Hablamos con Miguel Rodríguez, cineasta sevillano que participa en la sección Resistencias del SEFF con ‘La isla’, una propuesta entre el cine documental y la performance familiar que comparte bastantes claves con el trabajo de Carlos Rivero y Alonso Valbuena, los otros andaluces presentes en la sección.

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8 Nov 2017
Juan Antonio Bermúdez
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Tres andaluces participan este año en la sección Resistencias del Festival de Cine Europeo. Dos de ellos, Alonso Valbuena y Carlos Rivero, pese a su juventud, son viejos conocidos del festival, ya que han estado en ediciones anteriores con un título común, Ouroboros (2014) y otras películas individuales. El tercero, Miguel Rodríguez, debuta en el largo y en el certamen con La isla, un trabajo híbrido con trazas de documental subjetivo y de retrato autobiográfico y generacional, dedicado al programa de televisión La isla de Flora. Hablamos con él y nos da algunas pistas colectivas sobre estos cineastas que comparten, además de su participación en Resistencias, muchas otras claves, entre ellas su interés por las relaciones familiares como contexto y argumento.


Juan Antonio Bermúdez (JAB): La isla de Flora fue un programa infantil emitido por Canal Sur entre 1987 y 1992. ¿De donde te viene el interés por este programa?

Miguel Rodríguez (MR): Sobre todo por un vínculo afectivo. Mi padre, José Luis Rodríguez, era uno de los integrantes. Él era el que construía los muñecos e interpretaba varios personajes, entre ellos Tico, uno de los protagonistas. Pero lo que más me motiva es hacer una película sobre ese tiempo y sobre la relación con mi padre desde esos años (yo nací el año en el que el programa terminó). Y también intentar establecer un diálogos entre los espectadores de aquel tiempo y mi padre ahora, ver en perspectiva los 27 años que han transcurrido.

 


JAB
: Es una película collage, con una gran variedad de recursos visuales y de audio. Pero puede definirse también como un documental, en el sentido de que documenta, aporta pruebas sobre algo externo, ¿no te parece? 

MR: Siempre está de fondo el debate sobre qué es documental y qué no, y sobre cómo se mezcla muchas veces con la ficción. Sin entrar en definir la nomenclatura, es verdad que el documental es un género que me interesa. Y aunque aquí no hay una voz en off que vaya conduciendo ni todas esas convenciones que se han establecido en torno al documental digamos más televisivo, La isla puede verse como un documental. Pero además de un documento también creo que es una película que juega mucho a ese acto performativo de la recreación.

 

JAB: Este año estáis tres cineastas sevillanos en Resistencias. ¿Sientes que compartes una línea de estilo, algo así como un movimiento o una tendencia?

MR: Más allá del hecho de que los tres nos conocemos, hemos estudiado en la misma facultad y tenemos un pequeño festival de cine que se llama Meconio, creo que tenemos en común un tema muy importante: nuestras películas giran en torno a la familia. Y no me parece algo casual: somos todos cineastas que estamos fuera de nuestras respectivas ciudades y utilizamos esa excusa para poder, a la vez, estar con ellos. Creo que el tema familiar nos une, pero cada uno tiene intereses muy diversos. El de Carlos, por ejemplo es un documental bastante libre, y el de Alonso es una ficción, también entendida de forma muy abierta.

 

JAB: Los cineastas andaluces que estáis en secciones competitivas estáis pudiendo participar en 4×4, una actividad que el festival ha creado este año para poneros en contacto con otros directores europeos. ¿Con cuál de ellos te has reunido tú y cómo ha sido esta experiencia? 

MR: Sí, he tenido un encuentro con Julian Radlmaier, que participa en Nuevas Olas con Self-Criticism of a Bourgeois Dog. A mí me interesaba este director entre otras cosas porque su película había estado en Rotterdam, que me parece, junto al de Sevilla, uno de los festivales más libres que conozco y que cuentan con un programa más heterogéneo. Hemos estado comentando algunas cuestiones relativas a la distribución y hemos coincidido en ciertas visiones comunes del cine, como que debería ser en realidad cada vez más barato, que deberíamos hacer cada producción más barata, en lugar de encarecer los rodajes de nuestros futuros proyectos.

 

 

JAB: Y eso también puede ser algo que tienes en común con Alonso Valbuena y Carlos Rivero, ¿no crees?, vuestra voluntad de hacer cine con pocos recursos.

MR:  No queremos entrar en esto que llaman “Otro” o “Nuevo” cine español o en ese “También cine español” del que se habla. Pero consideramos al final que un archivo que haya grabado nuestro padre hace veinte años en Súper 8 tiene cualidades cinematográficas. Y sí, puede decirse que también nos une la idea de hacer cine con pocos recursos.

 

JAB: ¿Qué te interesa del cine contemporáneo?

MR: Me interesan en realidad muchas cosas. Intento no cribar demasiado. Me puede gustar tanto Hollis Frampton como las películas de sobremesa de Antena 3. Al final, creo que tanto Carlos y Alonso como yo mismo tenemos un gusto amplio. A Alonso le gusta tanto el cine slasher como Bela Tarr. Uno de los referentes quizá para esta película es el de un cineasta apenas conocido llamado Carl Elsaesser al que recibimos en nuestro pequeño festival y que juega bastante con la hibridación de géneros y alude también a ciertas temáticas como la familia o la memoria. Y también me gustan bastante Errol Morris, Les Blank o Ferderick Wiseman.

 

 

 

 


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