Dos generaciones de actrices distintas pero con mucho en común, tanto en el brillante presente, como en el incuestionable talento y con buenas perspectivas de futuro. Marian Álvarez, Mirela Balic y Helena Ezquerro han sido las protagonistas de la tercera mesa redonda del Festival Internacional de Cine de Almería (FICAL), que ha vivido esta tarde noche en el Patio de Luces de Diputación el segundo de los ‘Encuentros sobre Cine y Televisión’ que modera Luis Alegre.
Tres nombres propios que han captado la atención del público asistente con recuerdos de sus comienzos, anécdotas divertidas, inquietudes comunes y también algún mensaje crítico, como los que han hecho referencia a la necesidad del cuidado de la salud mental o algunas actitudes machistas anquilosadas. En el encuentro estaba prevista la participación de Maggie Civantos, que ha causado baja de última hora por las consecuencias provocadas por las lluvias en una propiedad en Málaga.
Para entrar en calor, Luis Alegre ha invitado a las participantes a compartir recuerdos de sus inicios y de ese llamada (o no) vocacional. En el caso de Marian fue una camarera la que le animó a dar el paso, algo que al final respaldaron sus propios padres, que eran actores de teatro aficionado. En el caso de Helena sí ha afirmado que “siempre quise ser actriz, desde pequeña. Era muy seguidora de la saga de Harry Potter y yo le decía a mi madre que quería ser Emma Watson”. Por su parte, Mirela, venida de familia de músicos (su madre como chelista profesional), tuvo el respaldo de sus padres que, eso sí, le pedían que tuviera un ‘plan B’: “Es tan pasional la vocación que no hay plan B, mamá. Luego con los años entendí su miedo, pero por suerte ya está más tranquilas”, ha bromeado.
Y es que la incertidumbre por el siguiente trabajo y las miradas a ese teléfono que no suena sigue siendo común denominador para cualquier profesional de la interpretación. “Es lo bonito y también lo malo, te acostumbras a vivir en el día a día”, ha reconocido Marian Álvarez. “¿Con los años se gestiona mejor?”, le ha preguntado la propia Helena Ezquerro… “No”, le ha contestado entre risas.
Entre esas idas y venidas de montaña rusa siempre quedan recuerdos de ‘golpes de suerte decisivos’, como ha definido Luis Alegre. En el caso de Mirela Balic lo ha tenido claro al citar “cuando conocí a Maribel Verdú. He trabajado con profesionales increíbles que admiraba antes de hacer nada, como Luis Tosar, Pedro Casablanc, Ana Polvorosa…, pero Maribel Verdú, que hacía de mi madre en ‘Élite’, es una mujer muy generosa”.
Helena Ezquerro ha situado ese elemento decisivo “en tener la gran madre que he tenido”, despertando los aplausos del público. “Ella me llevó a una agencia de Logroño a Madrid, como periodista entrevistaba a personas con las que podía hacer contactos. Se lo agradezco cada día porque sin ella no estaría aquí”. Sobre Marian Álvarez se ha destacado, especialmente, el doble premio de Concha de Plata y Goya a Mejor Actriz por su papel en ‘La Herida’.
Entre anécdotas entre los momentos más eufóricos o las situaciones de mayor incertidumbre e inseguridad, también ha habido reflexiones más críticas. La primera de ellas sobre salud mental. “Es algo fundamental para cualquier persona, pero en el mundo de la interpretación la sensibilidad es total. Te abres en canal para todos los proyectos, para que todo fluya, y no es fácil. A veces trabajamos en unas condiciones que no se dan en otros países”, ha dicho Marian Alvarez.
Helena Ezquerro ha hecho mención a los meses de inquietud que pasan cuando no hay respuesta a tantos casting realizados (ni siquiera para decir la negativa) y Mirela Balic ha reincidido en esa dificultad de tener que actuar sí o sí pese a no estar en condiciones anímicas o de salud idóneas.
Sobre el machismo en el mundo del cine, tristemente, han coincidido en que no es algo residual y que queda mucho por trabajar. “Ahora que se está hablando mucho más de ello me he dado cuenta de que he normalizado tiempo atrás demasiadas cosas”, ha asegurado Marian Álvarez. Las tres también han estado de acuerdo en que “hay una unión ahora estrecha entre nosotras, contándonos las cosas y compartiendo experiencias. Está claro que hay un avance, pero tiene que ir a mucho más”. Más dura ha sido Mirela Balic, “me fastidia que tenga que sentirme afortunada o agradecida a que ahora haya una figura de coordinador de intimidad o que no pasen algunas cosas de antes. Es que tendría que haber sido así siempre”.