La sevillana Plaza de España, escenario de ‘Lawrence de Arabia’ entre otras muchas películas, ha entrado en la lista de los Tesoros de la Cultura Cinematográfica Europea. En filmAnd revisamos los ocho lugares que comparten ese honor con la plaza diseñada por Aníbal González.

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23 Mar 2017
Juan Antonio Bermúdez
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Por Juan Antonio Bermúdez

Además de aparecer en el álbum de fotos y en los vídeos caseros de millones de personas, la sevillana Plaza de España ha sido el cuartel general del ejército británico en El Cairo de Lawrence de Arabia (David Lean, 1962), el planeta Naboo por el que caminan Amidala y Anakin Skywalker seguidos de R2D2 en El ataque de los clones (George Lucas, 2002), el episodio 2 de La Guerra de las Galaxias, o la deslumbrante mansión del disparatado cacique al que da vida Sacha Baron Cohen en El dictador (2012).

Todo ese imaginario cinematográfico, prolongado en muchos otros títulos menos famosos, ha sido reconocido ahora por la Academia Europa del Cine como Treasure of European Film Culture (Tesoro de la Cultura Cinematográfica Europea) a partir de una candidatura presentada por la Andalucía Film Commission, respaldada por la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento de Sevilla, la RTVA y el Festival de Cine Europeo de Sevilla.

La Plaza de España, diseñada por el arquitecto Aníbal González para la Exposición Iberoamericana de 1929, entra así en una selecta lista en la que hasta ahora solo estaban otros ocho lugares.

Institut Lumière, Lyon (Francia)

Los hermanos Lumiêre nacieron en Besançon, pero crecieron y dieron en Lyon muchos de los pasos que les permitieron entrar en la historia por su presentación pública en 1895 de uno de los inventos más revolucionarios de la historia de la humanidad: el cinematógrafo. El Institut Lumière recoge esa memoria de los pioneros, promocionando su obra pero organizando también innumerables actividades relacionadas con el cine y con la fotografía, entre ellas varios festivales en Lyon Metropole.

Bergmancenter, Fårö (Suecia)

El director sueco Ingmar Bergman vivió gran parte de su vida en medio del mar Báltico, en Fårö (cuya traducción literal sería “isla lejana”). En ese contexto de clausura natural, tan apegado a su estilo y sus argumentos, rodó varias de sus películas, incluida la denominada “trilogía de Fårö”: La hora del lobo (1968), La vergüenza (1968) y La pasión de Ana (1969). La presencia del cineasta en esta pequeña isla habitada por menos de 500 personas, donde desarrolló también gran parte de su trabajo como dramaturgo hasta su fallecimiento en julio de 2007, ha dejado una enorme huella. La casa en la que vivió, adaptada también como espacio de trabajo, es conocida como Bergmancenter y además de albergar un Museo sigue funcionando como residencia para otros creadores y como centro cultural desde el que se organiza un festival anual, la Semana Bergman de Fårö.

Centro Eisenstein, Moscú (Rusia)

La casa original en la que Sergei Mikhailovich Eisenstein vivió fue demolida a mediados del siglo pasado y el legado del director referencial del cine soviético se conservó solo gracias al esfuerzo de su esposa, la guionista Vera Atasheva, en un pequeño apartamento de la calle Smolenskaya que durante décadas ha funcionado como un pequeño “santuario” por el que han pasado tanto los investigadores como los admiradores de la obra de Eisenstein, algunos de ellos muy famosos: Francis Ford Coppola, King Vidor, Jean Rouch…. En una época más reciente, el Museo Pushkin ha cedido parte de sus dependencias para albergar en mejores condiciones la gran biblioteca personal del cineasta, sus dibujos y muchas de sus pertenencias. Pero el edificio de la calle Smolenskaya sigue siendo un lugar de peregrinación para cinéfilos de todo el mundo.

Il Mondo di Tonino Guerra, Pennabilli (Italia)

El particularísimo mundo de Tonino Guerra tiene su corazón en Pennabilli, pequeña localidad de la Emilia-Romaña a la que estaba muy vinculado (nació y murió a pocos kilómetros, en la pedanía de Santarcangelo di Romagna). Allí, en un oratorio del siglo XIII, está la sede de la Asociazione Tonino Guerra, en un espacio denominado directamente “Il Mondo di Tonino” y que trasciende el concepto mismo de museo para funcionar como espacio de trabajo y discusión. La obra de Guerra, uno de los guionistas más importantes del cine europeo (colaborador habitual de Fellini y de Angelopoulos, entre otros directores), encuentra en este espacio multidisciplinar no solo la posibilidad de conservarse, sino la de crecer y multiplicarse, prolongándose en otros lugares cercanos como el “Museo Difuso” I Luoghi di Anima (Lugares del Alma) o L’Orto dei frutti dimenticatti (Huerto de los frutos olvidados), con una simbiosis perfecta entre pintura, poesía y cine, tres de las vocaciones de Tonino.

La escalinata Potenkim, Odesa, (Ucrania)

Hay pocos lugares en el mundo tan absolutamente identificados con una escena de una película como esta gigantesca escalera exterior, construida entre 1837 y 1841, que conecta el puerto con el casco viejo de Odessa. Su aparición en los planos sincopados y de una temporalidad irreal de El acorazado Potenkim (Sergei M. Eisenstein, 1925), en la mítica secuencia de la carga de los cosacos contra el pueblo, es un icono reproducido y homenajeado en innumerables obras posteriores. La peculiar construcción de sus escalones, de diferentes alturas en la parte superior y en la inferior, genera una ilusión óptica que contribuye a sobredimensionar su extensión.

Riesenrad, Viena (Austria)

La noria gigante del Práter vienés se ha colado en el encuadre de numerosas obras cinematográficas, pero sin duda la referencia más conocida es la de El tercer hombre (1949), obra cumbre del thriller de postguerra en la que se sumaron, además del talento en la dirección de Carol Reed, el de Graham Greene como autor de un guion memorable y el de tres grandes actores posiblemente en el mejor momento de su carrera: Joseph Cotten, Alida Valli y Orson Welles. La fotografía expresionista de Robert Krasker sabe sacar todo el partido plástico de la imponente noria, que casi podría considerarse un cuarto personaje de la película.

Museo Parajanov, Yerevan (Armenia) 

 Situado en una construcción tradicional caucásica de dos plantas, este museo es el depositario de la memoria cinematográfica y vital de Sergei Parajanov, artista conceptual y cineasta, de origen armenio, encarcelado y muy hostigado durante años por el régimen soviético. Su desconfianza en la narratividad clásica, cercana a las tesis de un “cine de poesía” defendido por creadores como Tarkovski, Angeolopoulos o Bela Tarr, le han impedido acceder a un público mayoritario, convirtiéndolo a su vez en una figura fundamental para varias generaciones de cinéfilos.

Colegiata de San Vicente, Cardona (España) 

Las localizaciones de Campanadas a medianoche, escrita, dirigida e interpretada por Orson Welles en 1965, le valieron a este magnífico edificio románico del siglo XI, situado en el recinto amurallado del castillo del municipio barcelonés de Cardona, para entrar hace unos meses en el selecto club Treasure of European Film Culture. Se cumplía entonces el medio siglo exacto de la película. El excelente estado de conservación de esta colegiata convenció tanto al productor Emiliano Piedra como al propio Welles, que ya conocía el lugar por un encuentro que había tenido una década antes con el escritor catalán Josep Pla.

 

 


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