Seguimos viajando. Y un andaluz va al mando de nuestra nave. Aterrizamos en Times Square de Nueva York. Allí han anunciado la tercera temporada de una de las series más gamberras de Netflix: Love, Death and Robots.
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Esta tercera temporada tiene mucho morbo, porque es la primera vez que David Fincher, director de Seven o El Club de la Lucha, se pasa a la animación. El buque insignia de esta serie de pequeños capítulos autoconclusivos son tres robots que ya aparecieron en la primera temporada y que están hechos por el estudio de animación andaluz Blow, con sede en Sevilla.
Lo tenemos ya en Netflix Es puro gamberreo, humor ácido, en el que los tres robots protagonistas visitan una tierra en la que los propios seres humanos han provocado su extinción.
A modo de road movie y buddy movie, es decir peli de colegas, los tres robots van viendo cómo, desde las clases más bajas hasta los superpoderosos, han tratado de salvarse. Un corto ideal para el post trumpismo y la era de los magnates que sueñan con irse de vacaciones a Marte.
Hemos hablado con el responsable del estudio, Alejandro Jiménez, y nos ha contado que el capítulo de la serie lo han producido con un equipo de 40 personas y con tan solo 5 personas en el estudio. Es decir, trabajando en remoto y demostrando que, hoy más que nunca, el talento no está centralizado en las grandes capitales del mundo.
El capítulo lo ha dirigido Patrick Osborne, que tiene un Oscar, el guion es de John Scalzy, un gran escritor de ciencia ficción y la producción andaluza. Blow Studio prepara ya los efectos especiales para una película.
