Todo cortado. Motor. Silencio. Acción.
Rueda Rafa Cobos. Es su ópera prima. Se llama Golpes y en el interior del vehículo, un Ford Granada dorado, se congregan los actores Jesús Carroza, Mafo, Antonio Estrada y Carlos Bernardino. Están a punto de dar un golpe en una sucursal bancaria, que se encuentra a la vuelta de la esquina. Es el Banco Popular.
«La secuencia sirve para varias cosas: presentar a la banda liderada por Migueli, el personaje que encarna Jesús Carroza; conocer a sus miembros; y que vayamos entrando poco a poco, en lo que vamos a ver: una película de atracos, de golpes».
A estas alturas de su filmografía, Cobos suma ya no solo dos Premios Goya, como guionista de películas como La Isla Mínima o El hombre de las mil caras, sino un primer paso como director en la serie El hijo zurdo. Todas sus películas, como a él mismo le gusta reconocer, juegan a dos niveles: la historia y los personajes, que se mueven bajo un género cinematográfico determinado, y una segunda capa connotativa que subyace bajo la superficie más evidente.
La construcción de un país democrático
Y Golpes sigue obviamente ese doble juego. «La película se llama así, porque es una palabra bastante polisémica. Golpes es una película muy subtextual, la considero una fábula porque la peripecia va en un sentido y el pensamiento que hay detrás de la peripecia va en otro. Contamos la vida de un atracador (Jesús Carroza) y la de un policía (Luis Tosar), que es su hermano y que intenta impedir que atraque. Pero al mismo tiempo, estamos hablando de algo muchísimo más grande y complejo, que tiene que ver con la memoria histórica y con la construcción de un país verdaderamente democrático».
A la secuencia de presentación de la banda se asoman también Cristalino, reciente compañero de Mafo en otra banda (esta de música) en Segundo Premio (Isaki Lacuesta, Pol Rodríguez), y el gran descubrimiento de esta película, la actriz novel Teresa Garzón.
Lo hacen en la calle Sor Gregoria de Santa Teresa, paralela a la Avenida de la Palmera, a las espaldas del Instituto Fernando de Herrera, rodeados de un ficticio tráfico de clásicos de Renault, Mercedes, Alfa Romeo y BMW. Y es que la historia transcurre en Sevilla, en el año 82, cuando la pana, los flecos de los bolsos y los pantalones pitillo eran la moda que lideraba las calles de nuestro país.
Más polar que quinqui
En nuestro imaginario, asociado a esa época, queda sin duda el cine quinqui, con las obras de Eloy de la Iglesia (El pico) o Carlos Saura (Deprisa, deprisa) a la cabeza. «Deprisa, deprisa fue de mis películas de cabecera cuando empecé a escribir. Y se parece, en algún sentido, a Siete vírgenes. Siempre estará ahí, pero (a la hora de rodar) no he acudido a ella. He preferido desprenderme de los elementos propios del cine quinqui, para no emularlo, para no copiarlo». Cobos asegura así que Golpes tiene que ver más con «el polar francés o con el cine norteamericano de los 70, porque tiene algo crepuscular».
Precisamente fue en Siete vírgenes, donde Cobos y Carrozas comenzaron una andanza que se ha extendido a través de películas como Grupo 7, La Isla Mínima o Modelo 77 y series como La Peste o Apagón. «Cuando escribí Golpes, tenía claro que Jesús interpretaría a Migueli. Con él, hay un vínculo emocional, casi de destino, que es maravilloso. La primera película que escribí fue Siete Vírgenes y con ella ganó el Goya a Mejor Actor Revelación. Es uno de los actores más verdad y fuerza a este lado del Mississippi», apunta Cobos.
Teresa Garzón, la luz de Golpes
Veinte años de trabajo en común que han culminado con Carroza, en un cara a cara con el mismísimo Luis Tosar, dos hermanos, dos Españas, en la que el personaje de Teresa Garzón es «la luminosidad de la película, la luz del futuro. Yo aparezco y le trastoco bastante los planes al personaje de Jesús, pero a su vez le ayudo un montón, aportándole amor y esperanza», revela la propia Garzón.
Como la propia Transición, Golpes, producida por la andaluza Grupo Tranquilo y Vaca Films, se ha rodado con todos los elementos (meteorológicos) en contra durante siete semanas en una ciudad de Sevilla, que llevaba décadas sin vivir una primavera tan lluviosa.
Una inclemencia que han afrontado algunos de los sospechosos habituales del cine de Cobos y Alberto Rodríguez, como Gigia Pellegrini en dirección de arte, Lourdes Fuentes en vestuario, Yolanda Piña en maquillaje y peluquería, además de la dirección de fotografía de Sergi Vilanova, la dirección de producción de Tamara Soto, el sonido de Carlos Mouriño o la música de Bronquio. Fernando Navarro coescribe esta historia, donde lo quinqui no quita lo polar.
Fotos: Julio Vergne
La climatología ha sido muy adversa para el rodaje. A ver cuándo estrena.