Una escena del cortometraje 'Victoria'.

Pablo Lavado y Alejandra Perea cursan el Máster de Creación Audiovisual y Artes Escénicas de la Universidad de Málaga. Sin dejar las aulas han presentado sendas obras en el Festival de Málaga. “Me hice productora, decidí invertir mis ahorros y distribuir yo misma”, dice Alejandra

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22 May 2019
Néstor Cenizo
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Aunque no sea habitual, los trabajos con finalidad académica pueden tener un recorrido en el circuito de festivales o, incluso, distribución comercial. Al óleo, un largometraje de ficción de Pablo Lavado, y Victoria, un corto documental de Alejandra Perea, fueron dos de las sensaciones del pasado Festival de Málaga.

Tanto Lavado como Perea tienen 23 años, y ahora cursan el Master de Creación Audiovisual y Artes Escénicas de la Universidad de Málaga. Además de ellos, varios de sus compañeros de máster han firmado sus primeras obras audiovisuales y las han presentado en público. A veces, las películas salen del aula.

Éxito en el Festival de Málaga

Lavado estrenó su película en la sección oficial (fuera de concurso), mientras que Perea se llevó el premio al mejor cortometraje malagueño documental, de animación o experimentación. También ha obtenido el premio a la mejor obra con perspectiva de género del Festival de Cine Andaluz de Burguillos entregado por AAMMA, la Asociación de Mujeres Andaluzas de los Medios Audiovisuales.

Victoria cuenta la historia de una amiga de Alejandra a través de una noche de juerga, y en su origen hay mucho de persistencia. “Me costó un año que Victoria accediera”, comenta la joven realizadora, que puntualiza que se trata de un trabajo colectivo con cuatro compañeros de clase. Obviamente, todos sacaron muy buena nota.+

“Me costó un año que Victoria accediera a rodar”

Por su parte, Pablo Lavado firmó su ópera prima con Al óleo, una película intimista que se adentra con delicadeza en temas universales como el descubrimiento sexual, el amor, la familia y la libertad.

Quizá el muro más alto con el que se encuentran estos trabajos para trascender el aula sea el de la distribución. “Yo no tenía ni idea de cómo se distribuía un corto”, recuerda Alejandra Perea. Pero Alejandro Alvarado, el profesor para cuya asignatura había rodado Victoria, reunió a algunos alumnos que habían presentado las piezas más interesantes y les explicó cómo hacerlo. Después de consultar algunas distribuidoras, Alejandra decidió que ella misma se encargaría de difundir su corto.

Alejandra Perrea y Victoria Romy en una escena del cortometraje 'Victoria'.

Alejandra Perea y Victoria Romy en una escena del cortometraje ‘Victoria’.

“Me hice productora, decidí invertir mis ahorros y distribuir yo misma”, señala. Tuvo que leer muchos blogs de cine, informarse por redes de las plataformas de distribución, confiar en su intuición y cometer muchos errores, pero no le fue mal: estrenó en el Festival de Cine Europeo de Sevilla y su corto está teniendo un importante recorrido por diversos festivales.

‘Victoria’, un corto “para clase”

“Estaba hecho para ser expuesto en clase”, porque Victoria no quería que lo viera nadie. Sin embargo, primero llegó el pase en el aula magna de la facultad, con otros trabajos de clase. Y al comprobar que el trabajo tenía la entidad suficiente, empezaron a presentarlo a festivales. “Me hacía ilusión porque quería que eso se viera. Yo a Vicky la quiero un montón, y la veo como una superación y un ejemplo para otras personas”, dice Alejandra.

Por su parte, Lavado, que ya tenía experiencia en rodajes de cine, publicidad y videoclips, invirtió en Al óleo todos sus ahorros, y tuvo una ayuda imprescindible, el actor Chico García, que aceptó producir la película. Desde que estrenó en el festival, está inmerso en una labor callada para lograr distribuir su película.

Una imagen de ‘Al óleo’, ópera prima de Pablo Lavado

Un aula con talento

Además de profesor de Realización Documental en el Grado, Alejandro Alvarado es uno de los coordinadores académicos del Máster de Creación Audiovisual y Artes Escénicas que se imparte en la UMA, y que ahora están cursando tanto Pablo como Alejandra. Alvarado cree que el hecho de que ambos hayan coincidido en el aula justo tras presentar sus trabajos en el Festival de Málaga es producto sobre todo de la casualidad.

Sin embargo, no son los únicos que demuestran que entre el mundo académico y la experiencia laboral no hay una separación tan tajante como se cree. En la clase, que ronda los treinta alumnos, hay quienes han dirigido un documental concebido en una asignatura (Idas y vueltas, de Mateo Pérez Quero y Katia Birker), y directores de cortometrajes con presencia en el festival de la ciudad, como La araña, de Conrado Blanco, o Sien, garganta y corazón, centrado en la cantante Rocío Márquez. Este corto fue el trabajo de fin de grado de Marta de los Reyes.

Pablo Lavado

“Yo creo que lo mejor del máster son los alumnos”, opina Lavado, que menciona también la presencia de Estefanía Sandoval, una actriz con años de experiencia en series como Arrayán. El master aúna alumnos procedentes de la danza, de las artes escénicas, de bellas artes o del mundo audiovisual.

Lavado cree que la combinación de personas procedentes de diferentes disciplinas a veces da resultados con la calidad suficiente para superar el ámbito universitario. “La filosofía de todos es esforzarnos en hacer trabajos en condiciones. Yo he hecho trabajos que he utilizado para mi reel como director y pretendo presentar en festivales”.

Entre el mundo académico y la experiencia laboral no hay una separación tan tajante

Ahora están inmersos en la preparación de dos trabajos para la asignatura Taller Performativo, donde se realizan los trabajos artísticamente más ambiciosos. Algo así como “un folio en blanco” en el que cabe la videodanza, la performance o el corto audiovisual, explica Lavado. Este año se están preparando una performance en torno al miedo, y una pieza de danza que pretende romper con el estereotipo de la mujer en este arte.

Alejandra cuenta que el máster le está “ampliando la mirada” a otras propuestas artísticas, gracias al contacto con compañeros de otras disciplinas. En verano, cuando haya terminado el máster, quiere desarrollar una idea basada en los recuerdos sonoros.

El máster, que está a punto de concluir su tercer curso, mezcla lo escénico con lo audiovisual y ofrece una formación única en Andalucía, que según Alvarado es útil tanto a quien pretende dedicarse a la investigación como a alumnos procedentes de escénicas o estudiantes de comunicación audiovisual, que son la mayoría. Como demuestra la experiencia de Pablo y Alejandra. El resto es talento.


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