Nos relamemos ya como tigres ante su próxima presa. Acabamos de ver Los Tigres y San Sebastián se ha rendido al talentazo de Alberto Rodríguez, que va siempre acompañado de maravilla de su coguionista, Rafael Cobos. Es la historia de un buzo industrial, Antonio de la Torre, que ya no puede más… y busca, digamos, una vía alternativa de ganarse la vida.
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A su lado, su hermana, Bárbara Lennie, un personaje muy jugoso. Y siempre, una alegría, que Alberto recupere a Joaquín Núñez, cuya vis cómica amamos con locura.De trasfondo, la magia del polo químico de Huelva, de las imágenes bajo el agua en la que es, sin duda, la película más espectacular de Alberto Rodríguez, uno de los mayores cineastas, no me canso de decirlo, del cine europeo.
Y, Sonsoles, no está solo en San Sebastián. Le acompañan dos de las grandes directoras andaluzas del momento: Laura Hojman, a quien ya tuvimos en este programa, con Un hombre libre, que nos emociona con la historia del escritor Agustín Gómez Arcos. Y también la gran Celia Rico, con una sutil historia familiar, con la posguerra de trasfondo: La buena letra. Celia, siempre en nuestro corazón, emocionándonos hasta la médula.
No podían faltar a la cita vasca, dos de las grandes producciones andaluzas de los últimos meses: La infiltrada, que ganó el Premio a Mejor Película en los Goya, y Los Tortuga, una delicada historia sobre el duelo. Además, el productor andaluz Álvaro Ariza estrena en San Sebastián Ya no quedan junglas, un thriller que lo tiene todo: un bestseller, un director de Hollywood y a Ron Perlman, ya sabes: Hellboy y El nombre de la rosa.
San Sebastián cierra con Alberto Rodríguez, que hace doblete. Ya ocurrió hace dos años con Modelo 77 y Apagón y ahora con Los Tigres y Anatomía de un instante, la adaptación a la pantalla de una de mis novelas favoritas, en la que Cercas disecciona el 23F, con su famosa teoría de la traición: todos, Suárez, Carrillo, para que este país tuviera un futuro próspero y democrático. Fue, además, el primero en anunciar alto y claro que el papel del rey no estaba tan claro.
