No se puede imaginar un mejor debut en el largometraje para Eva Libertad, directora, guionista y dramaturga de Sorda. Una película redonda que, de la mano de dos hermanas, la directora del film y la actriz principal, Miriam Garlo, se estrena a nivel nacional tras su triunfante paso con dos premios por la Berlinale.
Una historia que, como comentaron el mes pasado en la capital alemana, parece que llevaban toda la vida, sin ser conscientes de ello, preparándose para rodarla. Sin lugar a dudas, no les ha podido salir mejor.
Eva Libertad no aparece de la noche de la mañana y la programan con su ópera prima directamente en uno de los festivales internacionales más importantes del mundo, el festival de Berlín.
En 2019 la cineasta sorprende con su primer corto, Leo y Álex en pleno siglo XXI, codirigido con Nuria Muñoz-Ortín (como el resto de sus cortometrajes), programado en casi un centenar de selecciones y premios en festivales internacionales, entre ellos, Zinegoak o LesGaiCineMad.
En solo 6 minutos brillaba su seguridad en la dirección con una historia de dos compañeras de piso que se despiertan por la mañana tras una noche, que una desearía no recordar y la otra no quiere olvidar. Característica que se repetía en el corto que lleva el mismo título que su ópera prima, ya como única directora.
Podríamos escribir decenas de páginas sobre la belleza, intensidad, ternura y asumida radicalidad de la película, pero solo abarcaríamos alguno de sus sentidos. Sorda es una película de múltiples lecturas y diversos sentimientos que se superponen creando capas de significados y sensaciones. Nos concretaremos solo en dos.
Como extraordinaria dramaturga Eva Libertad construye una sólida estructura narrativa triangular, próxima a la tragedia griega (mucho más cerca de Eurípides que de Esquilo o Sófocles), en la que la protagonista ya no es la heroína clásica sino una persona más dubitativa e insegura.
Sorda es la Medea o la Fedra de un mundo en que las diferencias, propias y ajenas, nos pueden expulsar de la sociedad. Por eso la película conecta con cualquier público, nacional o internacional, su carácter universal comprensible que empatizará con cualquier espectador.
Una pareja mixta, una mujer sorda y su pareja oyente, disfrutan de su relación sin presiones y completamente integrados en dos mundos diferentes. El elemento del conflicto es la llegada de un bebé y la cuestión inmediata que se presenta a ambos: ¿su hija será o no oyente? Cada uno de ellos, desde su mejor y más enternecedora intención, intenta llevar a la recién nacida hacia su propio mundo.
Eva Libertad exprime el género dramático y lo retuerce hasta extraer su máxima esencia. En la tragedia el coro es elemento primordial y en Sorda se presentan no uno sino dos coros: los dos grupos de amigos de la pareja. Un grupo puede hablar y no habla y el otro puede signar, pero la protagonista le impide ver lo que pasa.
Como cineasta Eva Libertad también vuelve a sorprendernos. El cine es una materia que esculpe la mirada (tampoco parece anodino que la protagonista sea alfarera y trabaje el barro con sus manos que, evidentemente, también utiliza para hablar en signos).
El arrebatador decorado sonoro (excepcional trabajo de Urko Garay, que ya cuenta con nominaciones y premios Goya, Enrique G. Bermejo y Alejandro Castillo) es clave en toda la película y cobra su mayor significado, al final de la misma.
Un efecto estilístico que nos propone una experiencia, raramente, vivida en el patio de butacas del cine. La cineasta ya ha logrado la empatía con el espectador en los dos primeros actos de la trama, pero en el tercero nos convierte en los verdaderos protagonistas, haciendo que escuchemos la historia a través de la mirada de la actriz principal (mediante un recurso artístico que no desvelaremos porque tienes que disfrutarlo en la sala del cine con el mejor sonido). Brillante, muy brillante.
Y para rematar esta proeza cinematográfica Eva Libertad cierra este círculo perfecto: ¿qué música elegir para una película con una temática como la de Sorda? A la compositora que mejor trabaja el silencio en las bandas sonoras, Aránzazu Calleja. Impecable e inspirada, como siempre.
La suma de talentos es tal que Sorda tiene que estar sí o sí en el Palmares de esta edición del festival de Málaga y en toda la temporada de premios que se avecina. Vamos a oír mucho, y muy bueno, sobre Sorda.
28ª Edición Festival Málaga – Largometrajes Sección Oficial