Rosas venenosas (Ahmed Fawzi Saleh) ha ganado en el Festival de Cine Africano de Tarifa-Tánger (FCAT). Así lo ha decidido el jurado formado por la directora senegalesa Angèle Diabang, la norteamericana Tala Hadidla, la programadora Dorothee Wenner, el director del festival Afrikamera Alex Moussa Sawadogo y el cineasta Luis E. Parés.
La película ganadora, una mirada dentro del mundo de las clases trabajadoras en las curtidurías de El Cairo, destaca por su “innovación, originalidad y su mirada casi documental que busca la fidelidad a la realidad” en este retrato realizado por un cineasta joven de una mujer oprimida en un entorno hostil.
La mejor actriz ha resultado ser una niña de 9 años: Maggie Mulumbwa, joven intérprete de I am not a witch. Por primera vez el FCAT premia a una niña de 9 años por su emocionante papel de una niña internada en uno de los campos de brujas que aún existen en algunos países africanos. La debutante en el largometraje Rungano Nyoni le dio este papel del que el jurado destaca “su luminosa interpretación, su naturalidad y el abanico de matices que despliega que van de la magia a la poesía”.
Boxing libreville, de Amédée Pacôme, ha sido premiado “por la cercanía del personaje protagonista y la manera en que lo sigue en su microcosmos cotidiano, consiguiendo que salga de su encierro y exprese cómo lucha por conseguir realizar un sueño”.
Mientras que la Mención Especial del Jurado ha recaído en Futuros inciertos, de Eddy Munyaneza, a este documental que ha tenido su estreno mundial en el FCAT y que de nuevo ahonda en el activismo político de su país. Su director habló en el festival sobre la responsabilidad que tienen los cineastas de mostrar lo que realmente ocurre en sus países. El jurado ha destacado “la fuerza, el coraje y el nivel de compromiso del director”.
Premio del público
El premio del público ha sido para La bella y los perros (Kaouther Ben Hania), que que narra casi en tiempo real el calvario de una joven (interpretada por la actriz Mariam Al Ferjani, que pasó por Tarifa y Tánger en esta edición del festival) a través de nueve planos secuencia. Con un mensaje feminista y político, esta ficción se convierte en una oportuna reflexión sobre uno de los temas de actualidad en multitud de países: el de la visibilidad de las víctimas de violación.