A la lluvia de premios obtenidos por el cortometraje Las Pardas en el festival (Premio RTVA a la creación audiovisual andaluza, mejor dirección, mejor fotografía y mención especial en la categoría de actriz al reparto), le sigue una serie de selecciones que van desde Jerez (Festival de Cine con Acento) a Granada (Festival Jóvenes Realizadores), pasando por el Festival de Cine de Sevilla y el Festidrag de
Cine en México

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21 Oct 2024
Mercedes Utrera
the nest

Hay historias que se quedan dentro de ti y te persiguen durante días, muchas veces el secreto reside en una combinación perfecta de fondo y forma, rociada con toneladas de emociones capaces de traspasar pantallas. Y eso es Las Pardas, una obra que rezuma cariño en cada plano, con un plantel de actrices en estado de gracia que regalan momentos divertidos, tiernos y duros mientras hablan de la búsqueda del amor.

El cortometraje es el retrato de una noche de verano en la que, un grupo de amigas travestis, se cuela en una piscina municipal para sobrellevar el calor. La oscuridad las abraza y la vegetación las protege de la mirada del mundo. Pero esa noche es distinta. Las conversaciones no las sacian y el peligro acecha desde los arbustos hasta el fondo de la piscina y, casi sin darse cuenta, la luz y los bañistas las sorprenden.

Sin duda, este trabajo es solo un aperitivo del festín que puede ser la carrera de una creadora tan talentosa como Simone Sojo que, junto con la productora Tekiero, derrocha personalidad, naturalidad y frescura. Y pequeña muestra de ello, es esta entrevista que nos ha ofrecido.

¿Qué ha significado para ti participar en Rodando por Jaén y que tu trabajo sea reconocido con varios galardones?

Mi grupo de trabajo y yo estamos acostumbradas a tratar temas espinosos, a ser ácidas o a tener una visión más enfocada a los márgenes. Nos cuesta creernos que haya espacios en los que no solo se nos deje estar sino que, además, se nos celebre, se nos dote de una subvención y de una residencia artística tutorizada por grandes profesionales como son Montxo Armendáriz, que aportó mucho a la idea; Puy Oria y Pablo Berger; fue algo muy emocionante.

Después de dos años sin dirigir nada y creyendo que íbamos a grabar el corto con los pocos medios que tenemos siempre, de pronto nos convertirnos en un rodaje más grande; eso me ha hecho sentir un poco pequeñita. Han estado muy pendientes de nosotras y se han asegurado de que la obra crezca. Estamos súper agradecidas. Además, no me esperaba los galarones
recibidos y menos obtener el premio a la mejor dirección. Fue una sorpresa muy grande.

¿Quién es Simone Sojo y por qué decide hacer cine?

Mi necesidad de participar en cualquier creación artística me viene desde pequeña. He tocado muchos palos artísticos y siempre he sido una chica muy aplicada en los estudios. Mi familia no apoyaba que yo me dedicara a algo artístico; para mí era un plan B.

Hice el bachillerato científico pero no se me dio demasiado bien, así que decidí estudiar Filología Alemana. Me pareció interesante seguir aprendiendo literatura, que es una de las Artes de las que más bebo como se puede ver en Las Pardas. Hice una beca Erasmus, que me permitó conocer a mucha gente que estudiaba lo que le gustaba y era feliz con sus expectativas de futuro.

Y, cuando volví a Sevilla, en medio de una ruptura amorosa bastante dolorosa, me matriculé en una escuela de cine y ese fue mi refugio. Mientras mis compañeros se iban de fiesta, yo me quedaba encerrada en mi cuarto viendo películas. Y ahí nace mi necesidad, una necesidad ambivalente porque también me gusta mucho la interpretación. El cine es algo que siempre ha estado
presente en mi vida aunque lo estuviese tratando como un juego o un plan B. Es una necesidad propia que nunca he desatendido y, cuando he tenido que hacerlo, ha sido doloroso.

Hablas del cine como quien habla de un amor

Más que un amor, es una pasión. Me interesan mucho todas las manifestaciones artísticas, y lo maravilloso del cine es que es el Arte en el que todas las demás se unen. Para mí, acceder, por ejemplo, al lenguaje musical es una profesión frustrada y a través del cine la puedo completar. Igualmente, me fascina la pintura, la fotografía, la literatura, la interpretación o la danza; y en lo
audiovisual tienes espacio para hacerlo todo y en una sola pieza.

¿Las Pardas es tu primer trabajo como autora?

Antes de Las Pardas hice, como coautora, mi tabajo de fin de grado en el año 2022. Era lo único que había firmado hasta la fecha, pero decir que vengo de la nada sería ser poco sincera porque en la escuela de cine conocí a mi grupo de amigas y a mi grupo de trabajo, con el que he formado la productora audiovisual TeKiero. En ella, todas somos partícipes de todas las fases por las que pasan cada uno de los trabajos que realizamos. Nos gusta crear de manera horizontal, con lo que me he implicado bastante ya sea en la producción, que es donde más cayo he hecho gracias a las prácticas en la industria, haciendo vestuario, interpretación…

Siempre me he volcado de lleno. Las Pardas es lo primero que firmo como autora, pero no viene de la nada ni es un golpe de suerte, porque en estos dos últimos años me he involucrado creativamente en muchos proyectos.

¿Qué te llevó a escribir el cortometraje?

La idea original surge por este momento tan bonito que estoy viviendo, que es el poder tener un grupo de amigas trans, algo que antes no tenía siendo una persona trans. De alguna manera, directa o indirecta, intentan separarnos o que consigamos la aceptación en la sociedad a través de personas CIS género o heterosexuales porque al final son las normales, y ese estar entre
las personas consideradas normales es como si ya lo hubieses conseguido. En este punto de mi vida, tengo un grupo de amigas que son como yo y con las que puede hablar las cosas con sinceridad, sin miedo a que surjan preguntas incómodas, sin miedo a un juicio inmediato… eso es lo que me llevó a escribir el corto.

Los personajes derrochan naturalidad y nos invitan a compartir una noche de verano con ellas. ¿Hay improvisación en las interpretaciones o se ha seguido un guion?

Es un corto escrito sobre cosas que han vivido mis amigas y entonces pensé que ellas eran las mejores para interpretarlas. Hay un guion pero ese texto cuenta situaciones que les han pasado a ellas. El texto marca donde empieza y termina la secuencia pero son mis amigas contando sus historias. Más que improvisación, hay una asimilación absoluta del guion y un juego durante las escenas, porque son sus anécdotas y se trataba de que ellas las contaran de la mejor manera.

A mí me gusta trabajar así a la hora de dirigir, es más natural que aprender un texto con puntos y comas. Se trata de que aprendan el contenido, lo que quieres decir, estando siempre dispuesta a que las actrices y el reparto hagan propuestas de cambios de palabras, de ajustes de monólogo… En este sentido, sí que hay improvisación pero sobre una base muy fuerte y muy trabajada, eso hizo que la propuesta creciera todavía más.

En el cortometraje hay planos que parecen obras pictóricas. ¿Te has inspirado en la pintura para crearlos?

Los directores de foto (Alejandro Bornes y Marina Arenas), junto con mi productora, TeKiero, han colaborado para crear nuestro propio lenguaje. Hay planos en los que hemos tenido referencias artísticas como La Piedad y en otros, nos hemos inspirado, para iluminación y composición, en autores como Xavier Dolan o Chema García Ibarra (Espíritu Sagrado), admiramos sus autorías y manera de trabajar. También, nuestro trabajo bebe mucho del corto Farrucas (Ian de la Rosa). No nos interesa solo que una historia sea honesta sino que apele a la emoción del espectador, que entienda las cosas más por un proceso de asimilación
emocional que por una narrativa explícita que a veces no es tan necesaria.

Si hablamos de la parte técnica, hay que destacar una secuencia que se desarrolla bajo el agua, llena de simbolismo. ¿Qué hay detrás de ese momento tan mágico?

Es una secuencia muy bonita que necesitaba desarrollarse en un sitio más íntimo, si cabe, dentro de este refugio nocturno en una psicina pública. Uno de los personajes abre su arco sobre la búsqueda del amor y narra que recibe un trato bastante cuestionable ya que éste le impone unas condiciones: solo quedar de noche, a escondidas y cuando no se les vea bien; como marcando la vergüenza. Por eso, ella busca ese lugar de intimidad en compañía de otra amiga para poder confesarse, expresarle sus miedos y decirle que ella no está dispuesta a seguir quedando a oscuras, en la clandestinidad. Y comparte este momento con uno de los
personajes más serenos, que también habla de amor y cuenta que su primera mejor cita fue cuando la invitaron a desayunar en un bar y a plena luz del día. Lo que queremos contar es que, cuando conectas con personas como tú, no solo por el hecho de ser trans, sino por el hecho de tener una situación política similar e intereses comunes, tienes una complicidad tan absoluta que sois capaces de hablar incluso debajo del agua, una comunicación casi mental, de leer la mente. Es más, dentro de esta conversación, se incluye otro personaje estando fuera del agua. Cuando existe ese nivel de unión, aunquen estéis en espacios diferentes, si prestas atención, puedes ver lo que está pasando. Ese es el nivel de cuidados y de comunidad que se muestra en esa secuencia.

Hemos hablado de tu amor por la literatura, de hecho, en los agradecimientos de Las Pardas vemos el nombre de algunas autoras. ¿Cuáles son los referentes literarios de los que bebe el cortometraje?

Todos los libros que he usado como referentes cuentan historias basadas en mi comunidad con una narrativa que va entre la autobiografía y el realismo mágico, que es el mismo estilo de Las Pardas. De niña leía mucho pero, a raíz de un momento vital que atravesé, lo dejé. Entonces, una amiga me regaló el libro Las Malas (Camila Sosa Villada) y recuperé completamente la
adicción a la lectura. Me di cuenta de que lo que me pasaba es que no estaba leyendo cosas de mi comunidad que me interesaran completamente. Las Malas, no solo aparece en los agradecimientos, sino que una de las actrices lleva una camiseta con la portada del libro.

También está presente La mala costumbre (Alana S. Portero), Tengo miedo torero (Pedro Lemebel) y recitamos poemas de Roberta Marrero, bastante desgarradores, en los que se cuentan los miedos y la violencia a la que nos enfrentamos y que podemos compartir entre nosotras; no se trata de naturalizarlas pero sí de poder entenderlas sin que nadie se lleve las manos a la cabeza y saber que tenemos que resistir a esto. Son obras literarias que tratan historias trans y LGTBIQ+, escritas por voces disidentes; eso me dio mucha fuerza para poder enfrentarme a escribir un guion, ya que llevaba dos años en los que todo lo que escribía lo
tiraba o guardaba en un cajón.

«Los fantasmas son siempre los mismos pero dan menos miedo bajo la luz del día», reflexiona una de las protagonistas.

Esta frase la dice una de las actrices pero es un reflexión que parte del libro, antes mencionado La mala costumbre (Alana S. Portero). Ser trans muchas veces significa simplemente existir asumiendo que ciertas cosas te van a pasar, que ciertos tipos de violencia van a estar ahí. Incluso en los momentos bonitos que vivimos en la comunidad nos sigue acompañando el fantama de la chica que murió de cierta manera, algunos referentes que acabaron teniendo una vida marginal, el chico al que echaron de casa, al que le dieron una paliza por ir de la mano por su pareja o por compartir un beso precioso… Puedes vivir un momento bonito pero todos estos fantasmas surgen para ponerte la manita en el hombro y recordarte dónde vives.

Las Pardas es un proyecto colectivo de la productora TeKiero

Efectivamente, yo he sido la autora pero el cortometraje es de mi productora. Actualmente no trabajo para la industria, soy teleoperadora, solo participo en proyectos audiovisuales de mi colectivo de creación cinematográfica. Lo que nos interesa principalmente es el cine, pero podríamos hacer cualquier formato relacionado con el sector siempre enfocado a lo cinematrográfico.

¿Cuál es la filosofía de vuetro colectivo de creación audiovisual?

La productora está formada por un grupo de amigas que conocí en la escuela de cine. Rodando se pasan muchas horas, es casi un campamento, por eso es maravilloso pasar horas con personas con las que no solo te entiendes en lo profesional sino con las que coincides en gustos estéticos, en temas cinematográficos, en la posición política y en cómo gestionamos nuestros afectos; entendemos que no se puede hacer cine sin que haya cariño. La creación artística es un proceso íntimo por lo que tenemos que estar bien cuidadas, bien atendidas y con un discurso amable entre profesionales. En los proyectos de industria más grandes se puede perder la Humanidad y nos queremos distanciar de eso. Se nota en el producto final cuando hay un cariño genuino dentro del proceso, cuando todos los integrantes del equipo tienen voz y voto y cuando el jefe de departamento es más bien un líder pero no desde el punto de vista autoritario, sino cuando está pendiente de lo que otros departamentos le puedan aconsejar. Es una organización horizontal: cada una tiene su puesto técnico y su responsabilidad pero todas somos igual de importantes. Creemos que es posible trabajar así y que es el futuro, porque no concibo hacerlo de otra manera.

Las Pardas ya ha comenzado su andadura por festivales, ya resuenan selecciones por Granada, Jerez de la Fontera, Mairena del Aljarafe e incluso, Méjico. También estáis en el festival de Cine de Sevilla ¿Qué se siente ante todo este reconocimiento?

Es el segundo año consecutivo que TeKiero está en el Festival de Sevilla. Para nosotras es muy importante porque este evento cinematográfico nos ha acompañado durante una década y nos ha abierto muchos horizontes a nivel de cine, hemos conocido películas que no estaban en cartelera ni en ninguna plataforma y no había forma de acceder a ellas sino era a través de este
festival. Y, por supuesto, el trabajo de dignificación del cortometraje que se hace y del que estamos siendo partícipes por segundo año. Este pase era algo que llevábamos intentando desde hace unos años, pero lo veíamos lejano e inaccesible. Parece que estamos empezando a ser una más o que están empezando a dejarnos estar, no sé si nos están celebrando pero me gustaría pensar que sí. Tener un espacio junto a grandes producciones con más presupuesto es algo que parece un sueño. Somos un colectivo auto gestionado, no tenemos grandes medios, y se agradece que se valore el talento y las obras genuinas. Nos sentimos súper agradecidas. Estamos dando con los codos y abriéndonos hueco para nosotras, para las que son como nosotras y para todas las que vengan.

Vives en Sevilla. ¿Te sientes sevillana?

Soy de la sierra Sur de Sevilla, de un pueblo que se llama Los Corrales, estoy orgullosa de ser niña de pueblo y de haberme criado en el campo y en la naturaleza. Me siento orgullosa porque en una ciudad es más difícil aprender las prioridades y poner en valor ciertas cosas. No me siento sevillana pero estoy absolamente enamorada de Sevilla, es la ciudad en la que quiero vivir. Los movimientos culturales con increíbles, sobre todo, en el panorama underground. Todo lo que se mueve aquí me ha hecho crecer mucho como persona y como artista. Sevilla es una experiencia sensorial, ir paseando por sus calles, con todos sus naranjos en flor, yo no lo cambiaría por nada.

¿Qué esperas del paso de Las Pardas por certámenes?

Como escribe Lorca en Romance de la luna: Vengo helada por paredes y cristales. ¡Abrid puertas y ventanas! Dejadme entrar. ¡Ay dejadme! Por mucha pasión y entrega que tengamos nos gustaría que se nos dignificara el trabajo. Nosotras no cobramos, ni si quiera podemos mantenernos o tener un sueldo con los trabajos que realizamos. Me gustaría que se nos dieran más oportunidades a nivel laboral. Hay muchísima gente dispuesta, y gran parte de lo que se graba en Andalucía son producciones que vienen de Madrid o de Barcelona. Y tenemos aquí un talentazo, medios técnicos y gente con tantas ganas… solo tienen que darnos una oportunidad. Dejadnos entrar, por favor.


Un comentario sobre “Simone Sojo: «En Rodando por Jaén se nos ha dejado estar y se nos ha celebrado»

  1. lo que quería preguntar es: ¿por qué la elección de «las pardas» como título del cortometraje? como estudiante de traducción, estoy abordando la traducción y subtitulación al italiano de esta obra y ¡me gustaría entender más sobre el título!

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