La diseñadora de vestuario de películas como ‘El mundo es nuestro’, ‘Sin fin’ o ‘La primera cita’ participará en el ciclo Los Oficios del Cine.

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17 May 2019
Juan Antonio Bermúdez
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Los caminos del cine son a veces sorprendentes. Aunque estudiaba derecho, fue su afición a la danza la que llevó a Consuelo Bahamonde a dedicarse al diseño de vestuario y convertirse con los años en una de las figurinistas más reconocidas del audiovisual andaluz, gracias a su trabajo en películas como El mundo es nuestro (Alfonso Sánchez, 2012), Sin fin (hermanos Alenda, 2018), El mundo es suyo (Alfonso Sánchesz, 2018) o La primera cita (Jesús Ponce, 2019).

Estará con nosotros el lunes 20, a partir de las 18:00 h, en una nueva jornada del ciclo Los Oficios del Cine, que estará dedicada al vestuario. Esta actividad, organizada por FilmAnd y la Fundación Cajasol (que además la acoge en su sede de Sevilla, en la Plaza de San Francisco, 1), es abierta al público y de asistencia gratuita, previa inscripción en este formulario.

 

¿Cómo llegas a trabajar en el cine y a dedicarte al diseño de vestuario?

Yo estaba estudiando derecho, pero era aficionada a la danza, hacía danza contemporánea. Y en la  escuela en la que estaba no teníamos quien nos diseñara el vestuario. Me enseñaron cómo funcionaba una máquina de coser y empecé a hacer el vestuario para nosotras. Y poco después empezaron a llamarme. Así di con Concha Rodríguez y Soledad Molina, de Mangas verdes, una empresa con mucho trabajo en este campo. Me propusieron vestir un ballet de un programa de televisión y a partir de ahí empecé a trabajar con ellas de forma continua para televisión y cine.

 

Y tu primer trabajo ya como directora de vestuario fue en una película con tanta trascendencia como El mundo es nuestro. ¿Cómo recuerdas esa experiencia?

Pues fue una experiencia maravillosa. Yo había hecho ya varios largos como ayudante de dirección, pero ahí tuve que afrontar mi primera dirección, sí. Y fue desbordante por muchas cosas. En ese rodaje estuvimos treinta personas metidas en una sucursal de un banco durante quince días, con todo lo que eso supone. Si uno cogía un resfriado, lo cogíamos todos. Fue un desborde del que guardo grandes recuerdos.

Consuelo Bahamonde (primera por la izquierda) junto a otras cineastas andaluzas en las nominaciones de los Premios ASECAN 2019

Consuelo Bahamonde (primera por la izquierda) junto a otras cineastas andaluzas en las nominaciones de los Premios ASECAN 2019

¿Cómo es tu proceso de trabajo normalmente en una película?

Primero me mandan el guion y lo trabajo desglosándolo, viendo qué necesidades voy a tener. Y luego solemos tener una lectura con el resto del equipo y me suelo entrevistar con el director, para ver cómo veo yo a los personajes y cómo los ve él. Después ya pasamos a las pruebas de vestuario, donde se hacen las propuestas. Y a partir de ahí se hacen los cambios que se necesiten.

 

Y ya en el rodaje ¿estás muy presente?

Sí, claro, el responsable de vestuario debe estar muy pendiente de todas las cosas que van surgiendo y de algo fundamental, de que se mantenga el raccord en el vestuario, las manchas, que el estado de la ropa sea coherente con el momento que se esté rodando.

 

Además del diseño, en el departamento de vestuario también trabajáis así la ambientación, ¿no?

Claro, la ambientación de la ropa depende de nuestro equipo, sí. Pero en esto influye mucho el presupuesto. Si hay presupuesto suficiente, se busca a alguien especializado, que realmente sepa ambientar. Y la verdad es que es son una maravilla las cosas que pueden hacer. En muchos casos, estos especialistas vienen de haber estudiado Bellas Artes.

Si no hay tanto presupuesto, que suele ser bastante común, pues nos arreglamos como podemos en el departamento de vestuario. Hay lijas para envejecer, polvitos para ensuciar y cosas así, muchos productos y muchos trucos. Es un mundo.

 

¿Hay algún género o algún tipo de vestuario en el que te guste más trabajar?

A mí el género me da igual, lo que sí me importa más es entenderme bien con el equipo. Y creo que en ese sentido hasta ahora he tenido mucha suerte. Si toca hacer algo que no has hecho antes, es bonito planteárselo como un reto, aprender, investigar, buscar referencias… Aunque investigar siempre investigas porque cada personaje tiene que tener su personalidad, su estilo.

 

¿Y resulta más complicado hacer el vestuario de una película de época o una ambientada en estos días?

A mí siempre me ha parecido más difícil que me pidan que el personaje lleve un vaquero y una camiseta a tener que hacer una película futurista o de época. Esto no consiste en irse a una tienda y comprar toda la ropa nueva. El vaquero y la camiseta tienen que decir muchas cosas. Y ahí no hay excusa, es algo que resulta fácil de encontrar, pero la dificultad en conseguir que sean exactamente el vaquero y la camiseta que deben llevar ese personaje. La ropa debe reflejar una determinada personalidad. Y luego es fundamental no meter la pata también con cosas importantes, como por ejemplo utilizar cremalleras cuando estás reflejando una época en la que no existían.

 

¿Cómo es tu relación con los actores? Entiendo que para ellos el vestuario ayuda mucho a definir su personaje.

Yo suelo tener la costumbre de hablar con cada actor. Siempre me importa lo que el actor piensa, además de otras cosas como si es alérgico a un tejido o si le resulta muy incómodo llevar una prenda. En la medida en que pueda, siempre intento ayudar a la interpretación, dándole más seguridad o más comodidad con la ropa.

¿De qué proyecto te sientes especialmente satisfecha?

Cuando termino una película, nunca tengo una satisfacción plena. Más bien la sensación contraria. Siempre pienso que podría haber hecho mejor las cosas, que podría haber llegado más lejos. Esto es un aprendizaje continuo. Pero sí tengo muy buen recuerdo de todos los trabajos, precisamente por haber ido aprendiendo mucho en cada uno.

La verdad es que guardo un recuerdo fantástico de todas. De El mundo es nuestro porque fue, como antes te comentaba, mi primer trabajo como directora de vestuario. Pero también me ha encantado trabajar en Sin fin o en La primera cita, en la que me reencontré con todo el equipo con el que ya había trabajado en otra película de Jesús Ponce. Este es un trabajo muy duro, son muchas horas, convives mucho tiempo, pero los equipos suelen ser maravillosos. Y guardas recuerdos buenos y malos, de momentos duros y de nervios, pero te quedas con la idea de haber vivido mucho.

 

¿Qué le recomendarías a alguna persona que esté interesada en dedicarse a este oficio?

Hay que probar, hasta que no se prueba no se puede saber si esto te gusta o no. Precisamente por  lo que decía. Es muy duro, hay que echarle muchas horas. Durante los rodajes, pasas más tiempo con el equipo de la película que con tu familia. Y también hay una inseguridad, al trabajar por proyectos, nunca sabes qué es lo que vas a tener al mes siguiente. La mejor virtud que puede tener alguien que quiera dedicarse a esto es saber convivir, creo yo. Alguien que no supiera convivir no podría hacer este trabajo. Son demasiadas horas juntos.


2 comentarios sobre “Consuelo Bahamonde: “Lo difícil es vestir al personaje con vaquero y camiseta”

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