Cannes culmina con un palmarés para complacer a todos

Llegó el final del 71º Festival de Cannes con un palmarés marcado por el equilibrio y el consenso entre todos los miembros que formaban parte del mismo. De esta manera, el palmarés de Cannes ha premiado tanto a propuestas venidas desde Extremo Oriente (Shoplifters de Hirokazu Kore-eda), como de América (BlacKKKlansman de Spike Lee) o Europa (Cold War de Pawel Pawlikowski).

Unos premios que recorren todo un abanico de opciones estilísticas, del ensayo audiovisual del maestro Jean-Luc Godard (The Image Book) al desaforado pornodramatismo de telenovela cutre (Capharnaüm de Nadine Labaki). Resulta difícil, por tanto, que cualquier espectador, sea del tipo que sea, no encuentre una propuesta cinematográfica a la que hacer suya dentro de un plantel tan variado.

Capharnaüm. Nadine Labaki

Ese plantel viene encabezado, como decíamos, por un veterano del Festival y del circuito cinematográfico en versión original, Hirokazu Koreeda. El nipón siempre ha tenido como obsesión temática los conflictos que surgen en el seno de las familias, con una especial atención a niños y jóvenes. En Shoplifters vuelve a pulsar las mismas y recurrentes cuerdas, pero lo hace de una forma más inspirada, sobre todo en aquello de conseguir emoción de la melodía resultante.

Si de algo no se le puede acusar al realizador nacido en Tokio es de caer en alcantarillas morales para golpear al espectador impresionable. Sólo por esa elegancia ética, consideramos su Palma de oro como una decisión defendible por parte del Jurado.

Shoplifters. Hirokazu Koreeda

En el caso del filme que se alzó con el Premio del Jurado, Capharnaüm de Nadine Labaki, falla, precisamente, ese componente ético que define al vencedor de la competición oficial. La película de la libanesa cae en todos los abismos que se deben evitar cuando se intenta reflejar la miseria sobre la gran pantalla: situarse moralmente por encima de los personajes a los que retratas, regodearte a través de planos detalle de las condiciones inhumanas en las que viven los protagonistas o construir (en un entorno de extrema pobreza) encuadres con fines estéticos para que el espectador con sensibilidad artística quede impresionado por ellos.

Alivio entre los críticos

El premio que obtuvo, el cuarto en relevancia de los que otorga el Jurado, se vivió por tanto con cierto alivio en la sala de prensa, dados los rumores previos que la apuntaban como ganadora de la Palma de Oro. Lo que hubiera sido, a juicio de este cronista, un desastre para el Festival en cuanto al mensaje moral que podía lanzar sobre la explotación de la humildad con fines propagandísticos, sobre cómo se puede juzgar a la pobreza sin subir al estrado los factores objetivos que la generan.

Mucho menos polémico es el galardón reservado al veterano director afroamericano Spike Lee, BlacKKKlansman no es sólo un viaje a la década de los sesenta del siglo pasado, a un tiempo no tan remoto lleno de soul y conflictos raciales en plena ebullición, también es un análisis de nuestro tiempo, un viaje exploratorio que incide en las similitudes entre aquella América, aun reticente a conceder derechos civiles a una parte de su población, y la actual América donde, bajo la presidencia de Donald Trump, vuelven a asomar la cabeza ciertos grupos de carácter fascista que se consideraban desde hace tiempo olvidados en el basurero de la historia.

BlacKKKlansman. Spike Lee

Premio inédito para Jean-Luc Godard

No podemos cerrar el análisis de este palmarés sin hacer referencia a Jean-Luc Godard. El maestro de la Nouvelle Vague recibió un premio inédito en la historia del Festival, la Palma de Oro Especial por su ensayo fílmico The Image Book. Pese a la singularidad de dicho galardón, entendemos que entronca con el carácter único de la filmografía y estilo del director franco-suizo, que le sitúa en un espacio aparte de los demás autores de la competición.

En esta su nueva película, Godard, no sólo hace un viaje a través de las imágenes que han formado nuestra cultura, que han definido nuestras opciones morales durante los últimos cien años, también realiza un diagnóstico sobre la Europa actual y una previsión sobre nuestras opciones a futuro. Una obra de enorme clarividencia para todo aquel que decida reflexionar sobre los porqués y los cómos, Godard ya pasa de los 80 pero el tiempo no pasa por él.