Manuel Polls Pelaz cordinador de Arte 7 Cinemateca.

La cinemateca Arte 7, dirigida por Polls, reabrirá sus puertas en junio tras la grave inundación sufrida en el mes de abril

19 May 2018
Ignacio Gutiérrez
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Comenzó como vídeo-club en el año 2005, pero ha resistido el cambio en la distribución del cine transformándose en un lugar de encuentro para cinéfilos de Granada. Situado en la calle Santiago, el local de Arte 7 alberga una colección de cine de autor de más de 4.500 películas y acoge la organización de numerosos talleres, proyecciones y coloquios sobre cine. En esta entrevista conocemos un poco mejor esta cinemateca de la mano de  su promotor, el cineasta Manuel Polls Pelaz, que además nos habla también sobre el festival Cinemística que organiza y sobre su último proyecto que espera estrenar en otoño, Pepa y los camaleones.

 

Ignacio Gutiérrez: Habéis tenido recientemente problemas con una inundación, ¿Cuánto material habéis perdido? ¿Continúa vuestra planificación de actividades?

Manuel Polls Pelaz: Se hundió parte del techo por una fuga de agua y actualmente estamos cerrados por obras. Se ha dañado el proyector de 16 milímetros, el Super 8, el proyector de vídeo, muchísimas cintas del Betacam Digital y el mobiliario. Espero que el día 1 de junio abramos de nuevo.

 

Arte 7 comenzó como un video club, pero se ha mantenido transformándose en un espacio de encuentro sobre cine.

En el año 2005 una hija de exiliados de nacionalidad francesa, Nicole Fernández, y su marido, un artista sirio, fundaron Arte 7 como vídeo-club con una colección muy buena de cine de autor y documentales. En el 2012 iban a cerrar por el mismo motivo que los demás vídeos-clubs. Mi compañera, Elena Gómez, y yo pagamos el traspaso y nos quedamos con la colección porque pensábamos que era una pérdida notable. Hoy es un lugar de encuentro en el corazón del antiguo barrio judío de Granada.

 

¿Cómo es la comunidad de Arte 7? ¿Qué buscan los socios en la cinemateca?

Prácticamente hay más autores que espectadores, pero intentamos recuperar a los cinéfilos. Arte 7 es un punto de encuentro en la medida en que lo quiera la gente. Sobre todo tenemos muy claro que tratamos de un tipo de cine especial: cine de reflexión, cine de autor no comercial. En Arte 7 hay proyecciones, talleres, encuentros… lo más importante es que hay unas 200 personas, un colectivo de artistas y de intelectuales que apoyan este proyecto.

Una proyección de Arte 7 Cinemateca.

Una proyección de Arte 7 Cinemateca.

Actualmente estáis creando un archivo con las más de 4.500 películas de vuestro catálogo.

No estaba catalogado, solo por títulos. Queremos crear un buen archivo en donde si por ejemplo estás haciendo un estudio sobre Néstor Almendros, el director de fotografía, puedas encontrar su películas y un montón de making of que acompañan los DVDs y material extra. Es un proceso laborioso. El objetivo es ayudar a la investigación.

 

¿De qué forma apoyáis al cine amateur?

Arte 7 está abierto a todos los autores que quieran compartir su película. Hacemos nuestro el lema “piensa globalmente, actúa localmente”. Lo que pasa es que todo el mundo quiere estar en Cannes. Lo interesante sería que tuviésemos una red nacional o andaluza de puntos como el nuestro donde, si hubiese sesenta, una obra se podría ver en circuitos alternativos.

 

La educación y formación es una de vuestras principales preocupaciones, ¿cuáles son los principales objetivos de  vuestro programa de actividades?

El objetivo es ir a  favor de un cine que tiene pocos defensores. Ahora terminan unos talleres que se llaman ‘La mirada espiritual en el cine’ en los que participa Carmen Montes, que hizo los subtítulos de Persona de Bergman. También doy talleres de cine en la facultad de Arquitectura. Los arquitectos se preocupan bastante por el espacio y el tiempo.

Un taller organizado por Arte 7 Cinemateca.

Un taller organizado por Arte 7 Cinemateca.

¿Tenéis algún apoyo institucional?

No, a pesar de que lo hemos intentado. Se intenta hacer ver que la cosa está estupendamente, pero todos sabemos que se vive de una especie de fantasma al que se le resucita continuamente. Seguimos favoreciendo un star system porque vende y da votos. Granada es la patria chica de José Val del Omar, pero si estuviese ahora tendría los mismos problemas que en su época. Ya está bien de homenajear efemérides: atendamos el presente.

En vuestro trabajo se percibe la idea del cine como algo más que entretenimiento: una trascendencia entendida ampliamente. Esta idea toma forma en el festival de Cinemística, ¿es una reivindicación de una “aproximación” al cine que se está perdiendo?

Completamente. A algunos les da miedo porque hay mucha confusión. Sin embargo, la mística en arte está clarísima: en el neolítico no se pintaba en las paredes por lo que se cobraba. El amor al arte representa una espiritualidad, atea o religiosa, que está en todos los grandes del cine. Ya vamos por la quinta edición con terribles dificultades, pero nos llegan miles de películas.

 

¿Es cierto que esta aproximación al cine como arte se está perdiendo?

No. Creo que está más presente que nunca. El abaratamiento de los costes de producción permite que la gente se exprese. Nos llegan títulos de grandísima calidad de Asia, de América del Sur y de Grecia, de Brasil o de Turquía. El festival de Cannes tiene algunas secciones interesantes, pero no aparece en la prensa por esas secciones.

Una de las actividades organizadas por Arte 7 cinemateca.

Una de las actividades organizadas por Arte 7 Cinemateca.

Respecto a tu trabajo como director, ¿preparas algún proyecto actualmente?

Yo no soy director de cine, digo que soy “cinehasta” con H intercalada. La H representa el vacío en el discurso y también la impermanencia del oficio, que es una peregrinación detrás del cine. La última película que estrené fue Antonio el demiurgo (2016) y ahora estamos montando una película que se rodó en Cádiz durante dos años. Se titula Pepa y los camaleones y es una metáfora sobre la revolución de 1812. Es una ficción de tres horas, una comedia filosófica hecha por actores no profesionales. Espero que esté en el otoño.

 

¿Se puede vivir del cine desde Andalucía?

Con muchas dificultades. Hay que ser un poco místico en ocasiones, porque dedicas cinco años de tu vida, tus ahorros y tu esfuerzo y con suerte la película se ve en tres o cuatro sitios. Necesitas una preparación moral que no se enseña en las escuelas ni en las facultades. Pero si persistes terminas haciendo de esto tu vida.

 

Desde tu posición, ¿cómo ves el presente y el futuro de la industria audiovisual y del cine hecho en Andalucía?

Para empezar habría que desdeñar el término industria. Cuando había laboratorios de cine y grandes estudios, doscientas salas en Andalucía y copias de 200 milímetros que viajaban por todo el territorio podíamos hablar de una dimensión industrial. Tenemos que volver hacia una idea artesanal del arte y hacía redes de distribución alternativas. Pero esto no coincide con las políticas que se proponen desde las instituciones que van en contra del cineasta. Somos artesanos artistas, pero institucionalmente lo que vende que el audiovisual andaluz está en Cannes, aunque no le haga caso nadie.


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