El primer largometraje de Marta Díaz de Lope es una comedia que funciona como un alegato valiente y contenido. Otros tres directores debutan en esta edición

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17 Abr 2018
Néstor Cenizo
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En una escena de Mi Querida Cofradía la protagonista explota: “Lo importante no es el largo de las faldas. Seguimos normas impuestas por los hombres, pero somos nosotras quienes llevamos las faldas”. En ese breve discurso de Carmen se resume la esencia de Mi Querida Cofradía, una película que funciona como comedia, pero también a un nivel más sutil: Mi Querida Cofradía es una obra sobre el empoderamiento de la mujer.

Marta Díaz de Lope, rondeña y debutante, ha tomado prestado el mundo de la Semana Santa, pero podría haber sido casi cualquier otro. Los tronos son solo el decorado en el que se mueve Carmen, ambiciosa, apasionada y libre. Aunque el protagonismo principal se lo lleva la vicepresidenta de una cofradía, la ópera prima de Marta Díaz narra las aventuras y desventuras de cuatro mujeres de un pueblo.

Carmen quiere ser presidenta de su cofradía porque eso es lo que ama, y por eso sufre en sus carnes perder la elección contra Ignacio, un tipo que no va ni a las reuniones porque se las pasa en el bar. Hay algo de guerra de sexos en esta comedia, que sin embargo acaba resultando un alegato valiente y medido, nada panfletario, sostenido en la personalidad y la fuerza del personaje principal. No parece casualidad que de Carmen no sepamos si es viuda, madre soltera o divorciada. Carmen es Carmen, si acaso madre de una hija atribulada por un marido patán, un politicucho de tres al cuarto.

Por supuesto, hay también un costumbrismo extremo, que sin embargo nunca deriva en la caricatura. Hay un trabajo estupendo de Gloria Muñoz, contenida y firme. Y hay, por último, unas actrices secundarias brillantes por momentos.

Quedan muchas ventanas por abrir en una sociedad aún demasiado machista, pero Marta Díaz no carga las tintas en esta o en aquella institución. Es la Iglesia, sí, pero como recordó en la rueda de prensa, ya hay cofradías con hermanas mayores. Marta Díaz explicó que la película no surgió tanto de la experiencia propia, sino “de vivir en el mundo en el que vivimos”. “La Semana Santa daba el contexto perfecto”, comentó en alusión al contraste entre “la solidez y la profundidad” y el enredo de la comedia.

Obviamente, la película contiene una crítica al anquilosamiento de las instituciones religiosas. Sin embargo, al cura Kiko le gustó el guion y la Hermandad del Santo Entierro de Ronda no puso reparo alguno al rodaje. “Todo lo que pudieron hacer para ayudar lo hicieron”, contó la directora, consciente de que el guion era “amable, pero podía malinterpretarse”. Hasta tal punto fue así que Gloria Muñoz llevaba para el estreno la medalla de la Cofradía, “como fetiche”.

Otras óperas primas del festival y el caso del director navegante

Esta es el primer largometraje de Marta Díaz, y ayer ya se escucharon voces pidiendo premio. Tiene más de un argumento para lograr, como poco, el reconocimiento del público: es divertida, se ríe de nuestras costumbres sin hacer sangre y está cargada de referencias locales.

Como ella, también viene de la prolífica ESCAC de Barcelona el otro malagueño debutante en el largometraje, Josecho de Linares, que hace cuatro años arrasó con todos los premios de cortometrajes con Mi ojo derecho.

En esta edición estrena Desaparecer, seleccionada a concurso en ZonaZine, pero no la presentará porque desde hace cinco meses navega sin rumbo por Sudamérica. No es metafórico. Linares cruzó el Atlántico en velero y lo último que se sabe de él es que había hecho escala en Colombia. “He cumplido un ciclo en mi relación con el cine y para seguir creciendo necesito tocar nuevas puertas”, le dijo hace cuatro días a Sur.

La cosecha de óperas primas de esta edición la completan Jefe de Sergio Barrejón y Los amores cobardes, de Carmen Blanco. Barrejón tiene una larga experiencia como guionista de televisión, y presenta con Jefe (sección Málaga Premiére) la historia de “un capullo” (interpretado por Luis Callejo) que recibe “la hostia de su vida”. Carmen Blanco, gaditana licenciada en Málaga, ha escrito y dirigido Los amores cobardes (ZonaZine), la crónica de la vuelta a casa de Eva (Blanca Parés) y su reencuentro con su amigo Rubén.


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