Leticia Dolera recibe el premio Luz en el Festival de Huelva, tras el éxito de su serie ‘Vida perfecta’, que se vio envuelta en una fuerte polémica que ponía en entredicho su lucha feminista: “Es una lástima que vivamos momentos de acción y reacción, saltándonos la reflexión”

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20 Nov 2019
Alejandro Ávila
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Leticia Dolera acaba de recoger el Premio Luz en el Festival de Huelva. Un galardón que ha recibido este fin de semana asegurando que “cuando te dedicas al arte, intentas aportar luz a rincones del alma que están a oscuras”. La actriz, guionista y directora de cine lleva años intentando aportar su granito de luz en la lucha por los derechos de las mujeres.

Ha publicado un libro (Morder la manzana), estrenado una serie (Vida perfecta) y ha escrito cientos de tweets con un denominador común: la lucha feminista. Un año antes de estrenar su serie, le estalló la polémica por no contratar a una actriz embarazada.

“Fue una decisión artística al 100%, y todo el equipo estaba de acuerdo. Trabajamos con nuestro cuerpo y la actriz no podía encarnar al personaje de Cristina”. Durante varios meses sufrió la ira de redes y medios de comunicación, que pretendían ver una contradicción: “En televisión me llegaron a comparar con el chalet de Pablo Iglesias, pero yo nunca rompí con mis principios”.

Para Dolera, “es una lástima que vivamos momentos de acción y reacción, saltándonos la reflexión”. Un año después de toda aquella polémica, la serie Vida perfecta ha sido un éxito, tras ganar varios premios en el festival de series de Cannes y recibir el apoyo de los espectadores.

Vida perfecta “trata temas tan universales como las expectativas de vida, la pareja, el amor o el lugar que ocupan el éxito y el trabajo en nuestras vidas”. Hila fino su humor, embridándolo elegantemente con su propia visión feminista del mundo. En ocasiones parece reírse de si misma… o de esa imagen que los medios de comunicación han construido de ella.

¿Cómo surge la serie?

La serie la empecé a escribir con el estreno de Requisitos para ser una persona normal. Ahí me doy cuenta de que aquello no tiene estructura de peli, sino de serie. Me reúno con Movistar, les pitcheo y me dicen que no lo ven. Escribí el primer capítulo y la biblia de la serie. Un año después, les digo que a lo mejor ahora sí la ven. Me dieron el ok y nos contrataron a Manuel Burque y a mí para escribir dos capítulos más. Nos los fueron encargando de dos en dos. Hasta que no estuvo escrita entera, no tuvimos luz verde.

“Hay que desterrar lo de cine de mujeres: somos mujeres que hacemos cine”

¿Te molesta que se pueda etiquetar Vida perfecta como ‘serie para mujeres’?

A nivel cultural, se cree que lo que hacemos las mujeres es un subgénero, como si estuviera el cine y el cine de mujeres. Hay que desterrar lo de cine de mujeres: somos mujeres que hacemos cine, igual que hay hombres que hacen cine. Tenemos que cambiar este imaginario discriminatorio. Las mujeres cineastas contamos historias universales, desde nuestro punto de vista. Sin nosotras, el relato cultural está incompleto.

¿Qué retorno te llega sobre la serie?

Engancha con hombres y mujeres, por diferentes motivos. Ellas se me acercan y me dicen que se sienten representadas. Yo planteo mis dudas y lo que me pasa. Es muy bonito verse reflejado en las historias y, aunque no tenga las respuestas, resulta catártico.

¿Cuáles eran los elementos con los que querías contar sí o sí, que resultaban innegociables?

El personaje de Gari podía echar para atrás a una cadena, al tocar el tema de discapacidad y la paternidad. Nosotros evitamos el paternalismo, hay una visión luminosa y una mirada tierna respecto a los personajes, incluso cuando se equivocan o mienten. Hay sombras y mentiras, y gente que la caga… (pausa). En realidad, todo era innegociable, aunque somos flexibles y la propia serie te dice hacia donde ir.

“A través de las historias, te pones en la piel del otro, cada historia es un ejercicio de empatía”

Tengo entendido que el tema de la discapacidad, que abordas de manera directa en la serie, te toca de una manera o menos cercana.

He crecido con la discapacidad en un círculo supercercano y forma parte de mi relación con los demás. He visto desde pequeña cómo la sociedad tiene un miedo al otro. Hay una construcción del otro ajena y diferente. Y ese otro puede ser muchas cosas: alguien con discapacidad, alguien que habla otro idioma o un menor acompañado. Por eso me dedico a lo que me dedico, ya que la cultura son puentes de empatía. A través de las historias, te pones en la piel del otro, cada historia es un ejercicio de empatía. Por eso, es importante que la cultura sea rica y diversa.

¿Qué tipos de mujeres buscabas representar?

Yo creo que he canalizado un montón de conversaciones y de situaciones que he vivido con mis amigas o con mujeres con las que he podido compartir una charla, porque al final, como diría Mireia Bofil, todo empieza cuando una mujer habla con otra mujer. Ahí empezó todo… con la necesidad de contar.

¿Te sientes más cómoda delante o detrás de la cámara?

Dirigir, escribir y actuar forma parte de lo mismo: contar una historia. Estar en guion, dirección e interpretación te permite estar en todos los momentos de decisión creativa, de manera, que estás poniendo el punto de vista todo el rato. Aunque también me parece muy estimulante y enriquecedor estar como actriz en el proyecto de otra persona.

“Aixa Villagrán es una mujer con muchísimo talento, que trabaja buscando la verdad, no el lucimiento propio”

La actriz sevillana Aixa Villagrán es, posiblemente, uno de los mayores descubrimiento de la serie. ¿Cómo surgió?

La conocí a raíz de casting y me dejó fascinada. Es una mujer con muchísimo talento, que además es muy trabajadora y moldeable. Ha sido muy fácil trabajar tanto con Celia (Freijeiro) como con Aixa. Su emocionalidad, técnica y análisis de los personajes hacen que todo sea muy enriquecedor. Hacen que los personajes crezcan, son muy generosas como compañeras. Me he sentido muy arropada con ellas. Trabajan desde un lugar muy honesto, en el que la actriz no se luce por encima de lo que está contando. Hay una búsqueda de la verdad, no del lucimiento propio.

La serie tiene mucho humor. Hay una escena en la que tu personaje tiene una cita con un tipo que se define como aliado (feminista). Pareces reírte de ti misma. ¿Es así?

Me río sobre todo del personaje que construyen los medios de ti misma. Hablo de más cosas, no solo de feminismo… aunque es verdad que tuve una época en Twitter en la que solo hablaba de feminismo (ríe). Ya no tanto, pero va a ser necesario recuperarla, ahora que se ponen los derechos de las mujeres y la igualdad en duda. Creo que es importante no desfallecer, seguir saliendo a la calle y seguir alzando la voz.

Ahora que hemos podido ver la serie y que era complicado que un personaje pudiera representarlo una actriz embarazada, ¿crees que algunos deberían arrepentirse de lo que dijeron, escribieron o publicaron?

Actriz embarazada de cinco o seis meses… me parecía un matiz importante. Siempre supe que la serie hablaría por sí misma. Era muy consciente de que no había cometido ningún caso de discriminación. Lo que se decía en los medios y las redes no era lo mismo, pero fue fuerte ver publicadas mentiras y me hizo pensar mucho sobre los medios de comunicación. Es una lástima que vivamos momentos de acción y reacción, saltándonos la reflexión.

Sí existe la discriminación por embarazo en la sociedad y existe una desprotección. Dio igual que hubiera cinco embarazadas en la serie, era un proyecto con muchas mujeres detrás de la cámara y fue una decisión artística al 100%, y todo el equipo estaba de acuerdo. Trabajamos con nuestro cuerpo y la actriz no podía encarnar a Cristina. En televisión me llegaron a comparar con el chalet de Pablo Iglesias. Yo nunca rompí con mis principios.

“Discriminar a los gays, negar la violencia machista y negar el racismo no es patriotismo”

Hablando de política, ¿cómo has vivido estas últimas elecciones?

La ideología que se defiende desde VOX es racista, machista y homófoba, pero no pienso que todos sus votantes lo sean. Pienso que instrumentalizan el miedo, la crisis y que disfrazan de amor por la patria todo este racismo, homofobia y machismo. En sus discursos está soterrado y se reviste de patriotismo, pero discriminar a los gays, negar la violencia machista y negar el racismo no es patriotismo. Es una vez más la construcción de un otro, por eso la cultura es la mejor dosis contra el fascismo.

¿Tienes esperanza en el futuro gobierno de Pedro Sánchez?

Tenemos a la vuelta del esquina un pacto de gobierno de izquierdas que, en principio, lo que pone sobre la mesa es un progreso a nivel social. Espero que tengamos gobierno cuanto antes y que dejemos de hablar de lo que podemos hacer o no. Y, por fin, nos pongamos a hacer.


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