Youfeelm

Raul Díez, cofundador de Youfeelm, la plataforma de crowdfunding cinéfilo, reflexiona sobre el final de un proyecto que a pesar de los numerosos éxitos no ha logrado consolidarse

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3 Ene 2019
Raúl Díez
the nest

Una verdadera lástima. ¡Qué pena! ¡Qué gran disgusto!

Estas tres han sido las reacciones y respuestas más comunes que hemos recibido los últimos días en youfeelm, a raíz del cierre del servicio que anunciamos hace unos días.

Para el que no nos haya conocido, youfeelm era una plataforma de cine bajo demanda en salas. Un novedoso sistema con el que cualquiera podía poner en marcha en nuestra plataforma una campaña de crowdfunding (una especie de preventa de entradas) para hacer posible la proyección, en una sala de cine, de una determinada película. La exhibición de la película sucedía siempre y cuando la campaña alcanzaba un aforo mínimo, esto es, una preventa mínima de entradas con antelación al pase.

A este sistema lo bautizamos como ‘cinecracia’ ya que daba el poder al espectador (o a un conjunto de espectadores, organización o empresa) de decidir qué se podía ver en una sala de cine, a confeccionar colectivamente la cartelera de su ciudad.

Con este innovador modelo de exhibición cinematográfica, acuñado en países anglosajones como ‘theatrical on demand’, en youfeelm conseguimos, a lo largo de cuatro años, reunir en España a cerca de 40.000 espectadores en alguna de nuestras más de 660 salas, para ver alguna de las 688 películas de nuestro catálogo, en alguno de los casi 300 pases-evento realizados. Unos datos que, dadas las circunstancias y recursos personales de los fundadores -modestia aparte, creedme- son una auténtica proeza.

Sin embargo, y volviendo a las reacciones tras el anuncio de cierre, no queríamos dejar pasar la oportunidad de hacer una pequeña lectura -personal e intransferible- de lo ocurrido.

En primer lugar, señalar que nos ha conmovido enormemente la notoria, manifiesta y afligida reacción, nada más conocer la noticia, por parte de nuestra comunidad, del sector, de amigos, aliados y partners. Unas muestras de cariño que han sobrepasado todas nuestras expectativas y que reflejan el apoyo social con que contaba el proyecto.

A día de hoy, se cuentan por cientos los correos electrónicos y mensajes en las diferentes redes sociales con respuestas de apoyo y también de agradecimiento, remembranzas de momentos compartidos, infinitas palabras de ánimo y cariño, e incluso propuestas para resucitar el proyecto. Una reacción que ha sido sobrecogedora, y no podemos más que sentirnos enormemente agradecidos por ello. Mil gracias.

 

Cariño, pena e indignación

Todas estas reacciones, sumadas a un sinfín de llamadas y whatsapps, tienen un claro mensaje, con un generalizado denominador común: pena e indignación. Por lo tanto, y a raíz de esta multitudinaria muestra de apoyo y ánimos por parte de nuestra comunidad, la pregunta que uno pudiera hacerse sería: ¿cómo un proyecto con tanto respaldo social ha podido caer? La respuesta no es fácil.

Por un lado, es posible que la ejecución haya tenido sus fallos y carencias. No podemos eximirnos completamente de ello. Habremos tenido nuestros aciertos y nuestros errores. Habremos tomado buenas y malas decisiones. De lo que no se nos puede culpar, es de no habernos dejado la piel en el proyecto, de haber puesto absolutamente toda la carne en el asador. ‘All-in’ en la mesa: todo nuestro tiempo, todo nuestro dinero y todas nuestras energías.

Por otro lado, el respaldo y el apoyo moral son importantísimos pero solo con eso no se come. En este sentido, y sobre todo en el sector cultural, existe, de una forma más o menos consciente, el peliagudo concepto del ‘salario emocional’. Este concepto responde a la satisfacción personal, a la gratificación etérea que uno recibe al dedicarse a lo que le gusta, a lo que le llena, a su pasión, a recibir reconocimiento y respaldo.

Una recompensa intangible que viene a complementar (o en casos extremos, a suplir) la tangible. Algo bastante común cuando te dedicas al sector de la cultura pero que, llegado un determinado momento, no es suficiente. Sobre todo porque a día de hoy, las facturas no se pagan con moneda emocional. En nuestro caso, el modelo de negocio de youfeelm no dio más de sí. Y a las personas alrededor del proyecto, lamentablemente, sólo nos quedaba salario emocional a fin de mes.

Modelo de negocio: ventas con margenes pequeños, pero muchas ventas

¿Modelo de negocio equivocado? Es posible. En youfeelm, desde un principio, planteamos nuestro modelo de ingresos basándonos en la escala y el volumen. Es decir, ventas con márgenes pequeños pero muchas ventas. O dicho de otra forma: nos llevábamos muy poco dinero por entrada pero la idea era intentar vender muchas entradas.

Muchas entradas que nunca llegaron a venderse, y unos márgenes que nunca pudieron crecer atrapados entre la espada de los proveedores de contenido, y la pared de los exhibidores que, a su vez, también adolecen de unos costes estructurales que difícilmente pueden cubrir con la única vía de ingresos de la taquilla. Una pelea de pulpos en las que todos llevan razón y todos luchan por sobrevivir en una ventana de explotación cada día más parecida al Wild West.

Probablemente fue un planteamiento de modelo de negocio errado, poco adecuado para un proyecto cultural. Un modelo de negocio más común a otros proyectos tecnológicos, de otros sectores más en consonancia con la nueva economía, a la de las startups altamente escalables. Quizá intentar introducir nuevas tecnologías y modelos de negocio disruptivos en un sector más afincado en lo tradicional, fue una fórmula demasiado arriesgada o precipitada, no siendo aún su momento.

El caso es que no funcionó. O no funcionó lo bien que debería haber funcionado, o quizá no nos dio tiempo a que funcionara. Pero el tiempo es dinero, y sin dinero no pudimos ganar tiempo. Una terrible pescadilla mordiéndose la cola, en una especie de eterno retorno al más puro estilo nietzscheano. Poca fue la financiación pública que llegó para inflar el tan necesario balón de oxígeno, y menos aún llegó la financiación privada, interesada en otras vacas más lecheras.

Un modelo validado por los usuarios

Qué hubiese pasado de haber tenido más financiación es pura especulación. Sin embargo, a día de hoy nos retiramos del tablero con la certeza que el modelo de cine bajo demanda en salas, en cierto modo, ha sido validado. A la vista están las decenas de miles de usuarios, la amplísima red de proveedores de contenido (productoras y distribuidoras) que nutrían nuestro catálogo y nuestra extensa red de salas. Insisto, nuestra visión y fe en la fórmula que aplicábamos en youfeelm sigue intacta.

También respaldan esta certeza, los numerosos casos de éxito que hemos tenido en estos años, de pequeñas producciones (documentales, cine indie) que se estrenaron, o que complementaron su estrategia de estreno con youfeelm que, a la postre, también se había convertido en una nueva herramienta de autodistribución, alternativa a las ventanas de explotación habituales.

No obstante, a pesar de la buena recepción del sector a la nueva fórmula, y de las respuestas multitudinarias de nuestros queridos youfeelmers en muchos de nuestros pases-evento, nos estrellábamos una y otra vez con la falta de regularidad en el uso de nuestra plataforma. No conseguimos crear el hábito de usar el modelo, no alcanzamos el objetivo de que nos conociera mucha más gente, ni que se interiorizara en la cinefilia colectiva que existía una cartelera alternativa que el espectador podía disfrutar, o proponer.

Hay teorías que dicen que un individuo para crear o cambiar un hábito, necesita al menos veintiún días. No hay nada escrito acerca de crear un nuevo hábito social. Nosotros hemos intentado crearlo en cuatro años, sin éxito, quizá porque también luchábamos con otros nuevos hábitos de consumo audiovisual más adecuados al momento o, como decíamos más arriba, quizá nos ha faltado más tiempo, más marketing, más apoyo y recursos, más cercanía a los polos de atracción del sector. Por ahora nos quedaremos con la duda.

Por último, no quisiera cerrar este artículo sin mostrar nuestro inmenso agradecimiento a todos/as aquellos/as que creyeron en youfeelm desde el primer momento, que nos apoyaron y animaron incondicionalmente. A todos ellos/as: gracias, de corazón.


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