ha envidiado la vida de Jakob (sobre todo por su prometedor futuro laboral en The Loop). Mientras, Jakob se dará cuenta enseguida de que no quiere cambiar su vida y entrará una segunda vez solo en la máquina. La máquina se destruirá con esta última transformación y la identidad de Jakob se quedará encerrada en un entrañable robot de lata que vagabundea en los campos del pueblo.

Esta historia plantea la pérdida de la identidad y muestra la percepción que tenemos sobre nosotros mismos en contraposición a cómo nos ven el resto. En otro orden, plantea la envida personificada en Dani como –quizás- el pecado más auto-destructivo de la vida. ¿Por qué infravaloramos nuestra propia vida comparándola con la de otros? Finalmente, a través del robot humanizado por Jakob, la historia indaga tímidamente en la inteligencia artificial y más plenamente en el alma de las máquinas.

Estética retrofuturista

A parte de la originalidad de las historias, la fuerza de esta producción radica en las ilustraciones de Simon Stålenhag, un artista sueco cuya obra gira en torno a tres elementos fundamentales: los paisajes naturales de su tierra, la década de los 80 y la tecnología futurista. Juntos y bien revueltos, componen un universo retrofuturista en continua expansión que brilla por su altísima calidad.

Stålenhag nos brinda robots y máquinas a la vieja usanza, dotando las historias de una magia singular, melancólica pero también desconocida. La adaptación de su obra a la televisión se ha hecho manteniendo la personalidad de los diseños y no abusando de las imágenes generadas por ordenador. Al talento del ilustrador sueco se unen al proyecto audiovisual directores de la talla de Mark Romanek (Never let me go); Andrew Stanton (guionista de Wall-e y Toy Story); Ti West (The Sacreament, The Inkeepers) y Jodie Foster (El pequeño TateBlack Mirror).

Que nadie piense que Tales From The Loop tiene algo que ver con Stranger Things ni nada por el estilo. Si hay que asemejar la estética de esta serie con algo que ya conocemos, lo más cercano es lo que hizo Kike Maillo en Eva (2011) o bien la miniserie Maniac (2018, Netflix) de Cary Joji Fukunaga.

El capítulo no escrito

Con todo, es inevitable pensar lo bien que encajaría un capítulo final en el que se plantee cómo una pandemia invade repentinamente el pequeño pueblo donde se alza The Loop, acabando con la vida del 10% de la población y obligando al resto a estar confinados durante meses para impedir la propagación. Veríamos a los científicos de The Loop investigando a contracorriente la fórmula de una vacuna que consiga inmunizar a las personas, mientras algunos medios lanzan fake news que asustan a la sociedad.

Este capítulo contaría con un protagonista: El Alcalde, quien perdido y asustado ante una situación que claramente le supera, impondrá normativas a la población que les obligará a vivir en un nuevo escenario, donde imperará la supervivencia individual por encima de la de la comunidad. Para redondear la historia, podríamos añadir un poco de drama mostrando cómo suceden las muertes de personas contagiadas en residencias de ancianos y hogares abandonados por una sanidad sin recursos ni protocolos. Sería el capítulo más terrorífico de esta serie… menos mal que estamos hablando de ciencia ficción.


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