En ‘La llegada’, Denis Villeneuve apuesta por la ciencia ficción para convertir una crisis alienígena en una oportunidad de aprendizaje y lanzar un mensaje tremendamente actual: unidos podemos superar todos los conflictos

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17 Mar 2020
Manuel H. Martín
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¿Para qué nos pasan las cosas? Es una de las grandes preguntas interiores que todos nos hacemos en algún momento de nuestras vidas y que bien pueden plantearse entre otras cuestiones universales, sin importar el orden ni el momento: ¿Qué somos? ¿Hacia dónde vamos? Estas preguntas (y otras muchas más) suelen plantearse de forma clara y concisa en la ciencia ficción, ya sea a través de la literatura, el cómic, el cine u otros formatos narrativos.

La ciencia ficción permite plantear interrogantes a partir de elementos y universos fantásticos,  mundos científicos y/o futuristas, personajes misteriosos y tramas abiertas a otros géneros, como el drama social o el género negro. Todo ello, en los mejores casos y por muy sencilla que sea la trama, con un foso filosófico cargado de profundidad.

Obra maestra del cine popular

Una de mis películas favoritas del género de los últimos tiempos es La llegada que, desde mi punto de vista, es una de las grandes obras maestras del cine popular de la última década.

Más allá de la interesante historia que cuenta, y que analizaremos con detalle, La llegada tiene una maravillosa calidad técnica y artística: cuenta con grandes interpretaciones, hay mimo en cada plano gracias a una increíble fotografía y a sutiles y medidos movimientos de cámara, posee un diseño de producción impecable a todos los niveles, incluido el apartado sonoro o musical… Todos los ingredientes funcionan a la perfección y generan una atmósfera única, personal y reconocible.

Esa atmósfera tan peculiar es obra de un director cada día más reconocido, Denis Villeneuve, que resultó nominado a Mejor Director en los Premios Oscar de 2017 por La Llegada, producción que obtuvo ocho nominaciones y un solo Óscar al Mejor Sonido.

Independientemente de las nominaciones, el cineasta canadiense se está labrando una fantástica carrera cinematográfica, en particular en las obras género, gracias a su personal mirada. Su filmografía, sobre la que sobrevuela en ocasiones la tragedia griega, está cargada de momentos oscuros pero igualmente luminosos.

Así podemos comprobarlo en Incendies, una desgarradora tragedia sobre la memoria y las heridas del pasado, o en Prisioneros, un drama de género negro muy tenebroso en el que reina la culpa. Aquellos que puedan cuestionar la mirada de Villeneuve, solo necesitan revisitar la oscura Sicario y su secuela, no dirigida por el cineasta canadiense, y comprobar todos los elementos propios y personales del director que hay presentes en la primera parte y que le hacen diferente.

Villeneuve es un autor que cuida lo pequeño: la sutil dirección de actores o los cuidados planos detalles

En sus obras, en su cine, son tan importantes el fondo como la forma. Como director, Villeneuve es un autor que cuida lo pequeño (la sutil dirección de actores o los cuidados planos detalles) y también es un artesano muy capacitado para trabajar a lo grande (la atmósfera general y el comedido concepto de espectáculo).

Un guion adaptado

La llegada, guión adaptado del relato La historia de tu vida, se inicia con la aparición, en determinadas ciudades del mundo, de unas extrañas naves extraterrestres en forma de monolitos. Las principales potencias, especialmente Estados Unidos y China, se preguntan cuáles son las intenciones de los extraterrestres. Diferentes países, de forma independiente, están preparados para atacar.

Antes de comenzar con la defensa, en Estados Unidos, envían a una experta en lingüística Lousie Banks (increíble Amy Adams) junto a un físico matemático Ian Donnelly (Jeremy Renner) a la nave que está posada en Montana.

Lousie e Ian intentarán descifrar la forma de comunicarse con los dos extraterrestres, analizando su lenguaje para saber qué intenciones tienen. Mientras tanto, los dos expertos tiene que enfrentarse constantemente con quienes, más por miedo que por odio, quieren actuar con violencia anticipada.

Lo interesante, y peculiar en un film moderno de ciencia ficción de gran producción, es tomar la intriga como motor principal, limitando la acción al mínimo. Villeneuve es un director más de tensión que de acción, lo cual, ni mucho menos, quiere decir que no sea un director con gran capacidad para la acción más estética (como se puede ver en Sicario).

En el caso de La llegada, la apuesta es aún más elevada, con tensión y sin perder el ritmo narrativo (además, es imposible no disfrutar de cada plano) el relato se desarrolla con claridad y precisión pese a la complejidad del asunto (descifrar un nuevo lenguaje y, además, extraterrestre). En medio de la principal trama, la del contacto extraterrestre, se añade una subtrama personal, la de Louise, trágica y emocional.

Esperanza en la humanidad

Sin embargo, a pesar de la oscuridad y los trágicos (muy emocionales) y personales fragmentos del film, La llegada termina dejando una visión llena de esperanza en la humanidad. La película, en todo momento, no deja de ser una defensa de la importancia del conocimiento, la ciencia y la comunicación entre nosotros. La comunicación antes que el ataque, la palabra antes que el arma, la ciencia y el conocimiento como motores de crecimiento de la humanidad.

La llegada es una defensa de la importancia del conocimiento, la ciencia y la comunicación entre nosotros

Al final del viaje que supone el relato para la principal heroína y para nosotros como espectadores, La llegada culmina con una lección que se puede aplicar al mundo ordinario previo a la aventura, viendo las situaciones de crisis y los conflictos como grandes procesos de aprendizaje.

A lo largo del metraje, vemos los esfuerzos de la protagonista, Louise, tanto para descifrar el lenguaje de los extraterrestres como para, además, convencer a los militares de que no ataquen a los alienígenas e intenten colaborar entre países. La protagonista de La llegada es un enorme ejemplo narrativo, como personaje, pero también humano.

Louise es todo un ejemplo de compromiso y de valor que, esforzándose desde la individualidad, apuesta por el trabajo en equipo y el bien común, lo colectivo. Louise es un catalizador para nosotros, como espectadores, cuya finalidad es mostrarnos que, a veces, lo importante es que todos trabajemos juntos, que colaboremos, para salir de una crisis, de un conflicto o de un problema.

La llegada es una gran película, tanto en concepto como en emoción pero, sobre todo, es una estupenda obra que, si bien no responderá a todas nuestras preguntas, al menos sí podrá ayudarnos a cuestionar nuestra vida y nuestro mundo. ¿Para qué nos pasan las cosas? Puede que para que aprendamos algo

Disponible en HBO para #CuarentenaDeCine.


Un comentario sobre “‘La llegada’: ¿Para qué nos pasan las cosas?

  1. Es una de las mejores películas jamás rodadas, en todos los sentidos: BSO, guión, interpretación, fotografía, CGI… y la historia es sencillamente hermosa. Desgraciadamente, ha habido muchos críticos que, por falta de entendimiento, no supieron apreciarla.

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