Jesús de Nazaret ha sido probablemente el personaje más representado por el cine. Hemos seleccionado diez versiones de la Pasión, cada una transgresora o heterodoxa a su manera. Y aquí recogemos las cinco primeras, de Alice Guy a Pasolini.

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11 Abr 2017
Juan Antonio Bermúdez
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Ver “La Pasión en el cine: visiones heterodoxas (y II)”

 

Jesús de Nazaret es, con toda probabilidad, el personaje más representado en el cine. Aunque no hay estadísticas que lo prueben, sobran razones para pensarlo; sobre todo por el conocimiento universal del personaje y la influencia del cristianismo en el imaginario colectivo de los lugares en los que el cine comenzó y se desarrolló con más fuerza: EEUU y Europa Occidental.

El primer intento de llevar la vida de Jesús a la pantalla corresponde al mismo Louis Lumière, que en 1897, junto a George Hatot, filmó La vie et la passion de Jésus-Christ. Otras fuentes dicen que se les adelantó el fotógrafo Albert Kirchner (conocido como Léar) con una filmación en la que recogía una representación de la Pasión con actores no profesionales asistido por un religioso, el hermano Basile, de las Escuelas Cristianas de París.

Sea como sea, desde esos años iniciales, el cine ha registrado cientos de obras que recrean la biografía de Jesús de Nazaret. En dos artículos, recogeremos diez de ellas que nos parecen especialmente curiosas, en gran medida por su heterodoxia. Van aquí las cinco primeras.


La naissance, la vie et la mort du Christ /
El nacimiento, la vida y la muerte de Cristo (Alice Guy, 1906)

De todas las versiones cinematográficas de la pasión que se filmaron en el mudo, esta no es la mejor ni la más exitosa: Ferdinand Zecca había marcado solo un año antes un hito de espectacularidad con La Passión de Notre-Seigneur Jésus Christ. Pero algo la hace muy especial: estar dirigida por la que se considera que fue la primera mujer directora de la historia del cine, Alice Guy, lo que debe valorarse aún más si se tiene en cuenta que la historia de Jesús de Nazaret, como materia cinematográfica, prácticamente siempre ha sido contada por hombres.

Por lo demás, presenta todas las marcas del cine de los orígenes, por ejemplo la presentación frontal de la acción o la resolución completa de las secuencias en plano fijo. Como la de Zecca, puede considerarse una sucesión de estampas, muy reconocibles por el espectador y con un referente pictórico muy definido: una serie de acuarelas que el artista James Tissot había pintado en un viaje a Palestina.

 

I.N.R.I. (Robert Wiene, 1923)

El movimiento de vanguardia más trascendente en  el cine, el expresionismo alemán, también tuvo su relato de la Pasión, a cargo de una de sus principales figuras, Robert Wiene, conocido especialmente por El gabinete del Doctor Caligari (1919).

El desarrollo de tramas paralelas, fundado de forma magistral por D.W. Griffith en otra joya del cine mudo, Intolerancia (1915), sirve para establecer aquí una correspondencia entre los últimos días de Jesús y la peripecia de un anarquista condenado a muerte por un atentado.

El rostro de Gregor Chmara, actor que interpreta a Jesucristo en este filme es sorprendentemente icónico. Su expresión y su caracterización lo acerca a muchos modelos pictóricos y escultóricos reconocibles.

 

El Judas (Ignacio F. Iquino, 1952)

El interés por el villano de esta historia sagrada, Judas Iscariote, ha centrado muchas películas. En este curioso filme español, esa mirada antagonista se pone en juego con otro recurso habitual en el género: la representación dentro de la representación. La pasión viviente de Esparraguera, una de las más famosas de España, es aquí el contexto ideal para trazar un retrato de la maldad y de su evolución mística hacia la bondad.

Más allá del argumento, la mayoría casi absoluta de interpretaciones no profesionales y el tono teatral que las impregna confieren a la película un extraño verismo neorrealista, al que se suma la excepcionalidad de estar rodada en parte en catalán, algo que el franquismo solo admitió con la justificación del recitado original de los textos de la Passió d’Esparreguera.

Il vangelo secondo Matteo / El evangelio según Mateo (Pier Paolo Pasolini, 1964)

Fiel al evangelio que le da nombre (aludiendo al apóstol con la voluntaria omisión del “San”), Pasolini se aleja por completo del Jesús épico y edulcorado del peplum que triunfaba en la época para mostrar su materialidad más sobrecogedora. Todo contribuye a la humanización de la historia: la austeridad del vestuario, la aridez del paisaje, la turbadora expresión sin maquillar de los actores no profesionales que componen el reparto… Entre ellos, un jovencísimo sindicalista español, Enrique Irazoqui, como Cristo; Susanna Pasolini, madre del director, como la virgen María anciana; filósofos y escritores amigos, como Giorgio Agamben, Mario Socrate o Alfonso Gatto dando vida a los apóstoles.

La impresionante banda sonora, en cuya selección influyó mucho la también escritora Elsa Morante, está compuesta por fragmentos de Bach, Mozart y Prokofiev, además de otras dos piezas de música religiosa negra absolutamente conmovedoras: el ‘Kyrie eleison’ de la Misa Luba africana y el negro spiritual ‘Sometimes I Feel like a Motherless Child’, en la versión de Odetta, que suena al principio en la escena de la adoración de los pastores. Su conexión con las imágenes es asombrosa. Pasolini, ateo convencido, tenía de su parte la inspiración divina.

 

Jesus Christ Superstar / Jesucristo Superstar (Norman Jewinson, 1973)

La versión en la pantalla no tuvo el éxito masivo del musical homónimo de Broadway en el que se basa, pero ha servido para trasladar con fidelidad el espíritu crítico de este producto de su tiempo: la psicodelia jipi. El existencialismo de Judas, auténtico conductor del filme, pone en cuestión la espiritualidad del cristianismo, llevando al extremo las versiones que han reclamado una visión de Jesús sobre todo como líder revolucionario que se opuso a la tiranía del imperio romano y a unas autoridades locales complacientes.

Es interesante la actualización de la historia, que nos lleva a plantearnos, por ejemplo, cómo sería el tratamiento que los medios de comunicación contemporáneos le darían a una figura como Jesús de Nazaret.

Toda la información necesaria para seguir la trama llega a través de las estupendas canciones escritas para la versión teatral por Lloyd Weber y Tim Rice, convirtiéndose así en un musical puro, que ha quedado como una referencia para el género.

*La imagen de portada es un momento del rodaje de ‘El evangelio según Mateo’, con Enrique Irazoqui en primer plano.


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